Daniel Gómez (ALN).- El excongresista republicano Pete Sessions es un hombre clave en los contactos que mantuvo el abogado de Donald Trump, Rudolph Giuliani, con Nicolás Maduro. Antes de esta conversación, Sessions visitó Caracas, donde se reunió con funcionarios del régimen chavista. El anfitrión de Sessions fue Raúl Gorrín, un boliburgués afín a Maduro y a su esposa Cilia Flores. Desde el Departamento de Estado de EEUU lo coordinaron todo. La visita. Y también el alojamiento.
Raúl Gorrín, dueño de Globovisión, es un boliburgués. Un hombre que se convirtió en magnate gracias a los negocios con el chavismo. Fue sancionado en enero de 2019 por el Departamento del Tesoro. Hoy figura en la lista de los más buscados por el Servicio de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos. Por eso no se mueve de Venezuela.
Gorrín es afín a Nicolás Maduro, pero conspiró contra él. Cristopher Figuera, el general de inteligencia que se le fue al chavismo, dijo que el boligurgués participó en la fallida megaconspiración contra Maduro el 30 de abril de 2019. Quizá fue su última opción, porque como se revela a continuación, los esfuerzos para lograr una salida negociada entre EEUU y Maduro fracasaron.
Gorrín cambió de bando “como parte de un esfuerzo por ganarse el favor” de EEUU, afirmó The Washington Post en un reportaje publicado este domingo sobre las negociaciones que en 2018 mantuvieron con Nicolás Maduro el abogado de Donald Trump, Rudolph Giuliani, y el excongresista republicano Pete Sessions.
Según el portavoz, “el viaje de Sessions [a Caracas], incluido el lugar donde se alojó, fue coordinado con funcionarios del Departamento de Estado”. Con “los niveles más altos del Departamento de Estado”. Aunque agregó que los gastos del viaje los pagó el propio Sessions.
Por esto Gorrín vuelve a estar de actualidad. Según el diario estadounidense, el boliburgués hospedó a Pete Sessions cuando visitó Caracas en la primavera de 2018: “Sessions se quedó en el lujoso y moderno recinto amurallado de Gorrín”. Este se ubica en el Country Club, vecino de la residencia del embajador de España, Jesús Silva, quien hospeda a Leopoldo López.
Pete Sessions es un hombre clave en esta historia. Fue representante por Texas en el Congreso. Su portavoz, Matt Mackowiak, habló con el diario estadounidense y dijo que la relación de Sessions con Venezuela tiene años, dado que muchos de sus electores cuentan con “intereses energéticos” en el país suramericano.
Según el portavoz, “el viaje de Sessions [a Caracas], incluido el lugar donde se alojó, fue coordinado con funcionarios del Departamento de Estado”. Con “los niveles más altos del Departamento de Estado”. Aunque agregó que los gastos del viaje los pagó el propio Sessions.
Pese a este detalle, se infiere que desde la cúpula del Departamento de Estado que lidera Mike Pompeo se organizó el viaje de Sessions a Caracas, y también el hospedaje en la casa de Gorrín.
El boliburgués ha hecho lobby en EEUU para evitar que a Globovisión la relacionen con una compañía afín a Maduro. Para ello contrató a un grupo especializado en este tipo gestiones: Ballard Partners.
En 2017, Gorrín le pagó 450.000 dólares a esta empresa por unos supuestos servicios de asesoría para una expansión de Globovisión por EEUU. Pero según el Miami Herald, las ambiciones del boligurgués con Ballard Partners eran otras:
“Gorrín trataba de establecerse como un intermediario entre Caracas y la Administración Trump, vendiendo la idea de que Maduro y otros líderes gubernamentales clave, podrían estar dispuestos a negociar una transición en Venezuela a cambio de una amnistía”.
El abogado de Donald Trump negoció con Nicolás Maduro su salida del poder
Resulta que los esfuerzos de Gorrín eran los mismos que los de Pete Sessions. Cuando el congresista visitó Caracas, Maduro le dijo que saldría del poder y permitiría elecciones libres siempre que fuera clemente con él.
Muchos en la Casa Blanca le creyeron la promesa a Maduro. Así que el plan no prosperó. Pero eso no hizo que Pete Sessions bajara los brazos.
Meses más tarde el congresista y Rudolph Giuliani unieron sus caminos. No se sabe muy bien cómo, pero según explica The Washington Post, en agosto de 2018 el abogado de Trump se reunió en Nueva York con dos ejecutivos estadounidenses con negocios en Venezuela. En ese encuentro también estaba Lev Parnas, socio de Giuliani y conocido de Sessions.
¿Habrá sido Lev Parnas quien los puso en una ruta común para un mes después ponerse a negociar con Maduro? No se sabe a ciencia cierta.
Lo que sí se sabe es que el 16 de agosto de 2018 -en el mismo mes en el que se produjo la reunión entre Giuliani, Parnas y los ejecutivos estadounidenses- Raúl Gorrín fue acusado en el tribunal del Distrito Sur de Florida de conspiración de lavado de dinero con más de 1.000 millones de dólares en sobornos. Por esta acusación fue sancionado en dinero y ubicado en la lista de los más buscados.