Daniel Gómez (ALN).- Los caminos del éxodo venezolano no siempre llegan al paraíso. Los países de Latinoamérica, democracias jóvenes e imperfectas, también tienen problemas. Se vio en Quito hace tres semanas. Se está viendo ahora en Santiago. “No creo que sea fácil para el venezolano digerir eso”, dice al diario ALnavío Ana María Oxford, presidenta de la ONG Red Reto. “Aunque la ventaja comparativa es que tienen una estructura institucional sólida, no como la de Venezuela”.
Los últimos reportes de Naciones Unidas indican que el éxodo venezolano alcanzó los cinco millones de personas. La misma ONU dice que al menos cuatro millones han elegido otros países de Latinoamérica para vivir. Por cercanía, Colombia es el principal destino. Recientemente el gobierno colombiano precisó que hay 1,5 millones de venezolanos en su territorio. Números conservadores ya que como pudo saber el diario ALnavío, en la Presidencia manejan informes que hablan de más de dos millones. Dos millones que han llegado de golpe. De 2017 en adelante se ha producido el grueso de los desplazamientos. A Colombia, y a otros países de la región:
– En Ecuador el gobierno censa 240.000 venezolanos.
– En Perú 850.000.
– En Chile 325.000.
– En Argentina 165.000.
– En Brasil 74.000.
“Al final se está mudando un país”, resume en conversación con el diario ALnavío Ana María Oxford, presidenta de Red Reto, una ONG que persigue el desarrollo y empoderamiento del pueblo venezolano.
Y que se esté mudando un país tiene consecuencias. Sobre todo, en países frágiles como los de América Latina. Con democracias jóvenes, instituciones inmaduras, y altos grados de desigualdad.
La situación de las últimas semanas es significativa. Miles de venezolanos huyendo del desastre en Venezuela, arriban a Quito o Santiago, y se encuentran las calles prendidas en protestas como si de Caracas se tratase, con manifestantes multitudinarias clamando contra el gobierno y la desigualdad. Salvando sin duda las distancias, porque unas protestas se producen en democracia y las otras en medio de un régimen.
“Venezuela tiene 20 años de dictadura. Una dictadura moderna, pero una dictadura. Los países hacia donde van son democracias recientes, aunque con la ventaja de haber superado crisis, y, a diferencia de Venezuela, con instituciones que funcionan, con dirigentes que respetan la Constitución, y donde la separación de poderes todavía existe”, comenta Oxford.
“Venezuela tiene 20 años de dictadura. Una dictadura moderna, pero una dictadura. Los países hacia donde van son democracias recientes, aunque con la ventaja de haber superado crisis, y, a diferencia de Venezuela, con instituciones que funcionan, con dirigentes que respetan la Constitución, y donde la separación de poderes todavía existe”, comenta Oxford.
“No creo que sea fácil para el venezolano digerir eso. Sentir que las protestas en Chile o Ecuador vayan a ser mayores. Aunque la ventaja comparativa es que tienen una estructura institucional sólida, no como la de Venezuela”, agrega.
Ana María Oxford pide a los venezolanos no caer en la desesperación. Ser empáticos con el residente local. También confianza. Que confíen en la democracia.
Hay sectores que denuncian que estas dosis de inestabilidad que están viviendo los países de América Latina son promovidas por Nicolás Maduro con apoyo del régimen de La Habana. Que estas protestas tienen su germen en el Foro de Sao Paulo que este julio se celebró en Caracas. ¿No es esto un problema para el venezolano? ¿No corre el riesgo de sufrir episodios de xenofobia? ¿Que vean al venezolano como un factor desestabilizador?
“No. Creo que los chilenos y los ecuatorianos son conscientes de que el problema en este caso son Maduro y Cuba. No los venezolanos. Los episodios de rechazo contra los venezolanos en otros países atienden más bien a un factor económico. Al impacto que tiene en la economía que se esté desplazando un país”, comenta Ana María Oxford.
