Daniel Gómez (ALN).- En 2007, Hugo Chávez y Vladimir Putin pactaron la construcción de varias plantas de fusiles Kalashnikov en Venezuela. Anunciaron que estarían listas en 2010, pero 11 años después siguen sin construirse. Ahora desde Moscú anuncian una nueva fecha. Ya hay técnicos rusos trabajando en Venezuela. ¿Cumplirán?
Alrededor de 100 ingenieros y técnicos rusos trabajan en Caracas para construir las fábricas de fusiles Kalashnikov que hace 14 años pactaron el expresidente venezolano Hugo Chávez y el mandatario de Rusia, Vladimir Putin.
Una fuente rusa al tanto de los trabajos afirmó a la agencia Sputnik que las obran van por el 70%, pero que no estarán listas para 2021, el último plazo establecido.
“La entrega de estas obras al cliente estaba programada para fines de 2021, pero con la pandemia y el confinamiento lo más probable ahora es que se posponga hasta 2022. Todo depende hoy de la parte venezolana: cuanto antes haya una desescalada, antes concluirán las obras”, dijo la fuente.
“En cuanto se levante el confinamiento, viajarán a Venezuela al menos dos brigadas más de especialistas rusos”, agregó la fuente.
En Venezuela la desescalada no está prevista para el corto plazo. El coronavirus está al alza en el país y desde este lunes se implementa “un cerco sanitario y una flexibilización limitada y parcial” en el área metropolitana de Caracas y el estado Bolívar. A esto se suma la falta de vacunas, que pone en entredicho la campaña de vacunación masiva prevista para abril.
Ante esta situación, la fecha más probable para inaugurar las fábricas de Kalashnikov es 2022. Pero tampoco es que la promesa de los rusos sea una garantía.
Una historia de promesas incumplidas
Todo comienza en julio de 2007, cuando Hugo Chávez visita a Vladimir Putin en Moscú. Allí acordaron la construcción de una planta de fusiles Kalashnikov y otra de munición. El proyecto estaba valorado en 200 millones de dólares.
De los trabajos se haría cargo la corporación estatal rusa Rostec, que prometió tenerlos listos para 2010.
Incumplieron este primer plazo y, luego de dos años guardando silencio, en 2012 aseguraron tener las obras al 60%. Esto sugiere un detalle interesante: que en casi una década los trabajos sólo han avanzado un 10%, según le dijo la fuente a Sputnik.
Pero entonces los rusos volvieron a guardar silencio sobre las fábricas. Y llegó diciembre de 2014, cuando el entonces viceprimer ministro ruso, Dmitri Rogozin, reconoció que las obras se habían aplazado por “extrañas incidencias”, posponiendo la inauguración para 2015.
Esas “extrañas coincidencias” fueron un escándalo de corrupción encabezado por Serguéi Popelniujovm, exsenador ruso y hasta ese momento jefe de Rostec, responsable de la construcción de las plantas de fusiles.
Por este caso de corrupción, las obras en Venezuela quedaron paralizadas hasta 2018. Cuando nadie se acordaba de ellas, el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, aseguró que “los trabajos ya estaban en marcha” y que el país produciría fusiles Kalashnikov en 2019.
Pero llegó 2019 y todo seguía igual. En la nada.
En abril de ese año, Serguéi Chémezov, director ejecutivo de Rostec, dijo que “Estados Unidos obstruye la construcción de la fábrica”, la cual, aseguró, “se construirá a pesar de todo”.
Dos meses después, en junio de 2019, Alexander Mijeev, director general de la agencia estatal rusa de exportación de armas, Rosoboronexport, aseguró haber reactivado las obras.
Y otros dos meses más tarde, en agosto, Dmitri Shugáev, director del Servicio Federal de Cooperación Técnica Militar de Rusia, anunció que las plantas de fusiles estarían listas “entre 2020 y 2021, tomando en consideración la situación actual”.
Ahora es marzo de 2021 y una fuente rusa se excusa en la pandemia para justificar el último incumplimiento. ¿Será 2022 la fecha definitiva?
Los problemas de Rusia y Venezuela
Cada vez que rescatan la construcción de las fábricas de fusiles en Venezuela, se ponen de actualidad las palabras del experto ruso y director general adjunto del Instituto de Estrategia Nacional, Alexander Kostin, al portal Russia Beyond en 2015, criticando la falta de experiencia rusa en obras de este tipo.
“La Rusia postsoviética apenas tiene experiencia fabricando plantas de fusiles y munición”, apuntó.
Si bien esto explica una parte de la historia, no hay que olvidar que por otro lado está Venezuela, sumida en una crisis económica, política y humanitaria.