Daniel Gómez (ALN).- Los precios del petróleo importan, pero no tanto. Repsol ganó 2.341 millones de euros en 2018, un incremento de 10% respecto a 2017. Es récord en los últimos ocho años. Pero hay una diferencia: en 2018 el precio medio del crudo Brent fue de 71 dólares por barril. En 2011, de 111 dólares.
“Los resultados reflejan la solidez de los negocios, así como la flexibilidad y capacidad de adaptación y anticipación a cualquier escenario de Repsol, que durante el ejercicio ha aumentado la generación de valor e impulsado su posición como proveedor multienergía”.
Lo dice el grupo español en el informe anual de cuentas presentado este jueves en la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Un documento en el que celebra un 2018 de récord. El beneficio fue de 2.341 millones de euros, 10% más que en 2017.
El incremento viene apoyado por la mejora de los precios del crudo. Fueron 32% superiores a los de 2017. El barril de referencia Brent anotó una cotización media anual de 71 dólares por barril. Este alcanzó su precio máximo en octubre, cuando se situó en 86 dólares. Entonces se cayó y rondó los 50 dólares.
Repsol se aprovechó de esta situación. Con la mejora de los precios, la producción se aceleró para situarse en 715.000 barriles diarios, 3% más que hace un año. De ahí que el resultado del área upstream (exploración y producción) duplicara el resultado respecto a 2017 hasta 1.325 millones de euros.
No todo fue gracias a los precios del petróleo. “También los efectos de las medidas de los programas de eficiencia y de digitalización, que siguen evidenciando su eficacia”, precisa la compañía.
Y no todo fue gracias a los precios del petróleo gracias a esta comparación. 2011 fue el mejor ejercicio de Repsol hasta que llegó 2018. Hace ocho años ganó 2.193 millones de euros, pero teniendo en cuenta que en ese ejercicio el barril Brent cotizó a una media de 111 dólares. Con esos precios, que parece que no volverán, posiblemente se esté hablando de un beneficio histórico.
Por eso la compañía mejora, evoluciona. Por la transformación, y por el reenfoque del negocio. Repsol no es sólo una petrolera, porque también es una empresa gasística. Y en el futuro pretende ser una energética. El plan estratégico va en esta línea.