Juan Carlos Zapata (ALN).- El dirigente nacional del Partido Demócrata, Leopoldo Martínez, vaticina una victoria frente a los republicanos en la jornada electoral que se libra este martes en los Estados Unidos. Señala que el tema Venezuela no será decisivo en el universo latino pese a que el presidente Donald Trump lo ha introducido en la campaña. Es el voto originario de Puerto Rico el que tiene más peso en el estado de Florida. Martínez, nacido en Venezuela, señala que “la retórica dura contra el régimen de Venezuela tiene un impacto pero no ha cambiado las cosas electoralmente con respecto al voto latino en general”. Piensa que “los temas prioritarios de los latinos están más sintonizados con las necesidades de la clase trabajadora y el tema migratorio”.
Estados Unidos se enfrenta este martes a una jornada electoral. Lo que pasa por una elección regional y de congresistas, se ha convertido en una especie de referendo de la gestión, el discurso, el estilo y la política que encarna el presidente Donald Trump. El analista global Moisés Naím escribió en este diario que Trump aún conserva el 40% de aceptación. ¿Pero cuánto de este apoyo se trasladará hacia los candidatos republicanos? Leopoldo Martínez, colaborador de ALnavío, señala en esta entrevista que se trata de la “popularidad más baja de cualquier presidente en la historia a esta altura de su mandato. Incluso es baja a pesar de que la economía todavía va muy bien. Pero ese 40% es un promedio nacional… Por eso el dolor de cabeza de los republicanos. Trump ha secuestrado el partido porque es difícil para un republicano moderado y sensato abrirse paso ante la retórica de Trump”. Lo cierto es que estas elecciones lucen más que extraordinarias. Por Trump. Por el papel que está jugando el expresidente Barack Obama. Y por el voto latino y las figuras latinas que se miden y con altas posibilidades de triunfo. De hecho, en el caso de Beto O’Rourke, candidato a la Gobernación de Texas, en caso de ganar puede convertirse en un serio aspirante a la candidatura demócrata.
-¿Cuáles son los pronósticos de Leopoldo Martínez para Florida y Texas?
-En Florida todo indica que la gobernación la ganará el demócrata Andrew Gillum. Su carisma y popularidad, con un mensaje bien enfocado en temas prioritarios para la gente, ayudó enormemente al senador Bill Nelson, quien resultará electo. También se ganarán varios escaños al Congreso que hoy están en manos republicanas. En Texas la lucha es más dura. Pero Beto O’Rourke tiene una opción real de ganar la candidatura al Senado contra Ted Cruz. Un dato interesante es que resultarán electas las primeras dos mujeres latinas al Congreso por Texas: Verónica Escobar en El Paso y Silvia García en Houston.
-¿Luce más complicado que lo que se esperaba ganarle a Trump?
-Al contrario. Trump ha sido un pasivo enorme para el Partido Republicano en estados o distritos de comportamiento electoral pendular. Para el Partido Demócrata controlar la Cámara hoy día es muy difícil porque en las últimas décadas legislaturas en manos republicanas han construido un campo de batalla caracterizado por el Gerrymandering, donde la rentabilidad del voto republicano se incrementa desproporcionadamente. Sin embargo, en esta oportunidad 39 distritos electorales entraron en disputa (y los diputados republicanos con nombre que cuidar en ellos anunciaron no ir a la reelección) precisamente por la controversial retórica de Trump ante esos electorados. Para los demócratas es muy difícil controlar la Cámara de Diputados en elecciones de mitad de período donde la participación baja en ausencia de un candidato presidencial popular, como fue el caso de Obama en el 2008. Pero incluso bajo la Presidencia de un fenómeno electoral como Barack Obama se perdió el control de la Cámara de Representantes desde el 2010. Trump se ha convertido en una figura tan complicada de manejar para los republicanos que se allanó el camino para el control de la Cámara a pesar del Gerrymandering y de que estamos en elecciones de mitad de período. Trump es un pasivo tan grande para los republicanos que la candidata demócrata a gobernadora de Georgia, Stacey Abrahams, tiene una posibilidad de ganar este martes en Georgia, un bastión republicano. Incluso, hay evidencias de ventajismo y fraude electoral en el registro de electores que controla su contendor republicano, quien se desempeña como secretario de Estado. El tema de la supresión de electores en Georgia ha sido algo grotesco para impedir el ascenso de Abrahams. Hasta Georgia está en juego por lo tóxico que es Trump.
-Todavía Trump conserva un 40% de aceptación, ¿cuánto de ello favorece a los candidatos republicanos?
