María Rodríguez (ALN).- Miguel Díaz-Canel, favorito para sustituir a Raúl Castro en la Presidencia de Cuba, promete un Gobierno que se deba al pueblo. No parece dispuesto a normalizar las relaciones con Estados Unidos. No concibe la ruptura en Cuba y apoya un Gobierno continuista. Este miércoles y jueves se celebra la Asamblea Nacional del Poder Popular, que seguramente designará a Díaz-Canel como sustituto de Castro, un hombre que, como la mayoría de la población cubana, nació después del triunfo de la Revolución.
“No voy a hablarles de un hombre común”, reza un verso de la ‘Canción del elegido’, del cantautor y poeta cubano Silvio Rodríguez. No se refiere a Miguel Díaz-Canel, vicepresidente primero de Cuba, aunque podría. Díaz-Canel es el favorito para sustituir a Raúl Castro al frente de Cuba y ni se apellida Castro, ni tiene formación militar ni vivió el triunfo de la Revolución cubana. ¿Qué tiene en la cabeza un hombre nada común para presidir el país?
Díaz-Canel promete un Ejecutivo que se deba a la gente. “El pueblo va a participar en las decisiones que tome” el próximo Gobierno, dijo el funcionario en marzo a la salida de un colegio electoral para ratificar a los candidatos a la Asamblea Nacional del Poder Popular que se celebra este miércoles y jueves y donde se conocerá el sustituto de Castro. Díaz-Canel añadió que “el pueblo también puede revocar si alguien no cumple con sus responsabilidades”, tal como reportó la agencia AP.
Díaz-Canel: “Yo no concibo las rupturas en nuestro país, creo que ante todo tiene que haber continuidad”
El papel de este ingeniero como presidente de Cuba sería previsiblemente continuista. “Yo no concibo las rupturas en nuestro país, creo que ante todo tiene que haber continuidad”, dijo en noviembre Díaz-Canel a la prensa tras unos comicios municipales. Aunque eludió pronunciarse sobre la posibilidad de que fuese el próximo dirigente de Cuba, aseguró que en el futuro “habrá presidentes siempre defendiendo la Revolución y serán compañeros que saldrán del pueblo”, según recogió la agencia EFE.
En cuanto a la política exterior, no parece que Díaz-Canel esté dispuesto a normalizar las relaciones con Estados Unidos. Según recoge El Nuevo Herald, en un vídeo de una reunión de miembros del Partido Comunista de Cuba (PPC) que se filtró y se publicó en YouTube el año pasado, Díaz-Canel dijo: “El Gobierno de EEUU invadió Cuba, impuso el bloqueo [embargo] y medidas restrictivas. Cuba no hizo nada de eso, así que a cambio de nada tienen que resolver esas asimetrías si quieren relaciones y si quieren la normalización de las relaciones”.
Respecto a la libertad de expresión, Díaz-Canel piensa que el principal reto de la prensa cubana es “la denuncia efectiva de los intentos por parte de la derecha internacional de dominar la región latinoamericana y caribeña”, tal como informó la agencia de noticias Prensa Latina.
En cuanto a educación, el delfín de los Castro subraya la necesidad de que la universidad se relacione más con las entidades que demandan la investigación científica, según publicó Granma. “Tenemos que propiciar más debate científico”, afirmó tras el análisis de los resultados de trabajo del Ministerio de Educación Superior en 2017, e hizo un llamamiento a aprovechar las investigaciones científicas para el desarrollo local.
En el ámbito deportivo, Díaz-Canel apuesta por priorizar la formación integral de los deportistas, para lo que ve esencial fortalecer la cúpula directiva en todas las disciplinas, tal como recogió Granma en el balance anual del Instituto Cubano de Deportes, Educación Física y Recreación.
Made in Revolución
El triunfo de la Revolución cubana con la que Fidel Castro llegó al poder se materializó en 1959. En 1960 nació Miguel Díaz-Canel en la provincia cubana de Villa Clara. Ese año Cuba se retiró del Banco Mundial y comenzó una ola de expropiaciones de empresas petroleras, de gas y teléfono, y también la nacionalización de la banca. La respuesta de EEUU fue el inicio del bloqueo económico a Cuba, tal como resume Izquierdadiario.es.
En 1975, cuando Díaz-Canel aún era sólo un adolescente, la asimilación del modelo soviético en Cuba era evidente. Un año después se proclamó una nueva Constitución que reafirmó a Fidel Castro en el poder como jefe de Estado indiscutido.
