Jonathan Michael (ALN – Boungy).- Los atrasos y vencimientos de los cupones tanto de PDVSA como de la República de Venezuela han creado una bola de nieve que ha crecido con el pasar de los meses y que cambia el monto de los compromisos que se deben afrontar mes a mes. De esta forma, para marzo se deberá honrar, por ahora, unos 742,6 millones de dólares en pagos de deuda, cifra que dista de los 228,7 millones de dólares programados originalmente en el cronograma.
El primer mes de 2018 culminó y la segunda mitad de febrero ya ha comenzado. Para este punto ya se debía haber honrado unos 584,2 millones de dólares en cupones soberanos de la República de Venezuela y PDVSA, pero hasta los momentos ningún pago ha llegado a los acreedores, repitiéndose así un escenario que ya es común para los inversionistas y que se resume en tres simples pasos: el periodo de gracia de los bonos se activa, el desembolso no se concentra con éxito y la emisión recibe una rebaja de calificación por parte de las calificadoras de riesgo.
Desde el cuarto trimestre de 2017 los inversionistas se han quedado atrapados en un limbo en donde los pagos se van acumulando cada vez más y los pronunciamientos gubernamentales respecto al tema se han ido dejando a un lado, llegando al punto del hermetismo. Haciendo un recuento de los compromisos que no se han podido honrar, tenemos que PDVSA acumula un total de seis cupones por 820,1 millones de dólares, mientras que la República junta unos 11 cupones por 1.183,1 millones de dólares, y de este total 10 se encuentran vencidos y uno solo permanece dentro de su periodo de gracia.
Una bola de nieve que cambia el cronograma de la deuda
Los atrasos y vencimientos de los cupones tanto de PDVSA como de la República han creado una bola de nieve que ha crecido con el pasar de los meses y que cambia por ahora el monto de los compromisos que se deben afrontar mes a mes.
De esta forma tenemos que para marzo se deberá honrar, por los momentos, unos 742,6 millones de dólares en pagos de deuda, cifra que dista de los 228,7 millones de dólares programados originalmente en el cronograma. Pero, ¿por qué cambia el monto mes a mes? Al retrasarse un cupón este pasa a tener un periodo de 30 días para la cancelación, es decir, se arrastra el compromiso a un mes del calendario en el cual no se contemplaba un desembolso adicional.
Para el caso actual, una vez vencido el periodo de gracia la emisión pasa a formar parte de los compromisos que ya vencieron sin ver ningún desembolso, siendo este un comportamiento recurrente desde octubre de 2017 y que ha traído como consecuencia que emisiones soberanas con vencimiento en 2018, 2019, 2020, 2023, 2024, 2025, 2026 y 2028 hayan sido declaradas en default por diferentes agencias calificadoras como Standard & Poor’s (S&P) y Moody’s.
Un frágil equilibrio entre el Gobierno y los inversionistas
A pesar de que ya varios compromisos han vencido sin tener alguna respuesta, existe un frágil equilibrio entre los inversionistas y el Gobierno, en donde ninguno de los dos ha dado un paso adelante, pues los tenedores de bonos no han llevado a cabo ninguna acción legal, mientras que el Gobierno ha permanecido hermético y ha dejado pasar el tiempo en medio de una situación económica que se agrava día tras día.
Estos meses serán claves no sólo por el hecho de los vencimientos, sino también porque el Gobierno deberá ejecutar algún movimiento en concreto para hacer frente a sus compromisos
Si en algún momento la iniciativa es tomada por los inversionistas, esta podría afectar negativamente la disposición del Gobierno para honrar el servicio de deuda. Además, podría iniciarse una batalla legal que mine las ganancias que se esperaría obtener debido a los costos que supondría una contienda en contra del Estado venezolano. Por su parte, es poco probable que la posición del Gobierno cambie, al menos en el corto plazo, dado que la cercanía de las elecciones presidenciales tomará un rol protagónico en la agenda gubernamental.
¿Cuándo se podría ver un cambio?
Si bien es cierto que los cupones se han dejado pasar, no podemos decir lo mismo de los pagos de capital, puesto que estos se han cumplido. Ejemplo de lo anterior se pudo ver en octubre y noviembre del año pasado cuando PDVSA, en medio de los retrasos con sus cupones, canceló sin falta la amortización de PDVSA2020 por 841,8 millones de dólares y el capital del PDVSA 2017-8,5% por 1.121,3 millones de dólares. Pero más allá de honrarlos a tiempo, se debe tener en cuenta que estos desembolsos en específico no cuentan con ese lapso extra de 30 días para la cancelación, en otras palabras, se deben pagar sin retrasos.
Ahora nos topamos con un punto importante: En agosto llega el primer desembolso grande de la República enmarcado por el vencimiento de VENZ2018-13,625% por 1.052 millones de dólares, mientras que en octubre PDVSA tiene agendada la segunda amortización de PDVSA2020, y por último en diciembre vence el VENZ2018-7,00% por un monto de 1.000 millones de dólares. Estos meses serán claves no sólo por el hecho de los vencimientos, sino también porque el Gobierno deberá ejecutar algún movimiento en concreto para hacer frente a sus compromI
Inversionistas disminuyen operaciones con bonos de PDVSA
Después de que a finales del año pasado el presidente Nicolás Maduro anunció la renegociación de la deuda externa, los montos negociados en los títulos de PDVSA se dispararon impulsados por un tsunami de ventas que empujó los precios de bonos a mínimos históricos. En concreto, para los meses de octubre y noviembre se negociaron unos montos superiores a los 7.000 millones de dólares, mientras que para diciembre la cifra se colocó en poco más de 2.600 millones de dólares.
Para comienzos de 2018, el monto transado se reportó en 3.460 millones de dólares, un 22,88% menos en comparación a los 4.487 millones de dólares de hace un año.
Los bonos de PDVSA operarán sin intereses acumulados
Al igual que los instrumentos de deuda de la República, la Asociación de Traders de Mercados Emergentes (EMTA) recomendó que los títulos de PDVSA comenzaran a operar sin tomar en cuenta los intereses acumulados, es decir, si PDVSA llegase a honrar los cupones de sus instrumentos, todos estos serían propiedad del inversor que posea el bono.