-Es la popularidad más baja de cualquier presidente en la historia a esta altura de su mandato. Incluso es baja a pesar de que la economía todavía va muy bien. Pero ese 40% es un promedio nacional. Cuando vas a ciertos estados de tendencia clara republicana su popularidad es muy alta, y lo mismo ocurre en ciertos distritos electorales definidos bajo el subterfugio del Gerrymandering. Por eso el dolor de cabeza de los republicanos. Trump ha secuestrado el partido porque es difícil para un republicano moderado y sensato abrirse paso ante la retórica de Trump. Pero la radicalidad de Trump sí lo ayuda con el tema del Senado. La elección de senadores ofrece un mapa muy difícil para los demócratas en estas elecciones. El Senado se renueva por terceras partes y de los 35 escaños en disputa toca decidir la reelección de un grupo de demócratas que ganaron en 2012 bajo la oleada electoral de Obama, en estados de firme tendencia republicana como Missouri o Dakota del Norte, donde la retórica de Trump funciona muy bien. En esos estados su popularidad es muy superior al promedio nacional e incluso los ganó con ventajas históricas en 2016. Es decir, incorporó a un electorado pasivo que resulta más radical que el promedio republicano. Trump tuvo suerte. Con otro mapa electoral los demócratas arrasan el Senado también. Hoy día en el promedio nacional el voto genérico es favorable al candidato demócrata en 12% cuando se mira el promedio nacional, pero no es así en estos estados donde Trump está muy por encima del promedio nacional en su popularidad.
-Trump ha colocado el tema Venezuela en la disputa, sobre todo en Texas y Florida. ¿Cómo mueve esto al voto latino?
-La retórica dura contra el régimen de Venezuela tiene un impacto pero no ha cambiado las cosas electoralmente con respecto al voto latino en general. Moviliza a un elector que ya tenía inclinación a votar por los republicanos, suma quizás algunos. Es una estrategia sobre todo rentable en el terreno del financiamiento electoral. En el distrito 27 (Miami) va a ganar la demócrata Donna Shalala, el curul que antes era de Ileana Ros-Lehtinen, para una muestra de mi argumento. El factor hispano que decide en la Florida son los puertorriqueños en el corredor central del estado. Los temas prioritarios de los latinos están más sintonizados con las necesidades de la clase trabajadora y el tema migratorio. Por ejemplo, pensando en los venezolanos y nicaragüenses, si a Trump y los republicanos les preocupa la crisis humanitaria en Venezuela y la crisis de Nicaragua, ¿por qué no aceptan la propuesta demócrata de ofrecer alivio migratorio temporal a los venezolanos y nicaragüenses que se han venido a Florida para encontrar refugio o apoyo en los hogares de sus familiares que son ciudadanos estadounidenses y residen en el estado?
¿Por qué los estadounidenses siguen votando por Donald Trump?
-¿Hasta dónde el presidente Obama ayuda?
-Ayuda mucho. Sobre todo con dos temas clave. La mayoría republicana ha puesto en jaque la reforma sanitaria que ha pasado a ser un derecho adquirido gracias al liderazgo de Obama. No proponen mejorar la reforma de Obama sino derogarla. Grave error, además de una injusticia social. Obama en campaña centra las cosas en ese tema que según las encuestas está entre las prioridades o necesidades sentidas del electorado. El otro aspecto donde ayuda su presencia en campaña es con el voto afroamericano y el voto millenial, claves en la coalición demócrata. Pero sobre todo, la imagen cordial, jovial y amable de Obama. Su discurso optimista y centrado en la inclusión y la justicia crea un contraste refrescante frente a la retórica de odio y miedo de Trump.
-¿Ganarán los demócratas la Cámara de Representantes? ¿Cuál es el impacto político de esto?
-Sí la controlarán. El impacto es inmenso en el plano legislativo donde hay tantas cosas en riesgo: reforma sanitaria, inmigración, presupuesto y gasto público en programas sociales o inversión en infraestructuras. Pero en un escenario de mayor radicalización por parte de Trump, suponiendo que conserven la mayoría del Senado, la Cámara puede asumir investigaciones muy serias contra Trump y ofrecer apoyo decidido al fiscal Bill Mueller. No habría un impeachment porque eso depende del Senado, pero la Cámara puede proponer el impeachment a partir de sus investigaciones e incluso exponer muchas cosas que hoy se presumen pero falta comprobar fehacientemente a la opinión nacional; por ejemplo, la situación de los impuestos de Trump, sus vínculos con sus propios negocios durante la presidencia, o la Trama Rusa. Es un presidente rodeado por el escándalo desde el día 1.
-Estas elecciones tienen una marca latina. Rostros nuevos. Nuevos discursos. ¿Qué importancia tiene para la comunidad latina el triunfo de ellos? ¿Cuáles son los más importantes?
–Andrew Gillum, de ganar cómo está previsto la Gobernación de Florida, para a ser una figura clave en la opinión nacional para hablar de rostros nuevos. Además con Florida en manos demócratas el camino para la reelección de Trump es muy difícil. Otro rostro nuevo que surge es el de Beto O’Rourke en Texas. Incluso si logra derrotar a Ted Cruz será sin duda un fuerte candidato presidencial demócrata. El roster de figuras latinas también crece con rostros refrescantes y un mensaje muy potente: Alexandria Ocasio-Cortes dará mucho que hablar desde el Congreso, otras mujeres como Verónica Escobar o Silvia García también. Debbie Mucarsel, de origen ecuatoriano, podría llegar al Congreso y destacar mucho. La Gobernación de Nuevo México la ganará la demócrata Michell Lujan. Desde el punto de vista de organización político-electoral el papel e influencia de grupos como Latino Victory Project de tendencia progresista han crecido enormemente y serán indispensables en las presidenciales del 2020.