(EFE).- El glaciar en el mundo retrocede de forma acelerada desde los años 90 y la única solución pasa por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para rebajar la temperatura, explicó a EFE el glaciólogo del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas español, Juan Ignacio López Moreno.
Los glaciares que se mantienen estables o aumentan su tamaño son «casos anecdóticos», detalla Moreno, quien los sitúa exclusivamente en Escandinavia o al sur de Chile «por condiciones muy puntuales, al ser zonas frías y por un incremento de precipitaciones».
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El profesor de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) Raúl Martín Moreno aseguró que los Alpes han perdido un 17 % de hielo en los últimos 20 años a causa del calentamiento global y la presencia del turismo masivo en zonas «donde hace 50 o 70 años no llegaba».
Los geólogos Jérôme Chappellaz y Carlota Escutia Dotti plantean la desaparición de los glaciares en los Alpes y en los Andes como «un proceso irreversible», fundiéndose muchos de ellos a finales de siglo.
Solución tardía
Por su parte, López Moreno apuntó a la reducción de emisiones como el único camino para mantener la masa glaciar; sin embargo, detalló a EFE que «el efecto se vería a las bastantes décadas», por lo que para glaciares como los de los Pirineos, cadena montañosa entre España y Francia, «en una situación extrema» y, según sus palabras, «ya llegaríamos tarde».
La vida que el investigador del IPE-CSIC da a los glaciares más meridionales de Europa no supera los 30 años, debido a la fusión que experimentan desde mediados del siglo XIX y que desde finales del siglo XX se ha acelerado, causando la pérdida de la mitad de los glaciares pirenaicos desde los años 80, explicó.
Además, entre el 2011 y el 2020 «los glaciares en Pirineos han perdido de media un espesor de casi 7 metros y un 20 % de su superficie», aseguró.
López Moreno también mostró preocupación por el año actual, en el que julio ha sido un mes «completamente extremo» en el Pirineo por las altas temperaturas, y con una isoterma de 0 grados que ha estado por encima de los 3.000 metros todos el mes, «haciendo que la fusión haya afectado a todos sus días».
¿Qué ocurre si un glaciar desaparece?
El ambientólogo e investigador del Observatorio Pirenaico de Cambio Climático (OPCC) Juan Terrádez, explicó a EFE que cuando un glaciar desaparece «supone un nuevo nicho ecológico» que abre paso a las «especies colonizadoras», primero en forma de musgos y posteriormente, poco a poco, a través de plantas.
En Pirineos, las plantas potenciales colonizadoras de estos espacios son el Fireweed o la Hutchinsia alpina, por tratarse de especies propias de espacios frescos o muy húmedos, así como la Festuca de los glaciares, perteneciente a entornos calcáreos, indicó a EFE el director del Conservatorio Botánico Nacional de los Pirineos (Francia), Gérard Largier.
Juan Terrádez añadió que en el caso de la desaparición de neveros situados en áreas periglaciares, también consecuencia del cambio climático, desaparece con ellos un tipo de vegetación «que antes permanecía un par de meses al año totalmente recubiertas de nieve».
El ambientólogo puso como ejemplo a los Rododendros, plantas que durante los meses que permanecen sepultadas en la nieve se mantienen a temperaturas estables, lo que «hace que lleguen bien a la primavera para poder germinar las semillas».
El aumento de temperaturas también provoca «un ascenso generalizado de los pisos bioclimáticos», según Terrádez, que explicó que de esta manera, «las especies más termófilas -aquellas que exigen más calor- van colonizando zonas más altas», y puso como ejemplo en Pirineos a los bojs o los espinos.
Además, la desaparición de glaciares supone la aparición de nuevos lagos glaciares o ibones; Terrádez afirmó que en los últimos diez años han aparecido aproximadamente 12 nuevos ibones, siendo «el caso más significativo» el del ‘Ibón Innominato’, «a los pies de La Maladeta», macizo montañoso en los Pirineos.