Con la caída del bloque comunista en 1989, para Cuba “fue como si dejara de salir el sol”, tal como lo describió el propio Fidel Castro. A comienzos de los 90 EEUU intensificó el embargo a Cuba. Díaz-Canel ya era ingeniero electrónico y había ejercido incluso como docente en la Universidad Marta Abreu. En estos años escaló puestos en la Ejecutiva de los Castro de forma silenciosa. En 1991 fue elegido miembro del Comité Central del PCC y en 1993 segundo secretario del Comité Nacional de la UJC (Unión de Jóvenes Comunistas).
Raúl Castro se mantendrá como primer secretario del PCC al menos hasta 2021
En 2005 el chavismo estaba en pleno auge y la sintonía a nivel político y personal entre el venezolano Hugo Chávez y Fidel Castro se tradujo en apoyo mutuo. En estos años Díaz-Canel ya era primer secretario del PCC en la provincia de Holguín y miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba a propuesta de Raúl Castro.
2018 es el año de la retirada de Raúl Castro de la Presidencia y del ascenso de su elegido, Díaz-Canel. Al nuevo presidente le tocará pasar de las expectativas a los hechos al frente del Gobierno cubano en un contexto regional de viraje hacia la derecha. Castro vigilará a Díaz-Canel de cerca, ya que se mantendrá como primer secretario del PCC al menos hasta 2021.
¿Qué dicen de Díaz-Canel?
“No es un advenedizo ni un improvisado”, advirtió Castro al anunciar la designación de Díaz-Canel como vicepresidente del Consejo de Estado ante el nuevo Parlamento en 2013, según recogió entonces la prensa de la región. Añadió que Díaz-Canel tenía “firmeza ideológica”. De joven, el delfín de los Castro había dirigido la Unión de Jóvenes Comunistas de su provincia.
La bloguera cubana disidente Yoani Sánchez ha escrito de Díaz-Canel que “es un fiel producto del laboratorio de los cuadros políticos, alguien amamantado en las ubres del PCC y apegado al guion oficial, sin separarse una sola línea”. Para Sánchez se trata de “un hombre gris, sin carisma ni voluntad propia”, tal como publica la BBC. En Twitter Sánchez insiste en calificar la Asamblea de este miércoles como un “traspaso de poder a dedo” o “dedazo”.
Artículos publicados en 14ymedio, diario que Sánchez dirige, hablan de que Cuba vive un “cambio histórico” en un clima de apatía política. Añaden que “tras más de medio siglo con el apellido Castro al frente del país, la sensación es que todo va a seguir como hasta ahora”.
Rafael Hernández, director de la revista cubana Temas, de línea oficialista, dijo en conversación con BBC Mundo que “sólo a la prensa de fuera de Cuba se le ocurre pensar que el sucesor pueda ser otro que Díaz-Canel”.
“Es un apparatchik (funcionario a tiempo completo del Partido Comunista) famoso por su discreción y por repetir calculadamente el discurso oficial, pero también Adolfo Suárez era el hombre que iba a ser el cancerbero de las ideas franquistas y, sin embargo, ocurrió lo contrario”, advierte el analista político cubano Carlos Alberto Montaner, tal como recoge El País.
Sánchez insiste en calificar la Asamblea de este miércoles como un “traspaso de poder a dedo” o “dedazo”
El historiador cubano Rafael Rojas añade un matiz: “Mi impresión es que Castro facilitará el despliegue del protagonismo de Díaz-Canel, manteniendo a raya al sector más contrarreformista”, explica Rojas, según publica El País, y añade que es probable que al principio Díaz-Canel se muestre conservador pero que “de aquí a 2021, si llega a consolidarse, habrá que ver qué pasa con las reformas, que son inevitables para la propia continuidad del sistema cubano”.
En este sentido, y en una tribuna en El País publicada este miércoles, Rojas subraya que como Díaz-Canel, la mayoría de la población cubana nació después de 1959 “pero el hecho de que sólo haya conocido el socialismo no la hace menos partidaria de las reformas. Al contrario”, puntualiza el historiador y añade que los jóvenes cubanos, especialmente los que han crecido con la revolución tecnológica del siglo XXI, “pugnan por mayor autonomía, libertad de movimiento, acceso a internet, fin de la censura y la represión, facilidades para emprender negocios…”. Por ello, Rojas concluye que, si los nuevos gobernantes son responsables, “deberían, cuanto antes, traspasar el mando a sus hijos”.