Ysrrael Camero (ALN).- En España, la vacunación se llevará, probablemente, la mitad del año 2021. Es el inicio del fin de la primera pandemia global y simultánea que ha impactado a la Humanidad. En la medida en que se haga masiva la vacunación, hasta convertirse en parte del paisaje, la vida política podría normalizarse, lo que es un proceso imprescindible para hacer frente a la gigantesca crisis económica y social que deja el coronavirus. ¿Qué retos le plantea al gobierno español la vacunación masiva?
El desarrollo de la vacuna contra el coronavirus es una expresión de los beneficios de la ciencia, así como de la cooperación que existe en la comunidad científica global, pero también evidencia la existencia de una competencia geopolítica alrededor de su producción y distribución masiva.
Laboratorios de los Estados Unidos, así como de Alemania y del Reino Unido, competían con las investigaciones realizadas en China y Rusia para ser los primeros en desarrollar una vacuna efectiva contra el covid-19.
Se movilizaron inmensas cantidades de recursos, tanto públicos como privados, para acelerar la creación de estas nuevas vacunas, haciendo uso del conocimiento acumulado a partir de otras investigaciones, como la que se había realizado en la búsqueda de la vacuna contra el VIH. Una innovación fundamental fue el uso del ARN mensajero para desarrollar en antígeno efectivo contra el coronavirus.
En medio de las investigaciones la Comisión Europea acordó con seis farmacéuticas la adquisición de 2.000 millones de dosis para atender a su población. Sólo de Pfizer/BioNTech, la primera en ser aprobada, se adquirieron 300 millones de dosis.
La Unión Europea (UE) tiene el sistema de salud pública más denso y extendido del mundo, con capacidad para alcanzar prácticamente a toda su población. En Europa la distribución es proporcional a la población, por lo que a España le tocarían 30 millones de vacunas de Pfizer/BioNTech, que empezaron a ser recibidas desde el 27 de diciembre. Los primeros 4,5 millones de dosis, es decir, el 1,5%, llegarán a España a lo largo de 12 semanas, 350.000 dosis semanales, para inmunizar a los primeros 2,3 millones de personas antes de que se inicie la primavera.
La estrategia de vacunación
El gobierno español ha establecido 13.000 puntos de vacunación en todo el país. Entre mayo y junio, de acuerdo a declaraciones del ministro de Sanidad, Salvador Illa, podrían estar vacunados hasta 20 millones de personas, y a finales del verano podría estar inmunizado hasta 70% de la población.
Varias vacunas se usarán en paralelo durante el año 2021. Se calcula que la segunda vacuna, desarrollada por Moderna, se encontrará disponible a partir del 6 de enero. La UE ha comprado 160 millones de dosis de la misma, debiendo llegar a España 1,6 millones. A estas se sumarán posteriormente las de AstraZeneca-Oxford y la de Janssen, actualmente en revisión por parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA).
El gobierno español estableció una estrategia de vacunación frente al covid-19, actualizada el 18 de diciembre, que identifica los grupos prioritarios en la vacunación. En la etapa que se está iniciando ahora se vacunaría, en primer lugar, a los residentes y al personal sanitario y sociosanitario que trabaja en residencias de personas mayores y de atención a grandes dependientes, y en segundo lugar al personal sanitario y sociosanitario de primera línea. Posteriormente, en una segunda etapa, al tercer grupo, el resto del personal sanitario y sociosanitario y, en cuarto lugar, a aquellos considerados grandes dependientes que no se encuentren institucionalizados.
Vencer la resistencia a la vacuna
La vacunación será voluntaria, lo que implica enfrentar uno de los dilemas bioéticos de nuestros tiempos. Mientras que en muchos países de África, Asia y América Latina, incluyendo a Venezuela, se tendrán que enfrentar grandes dificultades financieras y de logística para hacer llegar las vacunas a la población, en regiones desarrolladas como Europa occidental y Estados Unidos, aparece un peligroso segmento de población negado a ponerse la vacuna por un tema de desconfianza pública. Ya en 2019, tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la Comisión Europea definieron a los antivacunas como uno de los principales problemas de salud pública.
En España, el barómetro de diciembre del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) encontró que el 28% de las personas no estaba dispuesto a vacunarse contra el covid-19. Es particularmente preocupante que la posición frente a la vacuna se encuentra politizada: mientras el 51,6% de quienes votaron por el PSOE y el 51,4% de los votantes de Unidas Podemos manifestaron estar dispuestos a colocarse la vacuna, el 49,6% de quienes votaron por Vox estaban negados a vacunarse.
Es probable que, en la medida que la vacunación se extienda, se irá reduciendo el número de aquellos que hoy están negados a someterse al proceso, reduciendo la resistencia, pero es significativo que la polarización española haya impregnado la lectura ciudadana de un tema de salud pública.
La cogobernanza con las Comunidades Autónomas
La distribución de las vacunas la hará el gobierno de España en coordinación con las Comunidades Autónomas, en un nuevo ejercicio de cogobernanza. En la Comunidad de Madrid esperan recibir 207.000 dosis de la vacuna. En el País Vasco serán 192.000 dosis y en Cataluña 215.000.
Andalucía, que ha firmado un acuerdo con Bidafarma para el almacenamiento y distribución de las dosis, recibirá 195.000 vacunas. En Aragón se recibirán 180.000, que serán conservadas en dos ultracongeladores en Zaragoza. Asturias espera vacunar a 150.000 personas en la primera fase. En Baleares contarán con 60.000 vacunas en una primera entrega.
A las Islas Canarias llegarán 169.000 dosis en los próximos tres meses, mientras Cantabria recibirá 73.125. Castilla-La Mancha recibirá 219.375 dosis. Castilla y León espera recibir 126.000 dosis, frente a las 377.000 de la Comunidad Valenciana.
La llegada de la nueva normalidad
En la medida que se distribuya la vacunación a lo largo del año 2021 es probable que el coronavirus deje de ser el tema principal en la opinión pública, aunque las secuelas económicas y sociales dejarán una profunda huella que marcará los próximos años. La reconstrucción de la economía se convertirá entonces en una oportunidad para que el gobierno de coalición demuestre en la práctica su carácter progresista y modernizador, el cual ha estado marcado hasta ahora por el manejo de la pandemia.