Daniel Gómez (ALN).- Con un presupuesto multimillonario, un equipo de primer nivel, eventos de celebrities, carteles gigantes y anuncios en todos lados, Netflix va con todo. Quiere que Roma, del director mexicano Alfonso Cuarón, se lleve el Oscar a la mejor película para que por fin le tomen en serio en Hollywood.
En Netflix no se conforman con ganar el Oscar a la mejor película extranjera. Quieren que Roma, la última producción del director mexicano Alfonso Cuarón, sea reconocida con todos los honores y alce la estatuilla a mejor película.
Todavía la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas no ha anunciado nominados. Lo hará el próximo 22 de enero, mientras que la gala se celebrará 24 de febrero en el Dolby Theatre de Los Ángeles.
Aun así, Roma ya está colocada como una de las favoritas, sobre todo después de haber logrado el León de Oro a mejor película en el Festival de Cine de Venecia. De cara a los Oscar, los expertos cinematográficos le pronostican hasta nueve nominaciones, siendo una de ellas la de mejor película.
Roma, ambientada en el México de 1970, en una colonia que precisamente se llama Roma, sigue la vida de una familia de clase media y su asistenta del hogar. Es un relato semibiográfico de la infancia de Cuarón, quien también se desempeña como director de fotografía, e innova presentando el relato en blanco y negro y en español.
La otra novedad de Roma tiene que ver con el productor. Que sea Netflix la que la distribuya ha supuesto una revolución en la industria cinematográfica. Apenas hay salas de cine en las que la reproducen, ya que está disponible para los 140 millones de usuarios suscritos a su plataforma.
Es sabido que en la Academia son poco dados a innovaciones fuera de la pantalla. Son unos puristas en ese sentido, por lo que las plataformas como Netflix despiertan cierto rechazo.
Al respecto, el director Steven Spielberg, voz más que autorizada en Hollywood, llegó a decir en marzo de 2018 que, si una película se lanza para un formato como el de Netflix, “es una película para televisión” y que por tanto “merecen un Emmy, pero no un Oscar”.
El director español Pedro Almodóvar también participó de esta polémica al decir que “sería una enorme paradoja” que “cualquier premio sea para una película que no se pueda ver en salas”.
Más de 20 millones en promoción
Como con la Academia es mejor llevarse bien, Netflix invierte en diplomacia. Cálculos extraídos de un reportaje de The New York Times apuntan que la plataforma estadounidense ha invertido 20 millones de dólares para promocionar Roma. Eso es más dinero de lo que costó la propia película, presupuestada en 15 millones.
“Podría ser incluso más”, escribió el periodista Kyle Buchanan. Hasta ahora este récord lo marcó La Red Social. La película que recrea la historia de la creación de Facebook invirtió 25 millones de dólares en promoción. Una apuesta por conquistar la mejor película que finalmente terminó en fracaso, ya que se impuso El discurso del rey. Aún así, La Red Social ganó tres estatuillas y el Globo de Oro a mejor película.
Cabe destacar que, para el presupuesto de Netflix, estos montos son poco. En 2018, según reveló The Economist, el gigante audiovisual gastó cerca de 13.000 millones de dólares en producción de series y películas. Ni siquiera Warner Bros y Disney se acercaron a esas cifras.
Además, según previsiones de Goldman Sachs, en 2022 Netflix podría estar manejando un presupuesto anual de 22.5000 millones de dólares, lo cual igualaría el gasto total de todas las compañías de cable y canales de Estados Unidos.
La estrategia para la victoria
Para el prestigio de Netflix, y su consolidación dentro de la industria cinematográfica, no hay nada mejor que un Oscar. Es cierto que ganó el de mejor documental en 2018 con Ícaro, centrado en el dopaje ruso. Pero no es la estatuilla a la mejor película. Por eso van con todo.
Para Netflix no hay nada mejor que un Oscar. Es cierto que ganó el de mejor documental en 2018 con Ícaro, centrado en el dopaje ruso. Pero no es la estatuilla a la mejor película. Por eso van con todo
Ir con todo significa trabajar con Cuarón, destacado por su labor en películas como Harry Potter Prisionero de Azkaban, Y tu mamá también y Gravity. Este último, film con el que logró la estatuilla a mejor director en 2013.
Ir con todo también supone organizar eventos multitudinarios en los que se regalan libros de hasta 175 dólares y fiestas elitistas de promoción, con invitados de la talla de Angelina Jolie.
Ir con todo es contratar anuncios para prensa escrita, digital y televisión, y colgar gigantes carteles con la imagen de Yalitza Aparicio, actriz que da vida a la criada en Roma.
E ir con todo es que la encargada de la campaña de publicidad de la película sea Lisa Taback, quien trabajó para Moonlight, ganadora de tres Oscar en 2017, incluido el de mejor película, y Spotlight, la cual ganó dos estatuillas en 2016, una de ellas la que ahora persigue Roma.
Adoración de la crítica
Los esfuerzos de Netflix no han sido en balde, y la crítica se lo recompensa. Los redactores de los principales diarios le regalan adjetivos de todo tipo. Cuesta encontrar a alguien que no se deshaga sólo en elogios, y uno de ellos fue el hijo del escritor peruano Mario Vargas Llosa, Álvaro Vargas Llosa.
“El verdadero problema de Roma son los críticos y jurados que han decretado que es una obra maestra absoluta por razones que uno sospecha que tienen menos que ver con los méritos que con el zeitgeist: ese espíritu de los tiempos con el que encaja tan milimétricamente el feminismo de la película, su renuncia a los grandes presupuestos para acaracolarse en la intimidad del autor sin importar los circuitos cinematográficos enajenantes, su apuesta por una actriz no profesional y su aire a poesía que redime a los explotados embelleciéndolos”, escribió Vargas Llosa hijo en ABC.
Alonso Díaz de la Vega, crítico del diario mexicano El Universal, también adopta un tono crítico ante la película “Roma es inevitablemente importante e histórica. Las más de las veces es asombrosa. Pero, aunque difícilmente podría ser más espectacular, sí podría estar mejor escrita y sí podría hacer más por visibilizar los problemas de clase a los que alude”.
Salvando estas excepciones, los comentarios de los expertos son unánimes. “Una obra maestra”, afirmó Manohla Dargis, de The New York Times. “Un drama magistral”, apuntó Ann Hornaday, de The Washington Post. “Cuarón ha hecho su mejor película”, dijo Peter Bradshaw, de The Guardian. “Cine hermoso y puro”, sentenció Carlos Boyero, de El País.