Leticia Núñez (ALN).- La esposa de Daniel Ortega es más que la primera dama nicaragüense. Muchos ven en ella el auténtico poder, la mano que mueve los hilos. Es también la figura más impopular del país. 63% de los ciudadanos tiene una opinión negativa, máxime después del balance que ha dejado la represión gubernamental a las protestas: 512 asesinados y más de 4.000 heridos.
Poetisa excéntrica. 66 años. Supersticiosa. Enérgica y ambiciosa. Todo eso (y mucho más) es Rosario Murillo, la vicepresidenta de Nicaragua y esposa de Daniel Ortega, el presidente. Ahora también suma otro atributo: ser la más rechazada por los ciudadanos. El 63% dice tener una opinión negativa de la primera dama, porcentaje que la convierte en la figura más impopular del país, según una encuesta de la firma Cid Gallup.
Muchos ven en Murillo el auténtico poder, quien mueve los hilos en un régimen autoritario cada vez más aislado a nivel internacional y sin prácticamente más aliados que Venezuela, Cuba y Bolivia. Algo que también refleja el sondeo. El 52% de los encuestados dice que la vicepresidenta manda más que Ortega.
“No me cabe duda de que ella manda desde hace lustros y Ortega es el bien mandado que sabe mantener a la sombra a su mujer, pero como verdadera gobernante del país”, señala al diario ALnavío Alfredo Rodríguez, director del Máster en Políticas Públicas de Seguridad en la Universidad Camilo José Cela (Madrid).
Rodríguez, quien conoció personalmente a Murillo y Ortega fruto de su trabajo como asesor de las Fuerzas Armadas nicaragüenses en 2007, califica a la vicepresidenta como “una mujer estrambótica, extravagante y sumamente poderosa. Es el brazo que mueve los hilos. Eso produce impopularidad. Se le considera responsable de la deriva del país”.
“No me cabe duda de que ella manda desde hace lustros y Ortega es el bien mandado”
No es el único que se pronuncia en esos términos. Gente cercana a la pareja aseguró hace unas semanas en declaraciones al periódico El Mundo que “Ortega es un florero” y “Rosario es la que se mete en todo y el auténtico poder detrás del trono”. Pero no sólo eso. También recalcaron que Murillo no tiene escrúpulos a la hora de morder a quien se vuelva un estorbo. Que su marido, simplemente, la deja hacer. Porque nadie como ella para conservar el poder.
Y es que ambos gobiernan Nicaragua con puño de hierro. Desde que estallaron las protestas a mediados de abril, la represión de la policía y fuerzas paramilitares ha dejado 512 muertos, más de 4.000 heridos y 1.303 desaparecidos, de acuerdo con los datos que la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos publicó este lunes.
Casi seis meses de intensa violencia que, obviamente, están pasando factura a la gestión de la pareja presidencial. 30% de los ciudadanos califica de “muy mala” la gestión de Murillo y otro 22% de “mala”, lo que suma un total de 52%. En el caso de Ortega, su gestión es valorada como “muy mala” por 33% de la población, mientras otro 24% la tacha de “mala”. En total, 57%.
Tal nivel de desaprobación convierte a Ortega en el peor evaluado de los presidentes que han gobernado Nicaragua desde 1990, según informa el periódico La Prensa. El mandatario también está en el ranking de las figuras impopulares. Quienes tienen una opinión negativa del mandatario son 58%, según el sondeo.
La mayoría de los ciudadanos reclama elecciones ya
Así, no es de extrañar que 61% de los ciudadanos crea que Ortega y Murillo deben renunciar y 60% pida elecciones anticipadas para superar la crisis. Mientras, 34% respondió que los comicios deben realizarse en 2021 como está previsto y 6% no respondió.
A la pregunta de qué es más importante en este momento, el 54% se inclinó por el adelanto de las elecciones frente a 34% que prefiere las negociaciones, pese a que el diálogo con la Iglesia Católica lleva estancado dos meses.
“Nicaragua ya no va a ningún sitio, es el caos. Es, de facto, una dictadura con un problema humanitario grave”, sostiene Rodríguez.
Un último aspecto de la mala imagen que la población percibe tanto en Murillo como en Ortega es el apoyo al Frente Sandinista, el partido gobernante. En 2006, Ortega -quien ya había gobernado de 1979 a 1990- ganó las elecciones con 38% de los votos. Según las leyes electorales de Nicaragua, para ser declarado ganador en la primera vuelta, un candidato debe lograr el 40% de los votos o el 35% con una ventaja de cinco puntos sobre el segundo aspirante más votado. Ortega superó en nueve puntos a su rival, Eduardo Montealegre. Pues bien, hoy según el sondeo, apenas le apoya el 23% de la población.
Por cierto, ¿saben quién es la figura más popular de Nicaragua? El cantautor Carlos Mejía Godoy, quien desde que se inició la crisis no ha dejado de componer canciones de protesta (Ver más: La represión de Daniel Ortega cambia la historia de la canción de protesta en Nicaragua).