Reinaldo Iturbe (ALN).- Aunque el Comité Organizador de la Consulta Popular aseguraba hasta hace poco que las cifras de participación no serían “verificadas”, el lunes por la noche recortaban los números de votos en fase digital, una prueba irrefutable de que los resultados tienen un corte más político que técnico: la oposición no aclaró, sino que oscureció.
La oposición venezolana llevó a cabo el pasado sábado la última fase de la Consulta Popular con mesas vacías y serias dudas sobre los números ofrecidos por el comité organizador del evento, presidido por la exmagistrada Blanca Rosa Mármol de León. La prensa local registró una tímida participación en bastiones tradicionalmente opositores al este de Caracas y desinterés en sectores populares.
Pese al cuadro anterior, los organizadores de la Consulta informaban pasadas las 10 de la noche de un registro de 6,4 millones de votos con el 87,4% de las actas escrutadas, desglosados en 3,2 millones de votos presenciales; 2,4 millones de votos digitales y 844.000 votos en el exterior. Tras la sumatoria de las actas restantes, las fuerzas democráticas habrían sumado al menos siete millones de votantes movilizados, 700.000 menos que en las elecciones de 2015, con las bases motivadas en su máximo apogeo.
No obstante, analistas especializados en materia electoral dan cuenta de la inconsistencia de los números, insinuando que la oposición infló la participación en la Consulta, pues el proceso apenas concentró 29.000 centros electorales en apenas 3.000 mesas, lo que matemáticamente obligaría a 1.066 votantes por mesa y 133 votantes por hora, un supuesto muy lejano de lo que reportaba la prensa en imágenes y los comentarios de los activistas de base que admitieron un escaso flujo de participación durante toda la jornada.
“Lamentablemente si validan una participación mayor a tres millones de personas, será un dato político, técnicamente insostenible. No hay forma de justificar los números de participación que se atribuyen a la consulta”, escribió Eugenio Martínez en su cuenta de Twitter. El experto cuestionó que en la consulta “se podía votar dos veces entre la fase digital y presencial”, y pidió que la plataforma Voatz demuestre el número de votos obtenidos, al igual que los responsables de las mesas.
Freddy Guevara, dirigente del partido Voluntad Popular, respondió también en Twitter a Martínez con un argumento político: no pudo haber votado más gente en las elecciones del 6 de diciembre que en la Consulta. La presidenta del Comité Organizador, Blanca Rosa Mármol, alegaba más temprano en una rueda de prensa que no había necesidad alguna de auditar las cifras de participación.
“No hay necesidad de verificar las cifras ni de compararlas, porque no es un proceso electoral”, dijo, según cita de medios locales.
No obstante, el lunes por la noche, el Comité Organizador emitió un nuevo boletín en el que de manera directa reconoció que sólo el 72% de los votantes en fase digital pudo culminar el proceso, y aseguró que las cifras de participación presencial seguían bajo “evaluación”, un asunto que en lugar de aclarar, oscurece el panorama.
El jefe del Parlamento, Juan Guaidó, ha dicho que la Consulta Popular logró “los objetivos propuestos”, al tiempo que convocaba el próximo 5 de enero a una manifestación para respaldar a los diputados opositores.
Pero los “objetivos propuestos” de la Consulta, que preguntó a los electores sobre el cese de la usurpación, la demanda de elecciones libres y solicitar a la comunidad internacional más acciones de presión contra el régimen de Nicolás Maduro, tal y como estaba previsto, son imposibles de materializar en el corto y mediano plazo, al igual que ocurrió en el año 2019. La oferta del mantra terminó convertida en un búmeran que opera contra la oposición, que enfrenta una severa crisis de liderazgo en sus filas, además de la agenda (por ahora inexistente) de 2021 y la titánica tarea de capitalizar la movilización del pasado sábado.