(EFE).- El presidente de Guyana, Irfaan Ali, viajó este viernes por la noche a la Guyana Esequiba y envió un mensaje a Venezuela subrayando que su país no cederá ni una «pulgada» de territorio, en el marco de la disputa entre ambos países y tras el anuncio de Venezuela de realizar un referendo.
Venezuela celebrará un referendo el próximo 3 de diciembre, en el que el país responderá, entre otras cuestiones, si aprueba o no anexionarse la Guayana Esequiba, un territorio de casi 160.000 kilómetros cuadrados en disputa con Guyana.
«El Gobierno y la oposición emitimos recientemente una declaración conjunta en la que dejamos muy claro que nadie cometa ni un solo error. Esta Esequiba es nuestra, cada centímetro cuadrado de ella», afirmó Ali en su discurso desde el territorio.
«Respetamos el derecho internacional y es allí donde debe dirimirse esta controversia planteada por Venezuela. No debe ser en otro lugar que en el ámbito de la Corte Internacional de Justicia, tal y como le fue asignado por el secretario general de Naciones Unidas», añadió el mandatario.
Guyana está comprometida «con la paz»
En este contexto, el presidente guyanés subrayó que Guyana está comprometida «con la paz» y, al mismo tiempo, con «la salvaguarda y defensa de cada centímetro cuadrado del país».
Asimismo, agradeció a la comunidad del Caribe (Caricom) por emitir un comunicado el miércoles recordando que «el derecho internacional prohíbe estrictamente que el gobierno de un Estado se apodere, anexione o incorpore unilateralmente el territorio de otro Estado».
Por su parte, el Gobierno de Venezuela exhortó este sábado a Ali, a «desechar la carrera bélica» y le pidió, en cambio, asumir el «diálogo» para resolver esta controversia.
La Guayana Esequiba, rica en recursos naturales y minerales, ha sido el centro de una pugna entre las partes y se encuentra en un nuevo episodio de tensión, luego de que la Corte Internacional de Justicia se declarara competente para decidir al respecto, algo que Venezuela rechaza.
Guyana se basa en un laudo arbitral de 1899 que le adjudicó el territorio (entonces bajo el dominio del Reino Unido), una decisión contra la que el país petrolero protestó de inmediato, un reclamo que, tras varias fases, se mantiene.