Redacción (ALN).- El chavista Carlos Lanz, asesinado en 2020 por orden de su esposa, era un profesor universitario que vivió por la causa de la izquierda en Venezuela, un sector político en el que militó desde joven.
Nació el 3 de julio de 1946 en Upata, en el municipio Piar del estado de Bolívar (sur). Aunque su nombre llegó a los grandes titulares en los últimos meses tras su desapación, la vieja guardia de la política venezolana ya le conocía.
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Y es que en 1976, cuando formó parte de la guerrilla urbana que se oponía a los gobiernos democráticos de Venezuela, Lanz participó en el secuestro del estadounidense William Frank Niehous, presidente de la empresa Owens-Illinois, fabricante de envases de vidrio.
Por este caso estuvo detenido en 1977 en el Cuartel San Carlos. Entonces, aprovechó su estadía en prisión para escribir el libro «El caso Niehous y la corrupción administrativa».
Salió de prisión en 1985, pero sin dejar de lado su convicción izquierdista y continuó con sus críticas al sistema bipartidista que imperaba entonces en Venezuela.
La irrupción de Hugo Chávez
Pero cuando parecía que se quedaba sin esperanzas de ver sus ideales llevados a la práctica apareció Hugo Chávez en la arena política de Venezuela.
Entonces, Carlos Lanz comenzó a aportar sus ideas para la construcción del nuevo movimiento político que estaba en marcha en Venezuela.
Asimismo, encabezó el puesto de coordinador de la Constituyente educativa de 1999-2001 y fundó del programa Todas las Manos a la Siembra, que planteaba la producción alimentaria en las ciudades y espacios alejados del campo.
Se le recuerda como un hombre valiente. De hecho, uno de sus asesinos, confesó que la única petición de Lanz al conocer su destino fue no morir de rodillas.
«Si me van a matar que sea de pie», dijo el hombre a sus verdugos.
La muerte de Carlos Lanz
La Fiscalía de Venezuela informó ayer que Carlos Lanz murió por orden de su esposa, Mayi Cumare, quien pagó una alta suma de dinero para que el delito se cometiera.
Las diferencias entre Cumare y Lanz surgieron porque el hombre entorpecía los negocios corruptos de la mujer con proveedores del Inces, un centro de capacitación de oficios que depende del Estado venezolano.
Por este delito hay al menos 13 detenidos, pero el fiscal general de Venezuela, Tarek Saab, dijo ayer que no descarta que crezca el número de presos relacionados con el caso.
Con información de Últimas Noticias.