Oscar Medina (ALN).- Entre los anuncios de la casa suiza en el marco de la feria Baselworld, destacan dos novedades: versiones con mejoras en diseño y tecnología de los relojes GMT Master II y Oyster Perpetual Deepsea, dos clásicos de la aventura inscritos en la historia de la aeronáutica y de la exploración submarina.
Este modelo es un emblema de la marca. También es una suerte de clásico, objeto del deseo entre los más entusiastas de Rolex y entre los conocedores de las viejas historias de la aviación. Desde 2014 no se presentaban cambios en el GMT Master II, cuando apareció fabricado en oro blanco. Pero la utilización del metal precioso no dejó a todos contentos. Y no se trató sólo de un asunto de valor: sucede que el GMT Master II tiene un diseño que ha sabido equilibrar lujo y funcionalidad. El público lo pedía en acero. Y aquí lo tienen: recién presentado en Suiza.
Fabricado en acero Oystersteel, el nuevo GMT Master II lanzado en el marco de la feria Baselworld –el gran evento de la relojería en Basilea– combina una caja Oyster y un brazalete Jubilé con bisel giratorio bidireccional de disco Cerachrom en cerámica roja y azul, al mismo estilo “Pepsi” que el primer GMT Master de 1955.
“Es la primera vez que el GMT Master II está disponible en una versión que combina brazalete Jubilé, acero Oystersteel y disco Cerachrom bicolor de cerámica roja y azul”, aclara Rolex en la nota de presentación.
El GMT Master II es considerado como “el reloj cosmopolita por excelencia”, ideal y confiable para los viajeros por ofrecer la lectura simultánea de dos husos horarios diferentes
Y se extiende en el detalle del nuevo calibre 3285: “Este movimiento mecánico de cuerda automática, concentrado de tecnología Rolex a la vanguardia del arte relojero, ha sido objeto de 10 patentes para ofrecer mejoras esenciales en materia de precisión, autonomía, resistencia a los golpes y a los campos magnéticos, comodidad de uso y fiabilidad. Cuenta con el escape Chronergy patentado por Rolex, que combina un alto rendimiento energético con una gran seguridad de funcionamiento. Está fabricado en níquel-fósforo y es, además, insensible a las perturbaciones magnéticas”. Esta innovación tiene ventajas concretas: permite un aumento de 15% en la eficiencia y 70 horas de reserva de energía.
El GMT Master II (cuyo nombre completo es Oyster Perpetual GMT Master II) es considerado por la casa Rolex como “el reloj cosmopolita por excelencia”, ideal y confiable para los viajeros por el hecho de ofrecer la lectura simultánea de dos husos horarios diferentes.
En el diseño original, de hecho, se planteó como instrumento de ayuda de navegación para pilotos de aerolíneas. Llegó a convertirse en el reloj oficial de Pan Am durante los buenos viejos tiempos. Y está inscrito en la historia de la aeronáutica civil: lo usó el capitán del primer vuelo de Pan Am sin escalas entre Nueva York y Moscú en 1959.
El elemento más notorio de ese primer modelo era el bisel giratorio bidireccional con un disco graduado a 24 horas: las diurnas en tono rojo y las nocturnas en azul. Y sobre ese diseño la casa Rolex ha ido jugando con otros colores y añadiendo innovaciones para hacerlo más preciso y resistente a los efectos del tiempo y el uso.
Arriba y abajo
En esta oportunidad la marca no sólo apuesta a la imagen e innovaciones de un “clásico” de los cielos. Así como ha mejorado el reloj de los aviadores, ha hecho otro tanto con esa extraordinaria herramienta para el submarinismo que es el Oyster Perpetual Deepsea.
En 2012 el Deepsea estuvo en la muñeca del aventurero que logró la inmersión en solitario más profunda: el cineasta James Cameron
Creado en 2008, 10 años más tarde incorpora por primera vez el calibre 3235: “Este movimiento mecánico de cuerda automática, concentrado de tecnología Rolex a la vanguardia del arte relojero, ofrece mejoras esenciales en materia de precisión, autonomía, resistencia a los golpes y a los campos magnéticos, comodidad de uso y fiabilidad. Cuenta con el escape Chronergy patentado por Rolex, que combina un alto rendimiento energético con una gran seguridad de funcionamiento. Está fabricado en niquel-fósforo y es, además, insensible a las perturbaciones magnéticas. El oscilador, verdadero corazón del reloj, cuenta con una espiral Parachrom azul. Patentada y fabricada por Rolex en una aleación paramagnética exclusiva, la espiral Parachrom es hasta 10 veces más precisa que una espiral convencional en caso de golpes. También está provista de una curva Rolex que garantiza su regularidad en todas las posiciones”.
El Deepsea en su versión 2018 tiene una caja de 44 milímetros de diámetro y un brazalete Oyster más ancho, lo mismo que un cierre desplegable de seguridad Oysterlock. Está concebido para resistir hasta 3.900 metros de profundidad y la caja está equipada con una válvula de helio que lo protege de la presión. El brazalete de seguridad incluye un sistema de doble extensión, patentado por la marca, que permite ajustarlo a trajes de buceo de hasta siete milímetros de grosor.
Y hay que destacar otras características: “El bisel giratorio unidireccional del Rolex Deepsea está provisto de un disco Cerachrom graduado 60 minutos de cerámica negra que permite visualizar con precisión los tiempos de inmersión y descompresión para su total seguridad. Este disco patentado por Rolex, elaborado a partir de cerámica de gran dureza y altamente resistente a la corrosión, es prácticamente imposible de rayar y su color no se ve afectado por los rayos ultravioleta. Los números y las graduaciones se moldean en la masa y se colorean con platino mediante un proceso PVD (Physical Vapour Deposition). El canto estriado del bisel ofrece un excelente agarre a la hora de utilizar el bisel para ajustar el tiempo de inmersión; incluso con los guantes puestos”.
Una versión experimental del Deepsea fue utilizada en 1960 por el suizo Jacques Piccard, quien junto al teniente de la Marina estadounidense Don Walsh, descendió en la cabina Trieste al fondo de la Fosa de las Marianas, en el océano Pacífico, el 23 de enero de 1960, alcanzando el récord de 10.916 metros de profundidad.
En 2012 el Deepsea estuvo en la muñeca del aventurero que logró la inmersión en solitario más profunda: el cineasta James Cameron. En el marco del Abismo Challenger, Cameron descendió 10.908 metros el 26 de marzo de ese año, fijando otro hito en la historia de la exploración submarina.