Patricia J. Garcinuño (ALN).- Para Carlos Malamud, investigador del Real Instituto Elcano, si se demuestra lo que apuntan las grabaciones, la opción más factible es que el Congreso elija a otro presidente de forma directa. El problema, sin embargo, es la cuestionada legitimidad de un Parlamento manchado por la corrupción.
“¡No renunciaré! ¡No compré el silencio de nadie!”, exclamó este jueves Michel Temer compareciendo ante los medios, en el que sin duda fue el peor día de su vida política. Sin embargo, después de que el diario O Globo publicó las grabaciones en las que el presidente de Brasil pide a un empresario que se mantengan los sobornos al exdiputado preso por corrupción Eduardo Cunha, la salida del mandatario es una opción que toma fuerza.
Hasta el momento, ya han dimitido dos ministros: el de Cultura, Roberto Freire, y el de Ciudades, Bruno Araújo, investigado este segundo en la gigantesca trama de corrupción de Odebrecht. A esto se suman las masivas protestas en las calles de las principales ciudades del país pidiendo la renuncia del presidente. En caso de que se produzca la salida de Michel Temer, ¿qué vendría después?
Para Carlos Malamud, catedrático de Historia de América de la Universidad Nacional de Educación a Distancia de España (UNED) e investigador del Real Instituto Elcano, si lo que se dice en las grabaciones es cierto, la opción más factible es que el Congreso elija a otro presidente de forma directa. “Ahora mismo no se pueden convocar elecciones anticipadas, ya que la Constitución no lo contempla al haber pasado más de dos años desde las últimas. Hasta octubre de 2018, según lo previsto, no habrá”.
Los nombres que más suenan para sustituir a Temer son Heloísa Helena (PSOL) y João Doria (PSDB)
La única posibilidad que podría hacer que se celebren nuevos comicios sería que todas las fuerzas políticas del Parlamento se pongan de acuerdo para realizar una reforma electoral. En todo caso, el grave problema sigue siendo la legitimidad de un Poder Legislativo manchado por la corrupción para elegir presidente.
“Uno de los problemas que tuvo Temer precisamente fue que su gobierno nació muy debilitado. En primer lugar, por todas las acusaciones del Partido de los Trabajadores, Dilma Rousseff y Lula da Silva manteniendo que había llegado al poder a través de un golpe parlamentario. Otro problema fue que muchos de sus ministros tuvieron que dimitir o se vieron implicados en casos de corrupción”, señaló Malamud.
En estos meses, dijo, uno de los elementos que han empujado a Michel Temer a esta situación es la actitud que asumió ante estos casos: “En vez de tomar una postura firme diciendo que no iban a tolerar la corrupción e iban a luchar contra ella, adoptó la política de decir que ese no era asunto suyo y que no se metería en ello”.
Aunque Lula da Silva encabeza todas las encuestas, también tiene un nivel de rechazo muy cercano al 50%
En las últimas horas también se ha especulado sobre el posible retorno de Lula da Silva como presidente del Gobierno en vista de que encabeza los sondeos.
En torno a esto, dijo Malamud: “Para Lula, que haya elecciones anticipadas le podría favorecer porque evitaría así una condena judicial por corrupción y su consecuente inhabilitación”. Y es que sobre el expresidente pesa la amenaza de cinco procesos judiciales por corrupción que probablemente llegarían antes que se conocieran los resultados electorales.
Por otra parte, si bien es verdad que encabeza todas las encuestas, al mismo tiempo tiene un nivel de rechazo muy cercano al 50%. “Este es un límite que muchos politólogos fijan como improbable para ganar unas elecciones, así que Lula lo tendría muy complicado para triunfar”, afirmó.
El preocupante ascenso de la extrema derecha
Por otra parte, entre los partidos tradicionales existe una severa preocupación porque los numerosos casos de corrupción sean aprovechados por partidos populistas para llegar al poder. De hecho, apunta Malamud, hay posibilidades de que eso ocurra. “Las encuestas están dando un índice no demasiado alto, pero que va subiendo, a un diputado de extrema derecha y exmilitar: Jair Bolsonaro. Es partidario de la dictadura militar y de la tortura, entre otras cosas, y está creciendo en cuanto a expectativa de votos”. Lo anterior, según el experto, llevó a que hace un tiempo se tratara de poner en marcha una iniciativa desde las principales fuerzas políticas para blindar el sistema ante este tipo de situaciones, pero “hasta ahora no ha habido resultados concretos”.
Entonces, ¿hay alguien hoy capaz de gobernar y lavar la imagen del país? Por un lado, se está hablando de la excandidata del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), Heloísa Helena. Compitió contra Dilma Rousseff y Aécio Neves (hoy también implicado en la trama que afecta a Temer al publicarse grabaciones en las que solicita dos millones de reales a JBS para pagar su defensa en la operación Lava Jato), pero no pasó a la segunda vuelta, decantándose por apoyar a Aécio Neves, que perdió ante Rousseff.
Los partidos tradicionales temen que políticos de ultraderecha como Jair Bolsonaro aprovechen los escándalos de corrupción / Foto: Agência Brasil
Por otro lado, ciertos sectores de la derecha ven con cierta simpatía al actual alcalde de Sao Paulo, João Doria, del Partido de Socialdemocracia Brasileña (PSDB). “Es una persona que lleva poco en el cargo, tan solo cuatro meses. Todavía tiene baja visibilidad a nivel nacional, así que si se hicieran elecciones inmediatas sería muy complicado”.
El escándalo de las grabaciones afectó desde un primer momento la economía de Brasil y a muchas empresas con intereses en el país. El índice de cotizaciones brasileño Bovespa cayó más de un 10% en las primeras operaciones del jueves y la Bolsa tuvo que suspender su actividad temporalmente. El real brasileño se depreció más de un 5% respecto al dólar. ¿Cómo podría afectar esta situación la dimisión o destitución del presidente?
“Esta noticia llega justo cuando se consolidaba la idea de que la recuperación económica tenía consistencia”, apunta el investigador. “Si la crisis se resuelve pronto y bien, ya sea porque se quede Temer o porque se nombre un nuevo presidente con ciertas garantías, no afectará demasiado. Pero si esto se extiende en el tiempo, evidentemente será un grave inconveniente para la economía brasileña”.