Patricia J. Garcinuño (ALN).- La escritora española se muestra tajante al hablar de la situación del país latinoamericano. “Para mí, es una dictadura”, afirma. Sostiene que la única solución es presionar internacionalmente al gobierno de Nicolás Maduro para que se abra un diálogo.
“Me parece una tragedia que cada día va empeorando, cada día está más al borde de una guerra civil”. Así de rotunda se muestra la escritora y periodista española Rosa Montero al ser preguntada por el diario ALnavío sobre la crisis de Venezuela.
Montero, que estuvo durante el pasado fin de semana en la Feria del Libro de Madrid firmando ejemplares de su última novela, La Carne (Alfaguara), afirma que la preocupante situación del país se debe a “unos usos completamente antidemocráticos que han ido, cada vez más, reafirmando un Estado totalmente fallido”.
“Para mí, es una dictadura”, añade.
En cuanto a si habrá posibilidades de encontrar un terreno común y llegar al entendimiento entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición, la autora madrileña no cree que el futuro sea muy halagüeño. “Veo muy difícil el diálogo tal como se están poniendo las cosas. Creo que nos encaminamos a una carnicería”, explica.
No es la primera vez que Montero, que fue colaboradora habitual de diarios latinoamericanos como Clarín en Argentina o El Mercurio en Chile, se pronuncia sobre la grave crisis que se vive en Venezuela. El 31 de marzo, un día después de que el Tribunal Supremo de Justicia cancelara las competencias de la Asamblea Nacional para autoatribuírselas (algo que dos días después se rectificó), la escritora publicó en su perfil de Twitter lo siguiente:
El horror de Venezuela no tiene límites. Pobre libertad pobre democracia, pobres amigos
— Rosa Montero (@BrunaHusky) 31 de marzo de 2017
El 23 de febrero de 2014 también dedicó a la situación venezolana una columna titulada Sin paraísos en El País. “En Venezuela hay muchos problemas: desabastecimiento de productos básicos, una criminalidad espeluznante… ¿Acaso no tiene derecho la gente a protestar? Da miedo un Gobierno que reprime las manifestaciones con tal ferocidad; que causa al menos ocho muertos y 137 heridos; que amordaza a los periodistas; que utiliza el casposo recurso de acusar a la oposición de ser agentes imperialistas”, señaló en el artículo.
Tres años han pasado de esa reflexión hoy tan vigente y la solución no parece cercana. En estos momentos los muertos pasan de 60 tras dos meses de protestas. ¿Qué se puede hacer? Para la veterana periodista, es fundamental la actuación del resto del mundo: “Desde luego, hay que presionar internacionalmente a este gobierno fallido para que efectivamente abra un diálogo”.