Daniel Gómez (ALN).- Las dos entidades lideraron la internacionalización bancaria de España hacia América Latina. Este proceso, que comenzó en los años 90, hizo que a principios de los 2000 ambos compitieran cara a cara en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela. Ahora sólo lo hacen en cuatro de estos siete países. Motivos de rentabilidad en unos casos y de política en otros han obligado a los bancos a desinvertir.
Ya en el año 2000 la banca española tenía un peso importante en Latinoamérica. El proceso de expansión tuvo lugar en la década de los 90 y requirió inversiones de 10.000 millones de dólares, según datos de Bancos y Mercados Españoles (BME).
Narra el economista Ramón Casilda que la expedición fue liderada por Banco Santander y BBV (ahora BBVA) y tuvo como objetivo penetrar en los países más grandes de la región.
En 1998, ambos bancos operaban en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela. Ha pasado una década de aquello y el panorama no luce igual. Ahora las dos entidades españolas sólo están presentes en cuatro de estos siete países.
La primera en modificar el plan estratégico fue BBVA. En 2003 abandonó Brasil por cuestiones de negocio. Seis años después, motivos políticos propiciaron que Santander vendiese su filial en Venezuela. Y hace un mes, el banco que preside Francisco González vendió BBVA Chile al grupo canadiense Scotiabank.
Esta última operación se saldó por 2.200 millones de dólares. Después de 20 años en los que no accedió al top cinco de bancos, condición necesaria para ser rentable en Chile, no dudó en aceptar la oferta de Scotiabank.
Con el movimiento, BBVA generó 761 millones de dólares en plusvalías y mejoró el ratio de eficiencia en 50 puntos básicos. Un cambio de estrategia que se limita a Chile y no a la región.
Desde que en verano anunció las negociaciones con Scotiabank, analistas e inversores dudaban de si la operación significaba un replanteamiento de las operaciones en América Latina; sin embargo, no fue así.
“Nuestra forma de ver la cartera es muy clara. Tomamos en cuenta varias cosas. Si encaja en nuestra cartera, si podemos añadir valor, y si tiene sentido o no para el accionista. Nosotros seguimos muy comprometidos con Chile -donde tienen otro negocio de financiación de vehículos- y con Latinoamérica”, explicó Carlos Torres Vila, consejero delegado de BBVA, en la presentación de los resultados del tercer trimestre.
El discurso de Torres Vila recuerda al que entonó BBVA cuando vendió el negocio en Brasil en enero de 2003. Meses antes, José Ignacio Goirigolzarri, entonces consejero delegado de BBVA, sometió a la filial brasileña a un análisis de rentabilidad cuyos resultados no fueron positivos.
“Con un 1,4% de cuota de mercado no es posible crecer más que el mercado sin asumir grandes riesgos de morosidad por la situación del país”, reconocieron entonces fuentes de BBVA al diario El País. De ahí que decidieran entregar todo el capital del banco al grupo brasileño Bradesco por 800 millones de dólares.
No deja de ser curioso que en los dos mercados donde desinvirtió BBVA el otro banco español tiene una posición destacada. Santander lidera el negocio bancario en Chile y es el primer banco internacional en Brasil.
Santander desconfió de Venezuela
Al igual que BBVA, Santander también ha tenido que modificar la estrategia en América Latina. El caso más conocido es el venezolano. Era 2008 cuando el presidente, el ahora difunto Emilio Botín, detectó que no había oportunidades de prosperar en Venezuela en vista de la presión económica a la que el Gobierno de Hugo Chávez sometía a las empresas.
Precisaron entonces fuentes del mercado al diario El Confidencial que “la escasa estabilidad legislativa” fue la que motivó a Santander a vender. Y eso que el negocio en Venezuela (tenía una participación en Banco de Venezuela) era rentable.
Botín trató primero de entregar el banco al venezolano Víctor Vargas, presidente del Banco Occidental de Descuento. No hubo acuerdo, por lo que entró a negociar con el Ejecutivo de manera “amistosa” para saldar lo antes posible la operación.
En mayo de 2009 se confirmó la venta (nacionalización, según el Gobierno de Venezuela) del banco por 1.050 millones de dólares, 700 millones de dólares menos de lo que Botín pidió al principio. A pesar de todo, Santander logró 325 millones en plusvalías, lo que visto con perspectiva, es toda una hazaña.
En 1998, BBVA y Santander operaban en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela
La segunda venta de Santander no fue tan mediática porque tampoco tenía los elementos de la primera. Aun así, significó un gran negocio para la entidad de los Botín. Banco Santander en Colombia tenía en 2011 una cuota de mercado del 2,7% en créditos y recursos, una plantilla de 1.400 trabajadores y una red de 78 oficinas. Y esto para Emilio Botín no era positivo.
“Nuestra cuota de mercado en banca comercial en Colombia está lejos del 10% que aspiramos a tener en los mercados en que estamos presentes”, dijo quien fue presidente del grupo en un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de España.
La venta se concretó en la primera mitad de 2012 y significó para Santander un refuerzo en los estados de las cuentas pues recibió 615 millones de dólares en sobreprecios. El banco chileno CorpBanca fue el grupo comprador y pagó por los activos de la entidad española 1.225 millones de dólares.
Pese a la venta, no fue el fin de Banco Santander en Colombia. El grupo regresó dos años después con un enfoque diferente, más centrado en productos y servicios para clientes corporativos como banca de inversión, financiación del comercio exterior, de capital de trabajo, inversiones y actividades de tesorería.