Los países latinoamericanos tienen estructuras fiscales débiles. El ejemplo es Colombia, a la que el Fondo Monetario Internacional ha recomendado implantar un nuevo esquema tributario para soportar el éxodo, para garantizar la sanidad, la educación y la vivienda a los migrantes, y de paso, para resolver las históricas desigualdades entre ricos y pobres que golpean al país. Más impuestos, más esfuerzos que puede que muchos colombianos no vean con buenos ojos. Y como en Colombia, lo mismo ocurrirá en Ecuador, Perú, Chile, Argentina y Brasil.
“Sin duda hay un impacto en las plazas educativas, en las plazas de salud, en las plazas de trabajo. Este elemento económico es más perjudicial para la imagen del venezolano que cualquier otra cosa. Afecta lo cotidiano. El día a día”, explica la experta.
En declaraciones al diario ALnavío el jefe del Banco de Pagos Internacionales en Latinoamérica, Enrique Alberola, contó un episodio que prueba a la perfección lo que comentó Ana María Oxford.
¿Será posible en Venezuela un efecto contagio de las crisis en Ecuador y Chile?
Enrique Alberola reprodujo la última conversación que tuvo con la mujer ecuatoriana que hace una década limpiaba su casa en España. Ella ahora vive en Ecuador, y el directivo la fue a visitar para saber cómo estaba. Entonces la señora soltó un comentario que a Alberola le sorprendió:
– Estos venezolanos que están viniendo a Ecuador nos están quitando el trabajo, le dijo la señora a Alberola.
El comentario le sorprendió, porque la queja de su extrabajadora le recordó a la que se oía en España hace 10 años, cuando muchos migrantes latinoamericanos, la mayoría ecuatorianos, iban a ese país y ocupaban los empleos que los españoles desechaban.
La queja de esta mujer expresa muy bien lo que están sintiendo muchos ecuatorianos, colombianos, peruanos, chilenos y argentinos que ven cómo sus calles se inundan de venezolanos. En muchos casos, de venezolanos animosos, dispuestos a trabajar y prosperar.
Cabe recordar que los episodios xenófobos son minoritarios. En Latinoamérica a los venezolanos se les recibe con los brazos abiertos. Todos los gobiernos insisten en ese mensaje. Con especial énfasis lo hace el de Iván Duque en Colombia, que casualmente, es el más golpeado por la avalancha migratoria.
No obstante, Duque acaba de constatar cómo su gobierno pierde apoyos. Este domingo se celebraron las elecciones municipales y su partido, Centro Democrático, perdió en dos plazas significativas como Bogotá y Antioquia. ¿Afectará esto a los venezolanos?
¿Es Maduro quien incendia las protestas contra Sebastián Piñera en Chile?
Lo que sí está afectando al éxodo es el control de cambios impuesto en Argentina luego de que este domingo el peronista Alberto Fernández, en fórmula con la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, ganara las presidenciales a Mauricio Macri. El Banco Central limitó a 200 la cantidad de dólares que se pueden retirar por mes para evitar una fuga de capitales. A los venezolanos esta situación les sonará conocida.
Un reciente estudio de BBVA Research, el equipo de investigación del banco español, hizo una radiografía completa del perfil del venezolano que está en Perú. Un venezolano dispuesto a trabajar. Que se lanza por las oportunidades. Por eso acude a las ciudades. A Lima esencialmente.
“La mayoría trabajan, aunque no en las mejores condiciones”, apunta el estudio. Un dato es que 89% de los trabajadores no tiene contrato, “en parte debido a que no cuentan con permiso legal o porque no han convalidado sus estudios.
Pese a estas irregularidades, su impacto es notorio. Y para bien. “Al tomar en cuenta la mayor disponibilidad de mano de obra y de capital humano generada por los inmigrantes venezolanos, estimamos que el PIB potencial de Perú ha dado un salto discreto importante, por única vez, entre 2017 y 2019”. Hablan de un impacto de hasta un punto en el producto interior bruto.