Daniel Gómez (ALN).- A Rocío San Miguel, presidenta de la ONG Control Ciudadano, le parece “lamentable” que no haya intercambio de información entre los gobierno de Nicolás Maduro y de Iván Duque para atajar el conflicto en la frontera de Venezuela con Colombia. En entrevista con el diario ALnavío, sostiene que “es urgente la cooperación de ambos países frente a un conflicto armado que está cobrando vidas de soldados venezolanos”. También dice que es Maduro quien tiene que dar el primer paso y establecer contacto con Duque.
Rocío San Miguel es una de las expertas venezolanas en materia de defensa y seguridad nacional más reconocidas.
Presidenta de Control Ciudadano -una ONG que trabaja para que los venezolanos ejerzan contraloría sobre los sectores de la seguridad, la defensa y la Fuerza Armada Nacional-, San Miguel se ha destacado como abogada defensora de derechos humanos, justicia militar y políticas de seguridad.
En entrevista con el diario ALnavío, analiza el conflicto de la Fuerza Armada contra la guerrilla en el estado Apure, fronterizo con Colombia. Pero, sobre todo, insiste en la necesidad de que el gobierno de Nicolás Maduro y el de Iván Duque se pongan de acuerdo y coordinen una operación que permita atajar una guerra que se está cobrando vidas de venezolanos.
“De establecer esta coordinación, el curso del conflicto armado de Apure cambiaría en pocas horas”, afirmó.
– Este miércoles la Fuerza Armada notificó ocho bajas entre sus filas en su última operación contra la guerrilla en Apure. Operación de la que, según fuentes conocedoras, no se contaba con la preparación adecuada. ¿Qué sabe usted?
– Se trató de una operación planificada desde hace más de un mes que no ha tenido resultados positivos para la Fuerza Armada. Se abren toda una serie de conjeturas, especialmente por el nivel de desinformación y censura que se está dando a una situación que claramente puede categorizarse como de conflicto armado. Llamó la atención la frase empleada por el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, el lunes al definir el teatro de operaciones como un escenario de cruentos combates con grupos armados irregulares colombianos. Eso es muy importante. Cuentas subalternas brindaron la información. Reconocieron las muertes. Se espera que sean mucho más que las reconocidas hasta este momento. No hay un parte total de guerra con información de bajas propias y de enemigos, ni de armas decomisadas. Por eso en las conjeturas que hay es la de revisar que estos comandos, comandos de la Brigada de Infantería y de los Batallones del Ejército, contaban con la preparación idónea para enfrentar a la guerrilla y si no hubo una errada planificación en el diseño de la operación. Con lo cual quedarían abiertas las responsabilidades de los mandos superiores. También cabe determinar qué tipo de crímenes de guerra se han dado en esta zona. Se sabe que guerrilla opera a traición, inclusive ante la rendición de soldados, pero todo esto no es expresado por la Fuerza Armada Nacional.
– ¿Cómo estalló el conflicto de la Fuerza Armada de Venezuela con la guerrilla?
– Nuestra tesis es que sobre el 13 de marzo Venezuela aparca el conflicto por el Esequibo con la decisión de la Corte Internacional de Justicia de permitir que se presenten alegatos en el 2023 por parte de Venezuela. La cuestión del Esequibo generaba una narrativa importante en la Fuerza Armada Nacional, un elemento de cohesión importante. Así que luego de la decisión de la Corte, la Fuerza Armada comienza a enfocarse en otro conflicto. Y es allí cuando comienza a preparar la operación que se comienza a desarrollar el 21 de marzo con bombardeos de la fuerza aérea venezolana en la zona y la sucesión de eventos posteriores que nos lleva a un mes de operaciones bélicas limitada al territorio nacional pero que configura la determinación de un conflicto no internacional en una zona muy pequeña y localizada como es el estado Apure.
– ¿Supone un riesgo que los militares venezolanos entren en contacto con los colombianos, quienes también combaten la guerrilla en su lado de la frontera?
