Juan Carlos Zapata (ALN).- No son del todo buenas las noticias económicas para España y de ello deben tomar nota los migrantes venidos de Venezuela que se han instalado en este país, o los que sin ser residentes, han invertido o están interesados en hacerlo. El gobierno de Pedro Sánchez intenta alentar a los actores, señalando, según dijo la vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos, que se observan “menos riesgos a la baja”. Pero todas las proyecciones para 2020 son de caída del PIB respecto a 2019.
Porque hay de todo. Desde la incursión del Grupo Polar adquiriendo el control de Antojos Araguaney hasta quienes desde su casa emprenden una actividad de mínima inversión pero que los cubre y los sostiene, a ellos y a sus familias. La migración venezolana es emprendedora. Y de ello dan cuenta los ya miles de negocios que pueden identificarse en las principales ciudades de España. Están los que comienzan y están los que, cumplida una primera etapa, se expanden, son cadena o están en proceso de serlo. Hay un sueño por cumplir.
La explosión es de los últimos tres años. Primero aterrizaron los grandes capitales que entraron en la banca, Juan Carlos Escotet, o en centros comerciales, Sambil-Cohen, o en los inmuebles, Grupo Capriles, y hasta en bodegas de vino, Mauricio Gómez Sigala, y fábricas de cerveza, Juan Carlos Maldonado. Pero ahora también están los restaurantes, cafeterías, pizzerías, maquillaje, courier, pastelerías, mantequerías, tabernas, gimnasios, centros de negocios, asesoría legal, venta de seguros, marketing, redes sociales, moda, regalos, centros odontológicos, agricultura, centros médicos, y hasta clínicas especializadas para perros.
Porque insisto, hay de todo. Como el par de jóvenes, Mario Gómez y Luis Carlos Serra, que han montado una empresa dirigida a ponerle calor, color, música y sonido a la noche de Madrid. Ya trabajan con los principales clubes del barrio de Salamanca, poniendo en práctica lo último en espectáculo de discotecas; lo que aprendió Mario Gómez en Miami y en otras ciudades de los Estados Unidos, que son las que marcan la pauta en este tipo de operaciones, y que Madrid ahora recoge.
Así fue como el grupo Polar compró la empresa de los reyes del emprendimiento venezolano en España
O el caso de Waleska Arévalo que con mucho miedo se decidió a abrir un mínimo rincón de sabores en el mercado Barceló. Va con cuidado. Y con mucha suerte. Porque el local le fue cedido a Waleska por un cliente de su esposo que se equivocó en las dimensiones y en las características que debía tener la carnicería que estaba montando. Advertido del error por el marido de Waleska, el carnicero fue tras otro local y con la suerte, también, de que el carnicero que lo poseía estaba desencantado de que sus hijos no se ocuparan del negocio. De modo que cuando se vio frente al colega que no tenía espacio, le cedió el suyo, le entregó las llaves, aquí tiene. ¿Y qué iba a hacer el hombre con dos locales? Pues nada. Aplicó la lógica de que si a él le estaban cediendo un espacio pues también cedería el suyo. Y en eso resultó favorecida Waleska y ello explica que exista ese pequeño punto en el mercado Barceló llamado Doña Bárbara.
Sin olvidar el caso de Goiko que, como hemos adelantado en el diario ALnavío, su propulsor, Andoni Goicoechea, pasó a convertirse en el primero del éxodo en hacerse millonario, al vender la cadena de restaurantes al fondo L Catterton de Louis Vuitton. Y si faltaba algo, Goicochea que había invertido en Antojos Araguaney, también está involucrado en esta venta, con lo cual son dos golpes en poco más de un año. Esto es como para decir: Sí se puede. Y lo puede decir Fernando Rodríguez: que comenzó vendiendo quesos en la calle, siguió con la fundación de Antojos Araguaney, se asoció con Goicochea cuando este vendió Goiko Grill. Ahora Rodríguez aparece en las noticias bajo el paraguas de Polar.
Pero se puede si se mide el terreno. Si se observa el entorno. En todos los casos de éxito, los emprendedores venezolanos han dicho haber contado con la mejor asesoría legal, marketing y de negocios. Y si no. Aplicar el instinto. Aguzar el instinto. Y enterarse de las tendencias, el impacto de las estaciones y las épocas, de las ventajas del crédito bancario, o de las ayudas que ofrece la Unión Europea si la inversión tiene que ver con ecología
Pero se puede si se mide el terreno. Si se observa el entorno. En todos los casos de éxito, los emprendedores venezolanos han dicho haber contado con la mejor asesoría legal, marketing y de negocios. Y si no. Aplicar el instinto. Aguzar el instinto. Y enterarse de las tendencias, el impacto de las estaciones y las épocas, de las ventajas del crédito bancario, o de las ayudas que ofrece la Unión Europea si la inversión tiene que ver con ecología, o las ventajas de Aval Madrid, por ejemplo, una entidad que ofrece apoyo a emprendimientos. Pero nada sustituye el esfuerzo y el trabajo. Se trabaja mucho. De domingo a domingo, coinciden los testimonios. Y es que el territorio ajeno, donde la competencia puede ser feroz, demanda un esfuerzo tenaz. Y el migrante debe saber esto de antemano.
Lo siguiente es el entorno. Y aquí es donde entra el FMI señalando que la economía crecerá 2,0% en 2019 y este 2020 un 1,6%; una baja sustancial. Y con este índice coinciden las firmas especializadas, los estudios de bancos y organismos de diversa naturaleza. Aunque el gobierno de Pedro Sánchez admite que, a pesar de todo, palabras de la vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, habrá estabilidad en la ralentización. El entorno también es estar al tanto de los sectores que más crecen. O despuntan. En este sentido, al menos hay buenas noticias para la migración que llega a España de Venezuela: y es que restaurantes, lo que es comida, figura en los sectores más dinámicos, igual que construcción.