Antonio José Chinchetru (ALN).- La economía ha dividido al expresidente Rafael Correa y su antiguo ‘número dos’, hoy presidente de Ecuador, Lenín Moreno. Éste recibió una herencia envenenada, pero nada indica que él lo vaya a hacer mejor.
“Las pullas que Lenín Moreno y Rafael Correa se sueltan por Twitter dejan en conversación de amigos lo que se dicen Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe”. Luis Espinosa Godet, profesor de Economía de la Universidad San Francisco de Quito (Ecuador), resume así al diario ALnavío la conflictiva relación entre el mandatario ecuatoriano y su predecesor. Cuando se han cumplido 50 días de Presidencia de Moreno, se reproduce el esquema colombiano de enfrentamiento abierto entre un presidente y su antecesor en el cargo, del que fue vicepresidente.
Moreno recibió una herencia envenenada, por mucho que lo negara cuando era candidato por el Movimiento Alianza País
Durante la campaña electoral, Moreno negó que el país estuviera inmerso en una crisis. Sostuvo que Correa dejaba “la mesa servida”, en referencia a una supuesta economía saneada. Ahora asegura que esa misma mesa “no estaba servida” y culpa a su antecesor de las dificultades. Por su parte, el anterior inquilino del Palacio de Carondelet acusa a su exvicepresidente de “mediocre” y “desleal” y le atribuye toda la responsabilidad de la actual coyuntura.
La realidad es que Moreno recibió una herencia envenenada, por mucho que lo negara cuando era candidato por el movimiento Alianza País. Superada la dura crisis de 1999, y gracias a la dolarización de la economía, al año siguiente Ecuador comenzó una etapa de bonanza económica. Fue posible sobre todo gracias a la combinación de una divisa fuerte como el dólar, altos precios del petróleo y estabilidad política. Al acceder a la Presidencia en 2007, Correa comenzó a aplicar políticas propias del socialismo del siglo XXI: muy elevado gasto estatal (llegó a despilfarrar el 300% del PIB nacional en 10 años), creciente deuda pública e imposición de duros aranceles.
Dependencia de los precios del petróleo
El modelo parecía funcionar. Se mantiene la fuerte reducción de la cantidad de pobres comenzada siete años antes. El porcentaje de la población que vive por debajo del umbral de pobreza cae a la mitad en década y media. Según los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV), pasa de un 52% en 1999 a un 25% en 2015. Pero no se debe a las políticas del mandatario de Alianza País, sino que se produce a pesar de ellas. Todo se fundamenta en los altísimos precios del petróleo. Al desplomarse la cotización del crudo, la situación cambia y en 2016 (por primera vez desde la dolarización) la proporción de pobres vuelve a subir. Aunque todavía no haya datos oficiales de la ECV, organismos como el Banco Mundial ya lo recogen en sus estadísticas.
La evolución del Producto Interior Bruto (PIB) también refleja estos cambios. Entre 2006 y 2014, subido a la ola de los precios del petróleo, se incrementó una media del 4,3% anual, según datos del Banco Mundial. Sin embargo, en 2015 el crecimiento se redujo al 0,2% y en 2016 la economía ecuatoriana se contrajo en un 2,3%. El Banco Central de Ecuador limita, eso sí, el decrecimiento a un 1,5%. Esta entidad augura para 2017 cierta recuperación, con una mejora algo por debajo del 1%. Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional no comparte ese optimismo. Prevé que la recesión continúe con una evolución negativa del 1,6% este año y del 0,3% el próximo.
Insostenibilidad del socialismo del siglo XXI
Espinosa Godet culpa de la situación a las políticas del anterior mandatario: “El socialismo del siglo XXI ha demostrado ser insostenible, y hasta el propio presidente Moreno lo está reconociendo implícitamente”. Añade: “El modelo de gasto desbocado de Rafael Correa, a quien tanto admiran en España los de Podemos, ha conducido a Ecuador a la crisis económica y a un futuro muy incierto”.
Lo más importante, y lo que más preocupa a los ecuatorianos, es que se mantenga la dolarización
El profesor de la Universidad San Francisco de Quito tampoco muestra confianza en Lenín Moreno: “La economía necesita seguridad, y por ahora Moreno es solo incertidumbre”. Señala que lo más importante, y lo que más preocupa a los ecuatorianos, es que se mantenga la dolarización. El presidente se ha comprometido a ello, pero hay un problema. Dicha dolarización se sustenta en los últimos tiempos sobre todo en la constante emisión de deuda, que lastra las arcas públicas, en vez de en un sano sistema productivo privado.
Moreno debería tomar medidas urgentes, y no limitarse a criticar que la mesa “no estaba servida”. Por el momento se desconoce qué políticas quiere aplicar, pero no es buena señal que mantenga a gran parte del equipo económico que acompañó a Correa. La incógnita está en si el mandatario ecuatoriano está dispuesto a alejarse de su predecesor en los hechos además de en las palabras.