– Efectivamente un choque militar de fuerzas convencionales es uno de los riesgos. Quizá el mayor de ellos debido a la muy tensa situación fronteriza. Hasta ahora ha prevalecido la responsabilidad de los mandos militares de ambos países. Tenemos más de cuatro años de cierres de frontera intermitentes y dos de ruptura de relaciones diplomáticas. Si no ha ocurrido un choque militar entre los países sin duda es porque ha habido responsabilidad en los mandos militares. El problema es que ahora hay una variable nueva: los cruentos combates, como dijo el ministro, en una zona muy porosa, en la que se pueden confundir la identidad de los combatientes, y en la que podría generarse algún incidente. Se supone que Colombia tiene más experiencia en el combate con la guerrilla y podría estar observando lo que está ocurriendo. Lo lamentable es que no haya intercambio de información entre ambos países para tener una acción más eficaz contra la guerrilla.
– ¿Es posible un acuerdo entre Maduro y Duque para enfrentar el conflicto en la frontera?
– Es lo que hemos pedidos un grupo de ONGs el pasado 26 de marzo en un comunicado. El desencuentro entre Miraflores y Nariño perjudica a los habitantes de frontera y es un lastre para más de cinco millones de personas que viven de lado y lado. De ahí la importancia urgente de la cooperación de ambos países frente a un conflicto armado que está cobrando vidas de soldados venezolanos.
– ¿A quién le corresponde la gallardía de dar el primer paso: a Maduro o a Duque?
– La protección de la vida de soldados venezolanos impone gallardía a Maduro en este sentido. Creo que Maduro debería dar el primer paso en restablecer las relaciones de cooperación diplomática y consular con Colombia. Y si no quiere en este sentido, al menos establecer relaciones de cooperación militar. En 2015 estuvieron muy cerca en establecer una agenda de cooperación. Creo que la gallardía impone retrotraernos hacia ese 2015 cuando la comisión binacional de cooperación militar, más conocida como Centro Conjunto Binacional de Comando y Control, Cebcot, estaba sobre la mesa y permitía establecer trabajos importantes. De establecer esta coordinación, el curso del conflicto armado de Apure cambiaría en pocas horas.
– Entiendo que hay que dejar a un lado los relatos incendiaros que tienen tanto Maduro como Duque.
– Hay que moderar narrativas. Si se quiere preservar la vida de soldados y encontrar seguridad en las fronteras tienen que hacerlo. No se les puede pedir giros de 180 grados, pero sí moderar narrativas tanto por parte de Duque como de Maduro como de sus altos mandos.
– ¿Cabe la oportunidad de que la ONU se involucre?
– Las Naciones Unidas han preferido acercarse en temas colaterales al diálogo con Venezuela. El ingreso al Programa Mundial de Alimentos que por fin aceptó Maduro. Lamentablemente la Secretaría General de la ONU se mantiene todavía aparte de prestar sus buenos oficios en buscar soluciones entre el acercamiento de Colombia y Venezuela. Es el momento que el Secretario General designe un enviado especial para la crisis fronteriza entre Venezuela y Colombia.
– ¿Está la Fuerza Armada de Venezuela preparada para un conflicto así con la guerrilla?
– Los resultados de las operaciones en Apure están claramente indicando que la preparación de la Fuerza Armada Nacional ha sido deficiente. Esta ha venido desarrollando un modelo defensa militar completamente distorsionado de las funciones constitucionales. Ha hecho crecer una milicia bolivariana prohibida por la Constitución, pero completamente inútil. Han adquirido importantes sistemas de armas en Rusia, China, Bielorrusia, también en su momento España y otros 14 países que han sido proveedores. Sistemas de armas que han demostrado ser inútiles en un conflicto real. El primer problema que hay es que se estableció un enfoque estratégico completamente errado. Centrado en contra de un enemigo interno, que fue la población civil protestando por razones políticas primero, y luego por razones sociales y necesidades humanitarias. Protestas que literalmente fueron aplastadas por la Fuerza Armada Nacional tanto en el 2002, como en 2012, 2014 y 2017. De manera que ese concepto estratégico que si bien sirvió para atornillar el poder, ahora está demostrando ser un fiasco en términos de las necesidades constitucionales para la defensa de la soberanía nacional. Esto históricamente será visto como un fracaso del liderazgo militar y el liderazgo político venezolano.
– ¿Qué opinión le merece la carta del opositor Leopoldo López diciendo que la guerra en la frontera no comenzó en marzo sino en 1999, cuando llegó Chávez al poder?
