Daniel Gómez (ALN).- El Canal Interoceánico de Nicaragua no está parado, dice a ALnavío la ministra de Turismo, Anasha Campbell. “El proyecto empieza con una fase de estudios de factibilidad. Actualmente está en ese punto”, explica. El caso es que desde 2014 ni el presidente, Daniel Ortega, ni el magnate chino al que se encargó el proyecto, Wang Jing, se han pronunciado al respecto.
El Canal Interoceánico de Nicaragua es la gran ambición del presidente Daniel Ortega. Con Wang Jing, un magnate que por allá conocen como “el aventurero chino”, el Gobierno se lanzó en 2013 a desarrollar un corredor de 278 kilómetros que va desde el océano Pacífico hasta el mar Caribe. Un megaproyecto de 50.000 millones de dólares del que apenas se sabe nada.
“El proyecto del gran Canal Interoceánico empieza con una fase de estudios de factibilidad. Actualmente está en ese punto. Se han hecho algunos estudios, pero aún faltan muchos más para no afectar el terreno”.
Eso dice a ALnavío la ministra de Turismo nicaragüense, Anasha Campbell, quien estuvo en Madrid la semana pasada con motivo de la Feria Internacional de Turismo (Fitur). Insiste que una obra así requiere tiempo. Y remarca: “Un proyecto de esa envergadura no se hace así a la ligera”.
Es curioso que diga esto la ministra. Los nicaragüenses, y así lo explicó el escritor Sergio Ramírez en una conferencia en Madrid, llaman a Wang Jing “aventurero chino”. Y es que precisamente entendieron la propuesta de Ortega como una aventura. Hecha así, a la ligera.
Cuando Ortega sorprendió al mundo
De repente, un día de junio, en 2013, Ortega convocó a los medios. Organizó un acto de primer nivel. Con flores, presentaciones, mapas, buenas palabras. Sobre todo, esto último: buenas palabras para presentar el Canal Interoceánico.
“El proyecto del gran Canal Interoceánico empieza con una fase de estudios de factibilidad. Actualmente está en ese punto”. Eso dice a ALnavío la ministra de Turismo de Nicaragua, Anasha Campbell
“La obra de infraestructura más importante de América Latina”, aseguró el presidente. Entonces promocionó un inmenso canal, con un inmenso presupuesto e inmensos beneficios para la población.
Tal fue así que afirmó que la obra dispararía la economía a ritmo de 10% anual. Que daría trabajo a todos. Que reduciría la pobreza al mínimo. Y que situaría a Nicaragua a la vanguardia mundial.
El extraño caso del aventurero chino que hizo negocios con Ortega en Nicaragua
Para tan ardua tarea contó con el magnate chino. Un hombre con una fortuna de 1.400 millones de dólares, según la revista Forbes, especializado en telecomunicaciones y sin apenas experiencia en el mundo de la construcción.
Un hombre al que le entregó el proyecto de 50.000 millones, sin licitación previa, y con un contrato que se alarga por 100 años. Ya se han gastado cinco años de esa concesión en, como dice la ministra, “estudios de factibilidad”.
Un proyecto paralizado
¿Para qué han servido esos estudios? “Se han encontrado muchos restos arqueológicos que tienen que ver con el patrimonio del país y de la nación. Tenemos que respetar todo esto”, apunta Campbell a este diario.
Ahora toca remontarse a diciembre de 2014. Allí hubo otro florido acto en el que Ortega y Wang inauguraron las obras. Allí el empresario chino aseguró que ya contaba con la financiación. Él pondría una parte, 2.000 millones de dólares, y el resto provendría de inversores privados.
Con financiación o no, en las costas del Pacífico y del Caribe no hay una sola excavadora. Allí, pescadores y bañistas pasan las horas como si con ellos no fuera la cosa. Como si con él no fuera la cosa también actúa Ortega, quien desde 2014 no ha dicho una palabra del proyecto. Será por lo que apunta la ministra: una obra así no se puede tomar a la ligera.
Mientras, Hong Kong Nicaragua Canal Development, la empresa que constituyó el empresario chino para desarrollar el canal, desapareció del mapa. La sede se encontraba en el piso 18 del Centro Internacional de Finanzas, ubicado en el rascacielos más alto de Hong Kong. Allí acudió Blake Schmidt, reportero de la agencia Bloomberg. Descubrió que la oficina había desaparecido y en una conversación con la recepcionista, dijo que la oficina se había mudado, pero que no sabía a dónde.