EFE).- Decenas de rusos se han acercado a los centros del grupo Wagner en San Petersburgo y Novosibirsk para depositar flores en memoria del jefe de esa compañía de mercenarios, Yevgueni Prigozhin, cuyo avión se estrelló ayer en la parte europea de Rusia.
Los simpatizantes de Wagner también encienden velas y las colocan en una especie de memoriales improvisados en honor a Prigozhin.
Según imágenes publicadas en redes sociales, un wagnerita se echó a llorar tras depositar flores en Novosibirsk, donde el grupo de mercenarios abrió una oficina en marzo pasado.
El avión privado Embraer donde viajaba el jefe de Wagner se estrelló en la tarde del miércoles en la región de Tver, al norte de Moscú, cuando dirigía de la capital rusa a San Petersburgo.
En el siniestro, cuyas causas aún se desconocen, murieron los diez ocupantes de la aeronave.
Según una de las versiones preliminares, la aeronave, que se precipitó a tierra desde una altura de 8,5 kilómetros, sufrió un atentado con bomba, que estaría escondida en el compartimento del tren de aterrizaje del aparato.
La agencia de aviación civil, Rosaviatsia, informó de que en el Embraer-135 viajaban siete pasajeros, entre ellos Prigozhin y su mano derecha, Dmitri Utkin, antiguo oficial de la inteligencia militar rusa (GRU).
Dos meses después de rebelión de Wagner
El accidente de un avión privado Embraer con la cúpula del Grupo Wagner ocurrido este miércoles en la región rusa de Tver, según la agencia de aviación civil, Rossaviatsia, se produce dos meses después del intento de sublevación de su líder, el poderoso mercenario Yevgueni Prigozhin, contra la cúpula militar rusa
El 24 de junio de 2023, Prigozhin, que ayudaba a Rusia en su guerra contra Ucrania como jefe del grupo de mercenarios Wagner, emprendió una rebelión armada en la región de Rostov del Don, sede del Ejército de Vladimir Putin en el sur, contra la cúpula militar rusa por atacar a sus combatientes en Ucrania, por lo que anunció que sus tropas, formadas por 25.000 hombres, se dirigían hacia Moscú.
Putin prometió entonces acabar con la sublevación cuando el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, medió para que Prigozhin abandonara sus posiciones e hiciera retroceder a sus tropas como finalmente ocurrió.