– La guerrilla no tiene 20 años en Venezuela. Tiene más de 40 años. El problema es que a partir de la revolución bolivariana, tanto el gobierno de Hugo Chávez como el de Nicolás Maduro han expresado afinidades ideológicas a la causa de la guerrilla, lo cual abrió compuertas a otras afinidades. Pero las guerrillas tienen 40 años de entrada y salida a lo largo y ancho de la frontera venezolana. Lamentablemente no hay una propuesta de la oposición para fortalecer la frontera y dar seguimiento al tema. No se puede aspirar casuísticamente a opinar sobre un tema y esperar efectos inmediatos. El tema fronterizo impacta sobre el 70% del territorio nacional y es algo que se reclama al poder en Venezuela, pero que también tiene que reclamársele a la oposición por no haberse ocupado de ello. La frontera sólo interesa cuando es noticia. O a muy pocos en la oposición por haber nacido en Estados fronterizos.
– Otra polémica respecto a lo que ocurre en la frontera tiene que ver con el más reciente informe de Human Rights Watch, que señala a los militares venezolanos de de cometer “atrocidades” contra civiles en Appure.
– Hay que entender que la zona es naturalmente complicada de acceso, de muy baja densidad poblacional, y los datos que se están obteniendo son de personas que han huido hacia Arauquita. El valor probatorio del informe es de las testimoniales, pero también hay víctimas y familiares. Ya hay un cotejo importante de pruebas que comienzan a aflorar. Tiene que adelantarse a una información mucho más amplia para darle veracidad procesal a lo que hoy por hoy puede considerarse como graves denuncias de violaciones de derechos humanos. Ahora bien, los crímenes de guerra pueden darse contra la población civil, pero también pueden estarse cometiendo por parte de la guerrilla contra militares venezolanos. Aquí el mapeo tiene que verse en un amplio espectro.
– También ha sido polémico el artículo publicado por The New York Times, que advierte de un vacío de poder en las fronteras que ha sido llenado por guerrillas y grupos irregulares.
– El avance de la guerrilla en Venezuela ha sido indetenible. En algunos casos está encontrando complicidades de autoridades estatales. Ya existen focos de guerrilla en estados interiores del país, alejados de la frontera. La guerrilla colombiana opera no sólo alrededor del narcotráfico, sino alrededor del tráfico de minerales, personas, combustibles, alimentos… Esto ha sido una curva ascendente. Imparable. Y aunque no se puedan demostrar nombres concretos de autoridades y militares involucrados, sí puede determinarse que cuenta con aquiescencia del Estado. Aparte, tardó mucho la Fuerza Armada Nacional en combatir la presencia de la guerrilla en la frontera y los resultados están a la vista. Hay una guerrilla fortalecida, que cuenta con logística en la zona, que conoce mejor el terreno, versus una Fuerza Armada Nacional que, aunque ha creado unidades en la frontera, como los Batallones de Comandos, ha estado distraída en unos pormenores enfocados en otra dirección diferentes a la protección de soberanía e integridad territorial.
– Otro asunto que golpea la frontera venezolana es el de los naufragios en el Caribe y las rutas de trata de personas hacia Trinidad y Tobago. ¿Qué responsabilidad tiene la Fuerza Armada en estos temas?
– El problema de la frontera tiene que ser visto como el problema de un anillo geográfico fronterizo nacional. Cuando se habla de cuestiones de integridad y soberanía nacional no sólo hay que mirar hacia Colombia, sino también a los límites que tiene Venezuela con otros 14 estados, 14 países. No nos olvidemos de la fachada norte, del Caribe Oriental, donde Venezuela tiene límites internacionales con 11 países. Allí opera la piratería que ha sido funcional para la consolidación de las mafias. La piratería se ha encargado de limpiar la zona, de evitar que haya navegación comercial, pacífica y turística, dejando libres autopistas para tráficos humanos y tráficos de droga que son los dos tráficos más importantes que se dan en dos puntos centrales: hacia la salida del Caribe Oriental, concretamente el tráfico de personas hacia Trinidad y Tobago, y hacia el Caribe Occidental hacia Aruba y Curazao. Es un drama humano de proporciones gigantescas que no tiene respuesta de las autoridades del estado en términos de patrullaje naval, de fiscalización de los puertos de los cuales parten esas personas y de otras muchas autoridades. Se presume complicidad de las autoridades del Estado con estas mafias, según investigaciones de organizaciones no gubernamentales.