Redacción (ALN).- Una demanda judicial que busca poner fin al programa de parole humanitario que permite a nicaragüenses, cubanos, haitianos y venezolanos emigrar legalmente a Estados Unidos, mantiene en vilo a miles de migrantes, como Emilia Martínez, quien desde Cuba espera poder reunirse con su hija en Miami gracias a dicho mecanismo.
«Yo pido todos los días porque no lo quiten. Mi hija y yo rezamos porque siga [el programa de parole] o que al menos nos dé tiempo a que nos veamos de nuevo antes de que pase lo peor», dijo la maestra retirada a la Voz de América.
A «lo peor» que se refiere Martínez es el posible fin de la medida, una solución a la crisis migratoria en la frontera sur estadounidense, implementada en octubre, primero para venezolanos; y luego ampliada en enero a las otras tres nacionalidades.
La administración de Joe Biden la puso en marcha para disuadir los cruces fronterizos ilegales y en su lugar ofrecer permisos de residencia y trabajo temporal por dos años. El intento de ingresar al territorio de EEUU de forma irregular descalifica al aspirante, que tampoco podrá ingresar sin autorización a México o Panamá.
«Fue una bendición», aseguró a la VOA Miryolis, una cubana que prefirió no dar su apellido. La joven llegó a la Florida apenas un mes después de que su hermana la patrocinara bajo el programa.
«Yo no me lo creía al principio, pero sí, llegué y lo mejor: llegué sin tener que arriesgarme por la selva», agregó en referencia al peligroso viaje por Centroamérica hasta la frontera estadounidense.
Un alivio que peligra
Los migrantes originarios de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Haití contabilizaban la mayoría del récord de llegadas a los estados de Texas y Arizona, limítrofes con México. Según cifras oficiales, en enero pasado, un total de 11.637 migrantes llegaron a EEUU a través del programa de parole.
De acuerdo a datos recientes del Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), los encuentros con migrantes de estos cuatro países han caído un 95 % desde la ampliación del programa. El día del anuncio, el 5 de enero, el promedio de encuentros cada siete días era de 1.231. Apenas cuatro semanas después, el 31 de enero, el promedio decreció a sólo 59.
El límite de permisos de viaje se estableció a 30.000 al mes, repartidos entre los cuatro países.
Lea la nota íntegra en VOA