María Rodríguez (ALN).- El día del suicidio, el expresidente peruano Alan García vestía de negro, con ropa ligera, un bulto en el bolsillo derecho del pantalón y un reloj en la muñeca izquierda. Habló 23 segundos con varias personas antes de resguardarse apresuradamente en su habitación para dispararse.
Un hombre rápido en pos de la muerte. Vestido de negro, con ropa ligera, manga corta y un bulto en el bolsillo derecho del pantalón. Así se vio por última vez con vida al expresidente peruano Alan García. También llevaba un reloj en la muñeca izquierda. ¿Sería el mismo reloj con el que se presentó en 2006 para prestar juramento de bienes en la primera Presidencia? En ese momento dijo “mi patrimonio es este reloj”, como recuerda el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa en un artículo de opinión en El País de Madrid. ¿Quiso rememorar García ese capítulo exitoso de su vida antes de morir?
De vuelta al día final. Eran las 6:27 am del 17 de abril de 2019. García estaba en su casa. Apareció en el descansillo de las escaleras que conducen a la segunda planta de la vivienda. Abajo le esperaba el fiscal Henry Amenabar y varios agentes de policía de la División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad de Perú.
García conversó con el fiscal 23 segundos. Las imágenes del momento grabadas por la policía y filtradas (sin audio) por el portal peruano de noticias Cuarto Poder muestran que García está ligeramente agachado, mirando a los agentes y al fiscal. Ese bulto en el bolsillo derecho del pantalón se aprecia con mayor claridad. Pero aún se desconoce qué esconde.
En un momento de la charla el expresidente se lleva la mano derecha al pecho y toma aire. Mira a su habitación, en la segunda planta. Apenas le separan media docena de peldaños. Según trascendió, el expresidente dijo a los agentes que iba a llamar a su abogado.
García avanza en dirección a la habitación. Deprisa, subiendo los escalones de dos en dos. Antes de que el expresidente alcance los últimos peldaños saca algo del bolsillo derecho. Es ese bulto. Aunque la imagen no es nítida se aprecia que lo que sostiene es una pistola. García se encierra en la habitación.
Segundos después suben a la segunda planta dos miembros de la policía. La habitación del expresidente está cerrada. El desenlace de la historia ya lo conocen.
¿De qué se acusó a Alan García?
El expresidente García se suicidó de un tiro. Ingresó en el hospital Casimiro Ulloa de Lima después de dispararse en la cabeza cuando iba a ser detenido por la Policía en su residencia, en el marco de las investigaciones por el caso Odebrecht.
“El pistoletazo con el que Alan García se voló los sesos pudiera querer decir que se sentía injustamente asediado por la justicia, pero, también, que quería que aquel estruendo y la sangre derramada corrigieran un pasado que lo atormentaba y que volvía para tomarle cuentas”, afirma Vargas Llosa en la columna de El País.
García dejó escrita una carta. En ella afirmó que no tenía que sufrir “la injusticia” de ser detenido por presuntos actos de corrupción y que cumplió con su misión como político y gobernante de su país.
García, presidente de Perú en los periodos de 1985 a 1990 y de 2006 a 2011, estaba siendo investigado por presuntos sobornos pagados por Odebrecht para la licitación en 2009 de la Línea 1 del Metro de Lima. Según declaró el hombre fuerte de Odebrecht en Perú, Jorge Barata, el expresidente aceptó 200.000 dólares de pagos en negro. García tenía prohibido salir de Perú por 18 meses. Intentó asilarse sin éxito en la Embajada de Uruguay en Lima.
Tras el suicidio de García, el presidente peruano Martín Vizcarra cuestionó el uso de la prisión preventiva. Dijo que “una medida que es excepcional se está aplicando casi en la totalidad de los casos”. El fiscal responsable de investigar la rama peruana del caso Odebrecht, José Domingo Pérez, no se lo dejó pasar a Vizcarra: “Se solicita respeto de la independencia de administración de justicia”, dijo a la prensa, constatando que el Poder Ejecutivo no debe inmiscuirse en el Judicial.
La Policía acudió a la vivienda del exmandatario en Miraflores para cumplir la orden de arresto preliminar que pesaba sobre él. ¿Por qué no resistió esa detención preliminar de la Policía y se suicidó?
Presidentes peruanos salpicados de corrupción
Entre rejas ya estuvo el expresidente Ollanta Humala (2011-2016) desde julio de 2017 a mayo de 2018. Está señalado por, presuntamente, haber recibido dinero a cambio de obras que Odebrecht realizó entre 2005 y 2014.
Al expresidente Alejandro Toledo (2001-2006) se le acusa de haber recibido 20 millones de dólares en sobornos de Odebrecht, empresa a la que habría favorecido para las obras de una carretera que une Perú con Brasil. Sobre Toledo pesa una orden de detención, pero actualmente reside en Estados Unidos.
Además, el expresidente Alberto Fujimori fue condenado a 25 años de cárcel por crímenes de lesa humanidad. El presidente Pedro Pablo Kuczynski indultó a Fujimori por razones humanitarias en la Nochebuena de 2017. Pero la Corte Suprema de Perú anuló la decisión en octubre de 2018 y Fujimori volvió a prisión. Aún le falta la mitad de la condena por cumplir. El indulto a Fujimori fue el principio del fin de Kuczynski.
La Justicia peruana dio un nuevo golpe contra la corrupción hace unas semanas. La Fiscalía ordenó la detención preliminar del expresidente Kuczynski. Le acusa de haber cometido un presunto delito de lavado de activos vinculado también con la trama Odebrecht.