Daniel Gómez (ALN).- El Papa Francisco está muy unido al presidente de la Fundación Telefónica, César Alierta. Sin ningún ánimo evangelizador, conversa constantemente con el empresario, le da órdenes directas de lo que quiere y le anima a continuar con las iniciativas de más impacto. Es más exigente que ninguno.
– ¿Cómo va eso?, le dijo el Papa Francisco al presidente de la Fundación Telefónica, César Alierta, en una de sus últimas conversaciones. Se refería al proyecto ProFuturo, con el que la multinacional española pretende escolarizar a millones de niños del Tercer Mundo.
– Llevamos seis millones de niños.
– Es muy poco, Alierta.
– Hacemos lo que podemos, Santo Padre.
Alierta se reía mientras contaba la anécdota en el foro de emprendimiento y startups South Summit de Madrid. Allí desveló sus principales acciones al frente de la Fundación Telefónica, así como su estrecha relación con el Papa, muy comprometido con el proyecto. Es el más exigente.
Francisco, nacido Buenos Aires, se reunió por primera con Alierta en septiembre de 2017, en la visita del Papa a Colombia. Allí el empresario le presentó ProFuturo, una iniciativa de Telefónica en colaboración con La Caixa, para llevar la educación digital a los países más necesitados.
– Deberían empezar por Angola, le dijo el Papa.
– ¿Por qué lo dice?
– Porque los ministros y misioneros de la Iglesia son argentinos.
Por Angola empezaron, y de allí se expandieron hacia un total de 23 países de África, Asia y Latinoamérica. La fundación entrega tablets a los misioneros. Elige a los más “espabilados”, los forma para que las sepan utilizar y estos transmiten el contenido a los niños.
– Alierta, quiero que los niños aprendan también valores universales. Todos, seamos de donde seamos, tenemos que tener valores, insistió el Papa.
Por eso, además de matemáticas, física e historia, ProFuturo enseña a los niños conceptos asociados a la ciudadanía, la democracia y el respeto. No hay contenido religioso ni evangelizador en esos mensajes. Simplemente es un compromiso con la enseñanza.
Alierta contó una anécdota que lo revela. El empresario visitó hace poco el norte de Nigeria. Allí viven muchos niños, pero hay pocas escuelas. Para muchos, las más cercanas están a varias horas de camino, y eso es un enorme bache para su formación.
Desde ProFuturo se dieron cuenta de que, a pesar de haber pocas escuelas, había muchas mezquitas, por lo general inutilizadas. Entonces hablaron con los imanes, los sacerdotes musulmanes, para usar las mezquitas como centros de enseñanza, siendo los propios imanes los profesores. Estos aceptaron de buen grado, y fueron formados para el uso de tablets por miembros de la fundación. En su viaje, Alierta pudo comprobar que los niños nigerianos estaban encantados, y no tardó en hacérselo saber al Papa.
– Alierta, quiero más mezquitas, contestó Francisco.
– De acuerdo, Santo Padre.
Así es como el empresario, con el beneplácito y la orden del Papa, forma, sin tener en cuenta su condición religiosa, a millones de niños en todo el mundo. Hoy son poco más de seis millones, pero el objetivo es que, a finales de 2018, sean 7,7 millones.