Pedro Benítez (ALN).- La victoria electoral del nuevo presidente colombiano Iván Duque fue recibida desde el otro lado de la frontera con júbilo y alivio por parte de los opositores al régimen de Nicolás Maduro, pero también con preocupación por la gran cantidad de votos del candidato de izquierda Gustavo Petro. ¿Cómo impactará la llegada al poder de Duque en el país vecino? Y, sobre todo, ¿qué le permitirá hacer la compleja realidad política colombiana ante la crisis venezolana?
En el discurso de victoria, el nuevo presidente electo de Colombia, Iván Duque, no hizo referencia a uno de los temas favoritos de campaña: Venezuela y el fantasma del castro-chavismo. El de la noche de este domingo fue un discurso conciliador donde asumió como propios temas de sus rivales en la primera y la segunda vuelta.
La votación alcanzada por Duque es impresionante. Con la participación electoral (en términos porcentuales) más alta desde 1998, los 10,3 millones de votos son un resultado electoral histórico que supera los de sus predecesores en el cargo Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos.
No obstante, la elección presidencial reflejó lo que ya se venía observando en la campaña: Colombia es una sociedad muy polarizada. Los electores que decidieron el triunfo de Duque (su votación subió de 7,6 millones en la primera vuelta a 10,3 millones en la segunda) lo hicieron para que no ganara su rival de izquierda Gustavo Petro, y por este votó una gran cantidad de electores para que no se impusiera el candidato del uribismo.
Petro tendrá que decidir si es de hecho un aliado dentro de Colombia de Nicolás Maduro (como la exsenadora Piedad Córdoba) o por el contrario rompe definitivamente con el chavismo
Consciente de esta realidad, y con el estilo personal que ya lo había caracterizado como senador, Duque empieza apostando por la moderación. Obviamente desean desmontar esa polarización. “No se trata de ‘duquismo’ o de ‘petrismo’, se trata de una Colombia para todos”, “no hay ciudadanos vencidos”, afirmó Duque.
Además, se comprometió a no “hacer trizas” los acuerdos de paz alcanzados entre el presidente Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC.
Por el contrario, el candidato derrotado, Gustavo Petro, ofreció una dura oposición y conminó al presidente electo a romper con quienes lo llevaron a la victoria. Con más de ocho millones de sufragios Petro alcanza todo un récord para la izquierda colombiana.
Triplica la del candidato del Polo Democrático Carlos Gaviria en 2006 (2.613.157 votos) y más que duplica la del exalcalde de Bogotá Antanas Mockus en 2010 (3.587.975 de votos).
Con este capital político y tal como lo expresó en el discurso de anoche, donde admitió la victoria del nuevo presidente, Petro va a hacer una oposición dura, movilizando la calle. La estrategia consistirá en desgastar al nuevo gobierno y al establecimiento político colombiano.
Cuál derrota. Ocho millones de colombianos y colombianas libres en pie. Aquí no hay derrota. Por ahora no seremos gobierno. https://t.co/oiEhxu2xPT
— Gustavo Petro (@petrogustavo) 17 de junio de 2018
No obstante, en este propósito tendrá sus propios problemas. Así como no todos los votos que obtuvo Iván Duque provienen del uribismo, lo mismo puede decirse de los de Petro. Recordemos que le ganó al exalcalde de Medellín Sergio Fajardo por apenes 300.000 votos en la primera vuelta. Ahora en la izquierda colombiana vendrá una lucha por capitalizar toda esa votación.
Petro no tiene un partido con suficiente implantación a nivel nacional. En el Congreso tendrá una representación muy escasa y en esta segunda vuelta tuvo el apoyo circunstancial de dirigentes como la senadora por la Alianza Verde Claudia López y Antanas Mockus, que en la primera vuelta respaldaron a Sergio Fajardo.
Queda claro que este último (sin ningún tipo de veleidades con el régimen de Venezuela) pudo haber obtenido una mejor votación que Petro ayer.
Mientras que la simpatía de este por el chavismo le hizo daño a sus aspiraciones presidenciales y la senadora López ya lo había advertido públicamente. Será muy difícil que Petro se quite esa mácula mientras Nicolás Maduro gobierne en Venezuela.
Por otro lado, en la historia electoral colombiana han sido muy pocos los candidatos derrotados que han logrado llegar en un segundo o tercer intento a la Presidencia. No pudieron ni Horacio Serpa, ni Carlos Gaviria, ni Mockus, ni Óscar Iván Zuluaga. Esta es la segunda carrera presidencial de Petro, que ya fue candidato en 2010.
Por lo tanto, lo que vendrá es una disputa dentro de la izquierda colombiana (muy típica por lo demás) por ver qué grupo capitaliza el voto antiuribista de aquí a la próxima elección de 2022. De esa lucha dependerá mucho del futuro de Colombia.
Puesto que espantar el fantasma del castro-chavismo y renunciar a la propuesta original de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente no le resultaron suficientes para ganar, Petro tendrá que decidir si es de hecho un aliado dentro de Colombia de Nicolás Maduro (como la exsenadora Piedad Córdoba) o por el contrario rompe definitivamente con el chavismo.
La política de Duque ante Venezuela
Todo esto le puede dar a Iván Duque el margen de maniobra necesario para llevar a cabo sus políticas.
Una de ellas tiene que ver con Venezuela. Aunque este fue un tema debatido desde la precampaña, él fue el único candidato que hizo propuestas concretas como la de crear un Fondo de Atención Humanitaria para la masiva migración venezolana que cruza la frontera hacia Colombia, y planteó que parte de los recursos de Naciones Unidas destinados a supervisar los acuerdos con las FARC sea usada para atender esa emergencia.
Sostuvo, además, que la comunidad internacional no puede dejar sola a Colombia enfrentando la crisis venezolana y que entre los países de la región debería acordarse un sistema de cuotas para recibir a la diáspora venezolana. De paso, se comprometió a presentar una denuncia en contra de Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional.
Si es consistente con su posición política, Iván Duque será el principal oponente al régimen de Maduro entre los jefes de Estado de Latinoamérica
Si es consistente con su posición política, Duque será el principal oponente al régimen de Maduro entre los jefes de Estado de Latinoamérica, a menos que de aquí a la toma de posesión el próximo 7 de agosto hubiera algún desenlace en Venezuela.
En este tema podrá contar con amplio apoyo en el Congreso de Colombia, donde la mayoría de las bancadas las controlan partidos críticos con el chavismo, y con el respaldo pleno de los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, duros fustigadores de Maduro, quienes forjaron la alianza que respaldó la fórmula presidencial ganadora de Duque, en la que lo acompaña la vicepresidenta electa Marta Lucía Ramírez.