(EFE).- El expresidente independentista catalán Carles Puigdemont reclamó el sábado la aplicación de la ley de amnistía por la justicia en España porque aseguró que quiere hacer política «en condiciones de normalidad».
Puigdemont, acusado por la justicia española de malversación, hizo hoy sus primeras declaraciones en su residencia de Waterloo (Bélgica), tras su breve aparición y posterior huida de España el pasado jueves durante un acto en Barcelona.
El expresidente catalán regresó ese día a Barcelona y dio un mitin a apenas unos metros del parlamento regional donde iba a tener lugar la investidura del socialista Salvador Illa, en medio de un gran operativo policial.
Aún así, consiguió darse de nuevo a la fuga sin ser detenido y ayer viernes confirmó que está de regreso en su domicilio en Waterloo.
Sobre Puigdemont, huido de la justicia española desde 2017 por declarar la independencia de Cataluña de manera unilateral, pesa una orden de detención por un delito de malversación, que no está incluido en la ley de amnistía de la que sí se han beneficiado otros independentistas catalanes.
En declaraciones de este sábado al canal autonómico de televisión TV3, en el jardín de su residencia en Waterloo, Puigdemont criticó que, desde los tribunales españoles, no se aplique la ley de amnistía y aseguró que, «si se quiere hacer política en condiciones de normalidad, y yo quiero hacerla, esta ley se debe aplicar».
El regreso de Puigdemont a Barcelona siete años después de su marcha a Bélgica, sin que fuera detenido por los Mossos d’Esquadra (policía autonómica), ha causado polémica en España.
El juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena ha solicitado sendos informes a los Mossos y al Ministerio español del Interior sobre el operativo policial y «sobre los elementos que determinaron su fracaso».
Hasta el momento hay tres agentes del cuerpo policial catalán detenidos por, presuntamente, haber colaborado en la entrada a España de Puigdemont en España y su posterior huida.
Cataluña estrena nuevo ciclo
Con la asunción del Gobierno presidido por el socialista Salvador Illa, Cataluña estrena una etapa de moderación que marca el final del «procés», como se bautizó el intento independentista encabezado por Puigdemont.
Illa, el primer presidente no soberanista de Cataluña en casi 15 años, lidera un equipo con «vocación de servicio» y «transversal, representativo tanto territorialmente como socialmente del país», que deberá servir a una «nación catalana» dentro de una «España plurinacional» y en «una Europa de horizonte federal».
Así lo ha remarcado Illa en el acto de toma de posesión de los 16 consejeros del Gobierno regional, en el que figuran, además de socialistas e independientes, nacionalistas moderados catalanes y el hasta ahora portavoz del Parlamento europeo, Jaume Duch.
El dirigente socialista se ha comprometido también a transformar Cataluña mediante «el diálogo, el análisis reflexivo y no precipitado y la búsqueda de consensos y acuerdos como método para avanzar».
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