Redacción (ALN).- Millones de pensionistas de Venezuela, donde los abuelos perciben ingresos menores a los 10 dólares por mes, no tienen más opciones que irse a la cama con hambre y racionar sus esacasos alimentos, revela la investigación de una ONG local.
“Cuando yo estaba trabajando nunca pensé que iba a llegar a esta situación tan difícil que estamos viviendo la mayoría de los pensionados, jubilados”, relata a la Voz de América el coronel retirado de la Guardia Nacional Dimas Escalona, de 79 años, quien por años laboró en el Ministerio de la Defensa de Venezuela.
En su juventud, soñaba con una vejez tranquila, pero hoy se ve obligado a reducir sus porciones de comida, como lo hace un 80% de los ancianos en Venezuela, según un informe presentado por la ONG Convite en abril de este año.
“Se está comiendo menos para que alcance. A veces se hace un esfuerzo, se compra carne, pero en muy baja cantidad”, explica Escalona.
BAJOS INGRESOS
La hiperinflación que cumplirá cuatro años en noviembre y las pensiones que no superan los cuatro dólares por mes, han provocado que entre 43 y 63 de los adultos mayores consultados por la ONG Convite extrañen comer pescado, carne y pollo o darse gustos como comer golosinas.
“Hay cosas que tengo tiempo que no como, por ejemplo, yo quisiera comerme un cochino frito, un hígado encebollado, pero las circunstancias lo hacen imposible”, lamenta por su parte José Rodríguez, de 80 años, quien vive de su pensión como extrabajador de una empresa textil.
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