Reinaldo Iturbe (ALN).- Altos miembros de la cúpula de Voluntad Popular forman parte del equipo asesor de Nayib Bukele: la respuesta de Bukele a Julio Borges, “canciller” de Juan Guaidó, no ha sido gratuita. Tiene un trasfondo que involucra, incluso, a Estados Unidos: Bukele ha metido el dedo en la llaga.
Las fracturas internas de la oposición venezolana son tan grandes, que han llegado incluso a El Salvador. Pero para entender lo que ocurrió realmente entre Nayib Bukele y Julio Borges, el “canciller” de Juan Guaidó, hay que hacer una rápida revisión del cuadro partidista en Venezuela.
Primero Justicia (centroderecha, fundado por Borges), mantiene una agria disputa histórica con Voluntad Popular (socialdemócrata, fundado por Leopoldo López). Tanto López como el resto de los fundadores de Voluntad Popular pertenecían a Primero Justicia. Las ambiciones personales de López no agradaron a Borges y comenzó la primera fractura.
Desde la juramentación de Juan Guaidó como presidente interino, y pese a que Borges es el “canciller” del líder opositor, Primero Justicia ha criticado severamente a Guaidó tanto en público como en privado. Han pedido rectificación de rumbo y han criticado la corrupción en el interinato. Corrupción es la palabra clave.
Nayib Bukele, un político derechista que causa simpatías ardorosas en el público opositor venezolano, llegó al poder con la asesoría de dirigentes de Voluntad Popular, entre ellos Léster Toledo, de quien se sabe, hay serias acusaciones de corrupción por manejos inadecuados de partidas destinadas a la ayuda humanitaria en Venezuela.
Toledo llega a El Salvador por su “conexión” con Karim Bukele, hermano del polémico mandatario, esto último según un artículo publicado por Francisco Poleo, periodista venezolano que dirige la revista Zeta, quien además, asegura que Léster Toledo y Karim Bukele viajaron a Beijing.
Nayib Bukele aplaude a China y se aleja de Estados Unidos. Y Estados Unidos es el principal “activo” externo de la oposición venezolana. Ha brindado respaldo al interinato. Pero López tiene en El Salvador, además de Toledo, a Sara Hanna Georges, la “comadre” de Toledo y de Nayib Bukele.
Dice Poleo, citando fuentes anónimas, que “esta relación con Bukele ha causado resquemores tanto en el círculo íntimo de López como en Voluntad Popular”.
Pero aunque aquellas fuentes de Poleo no quisieron revelar sus nombres por temor a represalias, la conexión entre Voluntad Popular (Toledo) y Bukele, ya provocó un cisma público tras la discusión entre el presidente derechista y Julio Borges.
Tras el “bukelazo” que terminó en la destitución express vía Parlamento de los magistrados de la Suprema Corte que no eran afines a la línea del mandatario, Borges criticó:
“No hay dictaduras de derecha o izquierda: hay dictaduras”, dijo Borges. Es decir, tildó a Bukele como dictador.
Y entonces la respuesta del mandatario no se hizo esperar. Bukele metió el dedo en la llaga:
“Si ustedes quieren llegar al poder para dejar al fiscal de Maduro y a la Corte de Maduro, mejor díganle al pueblo la verdad. Díganles que apoyarlos a ustedes es igual que apoyar a Maduro”, soltó Bukele en Twitter, citando a Borges.
No decía Bukele aquello de manera gratuita. No era un arranque. Fue calculado. Mencionó al fiscal de Maduro y a los magistrados. Lo dijo porque en Venezuela hay un proceso de negociación en el cual participa Estados Unidos, que busca aliviar las férreas limitaciones en el área electoral del país sudamericano. Y en las negociaciones ambas partes deben ceder.
Para añadir gasolina al incendio, al igual que como ocurrió con fanáticos de Donald Trump en Venezuela, simpatizantes opositores también pelean entre ellos a favor o en contra de Bukele, un mandatario que, irónicamente, está convirtiéndose en todo aquello que en Venezuela le criticaron a Hugo Chávez y a Nicolás Maduro.