(EFE).- Minimizar el calentamiento actual puede «llevar un siglo», de ahí la necesidad de actuar con urgencia en la reducción de emisiones, porque ir más allá puede provocar el «desencadenamiento de varios fenómenos en algunas zonas del planeta» y llegar a una subida de «diez grados más de temperatura muy rápidamente», ha asegurado a EFE el geólogo francés Pierre Thomas.
Thomas ha pasado por la capital española para participar junto a la economista medioambiental y catedrática de Economía en la Universidad Santiago de Compostela, María Loureiro García, y a la ecóloga y directora de investigación en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) de Francia, Anne Caroline Prévot, en el encuentro «Miradas cruzadas sobre el cambio climático» organizado por el Instituto Francés de Madrid.
El geólogo francés, profesor de la Escuela Normal Superior de Lyon, ha señalado que según las observaciones de hace un millón de años, la temperatura en el planeta se enfriaba o se calentaba aproximadamente cada 120.000 años, unos fenómenos que fueron anteriormente más importantes y se produjeron en periodos de tiempo más largos y la biodiversidad supo adaptarse. Sin embargo, el calentamiento actual es más rápido, ha asegurado.
Thomas, que es además responsable científico de planet-terre.ens-lyon.fr, una página web del Ministerio de Educación francés para la formación continua de profesores de Ciencias Naturales, ha explicado que la órbita de la Tierra -que no es perfectamente redonda-, con movimientos complejos como las mareas y en periodos de entre 10.000 y 20.000 años, puede producir variaciones climáticas que se deben a los movimientos de misma.
«Retroacciones positivas»
Estas variaciones, no obstante, «son muy pequeñas, pero existen lo que se denomina retroacciones positivas. Si por razones astronómicas hace más calor que el debido, el gas carbónico está en la atmósfera, pero hay unas cien veces más disuelto en el agua».
El último período frío que se conoce como la última época glacial, «había tanto hielo en la Antártica, Groenlandia, Escandinavia, Canadá que el nivel del mar bajó».
Hace 30.000 años, «el nivel del mar estaba 120-130 metros por debajo de su nivel actual», y esto se sabe porque se encontró «una gruta en la costa de Marsella (sur de Francia) donde se han hallado «dibujos de caballos, pingüinos y focas en la costa mediterránea, en la época del hombre de Cromañón».
Según el experto francés, la temperatura de la Tierra «en los últimos 2.000 años, desde la época romana, fluctúa bastante, pero desde 1850 sube más alto y mucho más rápido. Son variaciones climáticas que se hacen a escala de un siglo».
Pero hay variaciones climáticas «mucho más lentas, y así en la época de los dinosaurios había 15 grados más en la Tierra, pero tardó 30 millones de años en ir disminuyendo. En la actualidad, el problema es la rapidez con la que se está produciendo y en un siglo vamos a subir dos grados de temperatura».
«El metano se reducirá rápido»
En su opinión, «minimizar la situación actual puede llevar un siglo, porque el metano se reducirá rápido, pero el gas carbónico será más lento, y la vuelta a la normalidad va a ser larga, aunque la situación puede ser peor, porque puede haber fenómenos que se desencadenen en el norte de Canadá o en el norte de Siberia, gracias a la liberación de gran cantidad de metano que existe en los suelos helados, y si la temperatura sube y se libera puede que lleguemos a tener hasta 10 grados más de temperatura muy rápidamente».
Esto se produjo hace ya hace 50 millones de años, «cuando aún no existía el hombre, había mucho metano que se liberó y hubo fenómenos volcánicos que lo transformaron en metano gaseoso y la temperatura -que se mide con una aproximación de 1.000 años- subió 10 grados con mucha rapidez, aunque no se sabe con precisión si en un periodo de 10 o 100 años, pero fue muy rápidamente».
Sobre las consecuencias de la guerra de Ucrania en el medio ambiente, el profesor francés ha señalado que «se ha cortado la compra de gas ruso, pero se está comprando en otros sitios, con lo cual la situación no cambia gran cosa», pero «puede ayudar a ralentizar la economía, lo que es bueno para el medio ambiente», sin olvidar que China compra el gas ruso, porque «son buenos amigos».
Sostiene que no se habla de las consecuencias de todos los químicos y la contaminación que producirá todo el armamento que se está utilizando en la guerra de Ucrania «porque son temas confidenciales», pero ha asegurado que no se conoce, por el momento, que se hayan utilizado armas químicas en el terreno, «que son peores para la biodiversidad que para el clima».