Antonio José Chinchetru (ALN).- El independentismo catalán ha pasado del diálogo de sordos entre Torra y Sánchez en La Moncloa a una escalada de tensión. El presidente de Cataluña ha lanzado varios desafíos verbales al Gobierno de España en los días siguientes al encuentro. Mientras tanto, el Ejecutivo español anuncia que cesará a dos embajadores en puestos clave que eran especialmente incómodos para los separatistas. Ambos fueron altos cargos con Mariano Rajoy.
Los gestos de buena voluntad de Pedro Sánchez hacia el independentismo catalán comenzaron desde el momento del debate de investidura que le llevó a La Moncloa (Ver más: Los gestos de Pedro Sánchez a los independentistas en el cara a cara con Rajoy). Lejos de apaciguar a los separatistas, estos han ido aumentando la radicalización de sus posturas. Resulta especialmente evidente en el presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra, quien desde la reunión que mantuvo el lunes con el presidente del Gobierno ha ido a más en sus declaraciones.
En lo único importante que coincidieron las versiones sobre el encuentro ofrecidas por Torra y el Gobierno español es que se caracterizó por el buen tono mantenido (Ver más: Pedro Sánchez y Quim Torra abren un diálogo de sordos (con cortesía)). El Ejecutivo de Sánchez tuvo palabras de elogio hacia la actitud del político independentista. Y la respuesta del presidente de la Generalitat ha sido una suma de declaraciones públicas con un contenido muy radical.
Torra tras el encuentro con Sánchez: “No hay ninguna renuncia a nada. Quiero llegar a la independencia”
En el encuentro, según su propia versión, dijo que no renunciaba a lograr la independencia de Cataluña. Al día siguiente, ya de vuelta en Barcelona, la provocación fue a más. En una entrevista concedida a la emisora pública Catalunya Ràdio, manifestó: “El eje central de la legislatura, en la línea de implementar la declaración de independencia, será dotar a Cataluña de una Constitución”. Añadió que “no hay ninguna renuncia a nada. Quiero llegar a la independencia, tengo 55 años, mis hijos ya son mayores y no tengo nada que perder”.
De esta manera, Torra dejó claro que no renuncia a las máximas exigencias y que está dispuesto a mantener, e incluso incrementar, la tensión con el Gobierno de España.
Una nueva muestra de radicalismo, y de voluntad de violentar la legalidad, llegó el miércoles. El juez de Tribunal Supremo Pablo Llarena dio por concluida la instrucción del caso de los políticos independentistas acusados de malversación, sedición y rebelión, para dar paso al juicio propiamente dicho. En cumplimiento de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y, debido al tipo de delitos que se les imputa, ordenó que sean suspendidos de sus funciones como diputados autonómicos.
Torra reaccionó, desde Escocia, expresando la voluntad de desobedecer la orden judicial. Afirmó que “ataca directamente a la soberanía del Parlament”. De esta manera, pretendía que el Legislativo autonómico actúe al margen de las decisiones del poder judicial. En una sorprendente interpretación de los hechos, aseguró que “la separación de poderes en España es un mito”.
Tanto Junts Per Catalunya (JxC), el grupo parlamentario de Torra y Carles Puigdemont, como la ultraizquierdista Candidatura de Unidad Popular (CUP) respaldaron la postura del presidente catalán. Quien todavía no se ha expresado al respecto es el presidente del Parlamento de Cataluña, Roger Torrent. Si decidiera activar un mecanismo para incumplir la orden (JxC y la CUP piden una votación del Pleno para ratificar la desobediencia) él podría tener que asumir consecuencias penales.
Nuevo gesto de Pedro Sánchez al independentismo
Mientras Torra sigue radicalizando su discurso, Pedro Sánchez toma medidas que son del gusto del independentismo. Aunque el Gobierno lo haya querido desvincular de la situación en Cataluña, el Ministerio de Asuntos Exteriores va a relevar de sus cargos a dos embajadores que no son del agrado de los separatistas.
Josep Borrell confirmó el cese de Pedro Morenés como embajador en Washington y el de Jorge Moragas ante la ONU
En una entrevista concedida a la radio Onda Cero, el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, confirmó este jueves el cese de Pedro Morenés al frente de la Embajada de Washington y el de Jorge Moragas como máximo responsable de la representación española ante la ONU. Ambos fueron altos cargos del gobierno de Mariano Rajoy.
El prestigioso museo Smithsonian de Washington DC celebró a finales de junio el festival anual de culturas del mundo. Los invitados fueron Armenia y Cataluña. A pesar de que se le había pedido que evitara hacer menciones a la situación política, el presidente Torra usó su discurso para atacar a España. Además, tanto él como otros miembros de su delegación profirieron gritos de “libertad”. Pedro Morenés (que procede de la empresa privada y fue ministro de Defensa con Mariano Rajoy) replicó con una intervención en la que acusó a Torra de mentir y hacer propaganda.
La reacción de Torra y los suyos fue salir del edificio, concentrarse en la puerta y seguir ahí con la protesta. Hasta acudieron patrullas policiales. Cuando intentaron volver a entrar en el Smithsonian, se les prohibió acceder al edificio por haber protagonizado “disturbios”, según los responsables del museo. Tras el incidente, y a diferencia de Pedro Sánchez, Borrell respaldó la actuación de Morenés. Este último estaba al frente de la Embajada de España en EEUU desde finales de marzo de 2017.
Moragas, diplomático de carrera, fue el director de Gabinete de Rajoy en La Moncloa hasta diciembre de 2017. Con anterioridad había trabajado en La Moncloa tanto con Felipe González como con José María Aznar y fue diputado por el PP. Su papel frente al independentismo fue importante, si bien con poca visibilidad (Ver más: Estos son los ocho líderes clave en Cataluña contra el independentismo). Durante cinco años mantuvo una actividad de bajo perfil destinada a apoyar y coordinar las acciones contra el independentismo con otros partidos políticos, empresarios, intelectuales y organizaciones de la sociedad civil.