Daniel Gómez (ALN).- Dice el expresidente español Felipe González que “la democracia no garantiza el buen gobierno. Garantiza que podemos echar a los gobiernos que no nos gustan”. Y en América Latina, dos gobiernos repudiados, pero que se aferran al poder, son los de Venezuela y Nicaragua. Así lo condena González, y así lo reiteran el canciller de España, Josep Borrell, y el expresidente de Chile Ricardo Lagos.
El expresidente español Felipe González, el exmandatario chileno Ricardo Lagos y el ministro de Asuntos Exteriores de España, Josep Borrell, compartieron auditorio para hablar de democracia en América Latina. En una región amenazada por las tiranías de Nicolás Maduro en Venezuela y de Daniel Ortega en Nicaragua. Así mismo lo admitieron.
González fue el más explícito. “Hay un deterioro de la democracia. Hay gobernantes que llegan por el voto, y que gobiernan con las botas. Con las botas de gobernar. Maduro perdió la legitimidad de origen cuando nombró la Asamblea Constituyente. Daniel Ortega ha recuperado de la tumba a Anastasio Somoza. Ha degradado la revolución sandinista en una tiranía arbitraria”, dijo en el Foro Iberoamérica que organizó el viernes el diario El País.
Para el expresidente español subyace una tentación entre algunos gobernantes latinoamericanos. “El que gana por los votos se quiere quedar”, apuntó. Y eso va en contra de la esencia de la democracia. “La democracia no garantiza el buen gobierno. Garantiza que podemos echar a los gobiernos que no nos gustan”.
“La democracia no garantiza el buen gobierno. Garantiza que podemos echar a los gobiernos que no nos gustan”
Es un hecho que la gente repudia los gobiernos que imperan en Venezuela y en Nicaragua. Pero el caso es que la gente no los puede echar. El régimen de Maduro, además de una crisis política, económica y humanitaria de primer orden, ha provocado un éxodo de dimensiones bíblicas, con más de dos millones de venezolanos que han huido del país, según las Naciones Unidas.
Pese al drama, el 1 de enero de 2019 Maduro renovará el mandato por otros seis años. Y eso que las elecciones fueron calificadas por toda la comunidad internacional como un fraude. Pero el mandatario sigue sin moverse del Palacio de Miraflores.
Lo mismo ocurre con la tiranía de Ortega. La oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos han responsabilizado al régimen nicaragüense de la muerte de más de 300 personas en la crisis de las protestas.
Ahí no queda la cosa: les acusan de ejecuciones extrajudiciales, torturas, obstrucción a la atención médica, detenciones arbitrarias, secuestros y violencia sexual, entre otras violaciones a los derechos humanos. Para volver al hilo constitucional le pidieron a Ortega un adelanto electoral, pero hizo oídos sordos.
Borrell también carga contra Maduro y Ortega
Al respecto, el ministro Borrell dijo: “En América Latina tenemos reminiscencias de esa izquierda no liberal que no estuvo de acuerdo con el Estado de derecho, ni con la separación de poderes”.
¿Ejemplos? Borrell expuso los mismos que advirtió González. “Hay unos líderes y movimientos políticos que se instalan en la posverdad apoyándose en la indiferencia del ciudadano frente a la realidad de los hechos. Nicaragua niega las cifras que da la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto a la violencia. En Venezuela dicen que no hay ninguna crisis humanitaria y que no hay un éxodo masivo”.
Por eso Borrell insiste en la verdad. “Estamos inundados de información. Hay que mirar los datos como son, pues son el reflejo de la realidad. Y con el desconocimiento de la realidad, es imposible diagnosticar una buena terapia”, apuntó en un mensaje dirigido a los medios de comunicación.
La terapia de la que habla es para la enfermedad que padece la democracia. En este caso, la democracia en América Latina, pues era el tema del foro. Pero los ponentes no se olvidan de que las amenazas también llegan de Europa, afectada por una escalada populista y conservadora.
Sin embargo, hay diferencias estructurales que terminan marcando la diferencia. De ellas habla Borrell. “América Latina es la región más violenta del mundo, Europa es la región más pacífica del mundo. América Latina es la región menos integrada económicamente, Europa es la región más integrada. Europa es la región con las presiones fiscales más altas del mundo, América Latina, con las presiones más bajas del mundo. Hay países con presiones fiscales tan bajas que realmente no son países. Porque así no se puede dar seguridad, ni elementos de progreso”, agregó.
Interrumpiendo la unidad de Latinoamérica
Por ello en el foro pidieron integración para Latinoamérica. El más insistente fue el expresidente Lagos, quien gobernó Chile entre 2000 y 2006. Recuerda cuando en los años 80, España decidió unirse a la Unión Europea. “Cuando España tira los Pirineos y se integra a Europa, fue para nosotros un ejemplo. Vimos cuán grande se hizo España”, apuntó.
Para Lagos la integración debe ser el próximo paso de América Latina. Sin embargo, se ha visto interrumpido por el deterioro de algunas democracias. “Ya en el caso latinoamericano Felipe González ha dicho cuáles son”, dijo el expresidente chileno para evitar referirse explícitamente a Nicaragua y Venezuela.
El caso es que, según Lagos, el buen funcionamiento de la democracia, y la posterior integración de Latinoamérica, requieren instituciones que garanticen el diálogo entre los ciudadanos y el poder. También hacen falta mecanismos para manejar bien el dinero que ingresa al Estado. Que sepa repartirlo según las necesidades de los ciudadanos, y las de los empresarios.
Pidió además controles a la corrupción. Nuevas métricas para medir la desigualdad. Y más énfasis en la ciencia y el emprendimiento. Porque, dice, por estos temas se articulará la sociedad del futuro. La Latinoamérica del futuro, ahora empañada por problemas que desvían el foco verdadero.
Y ese foco que pide, advierte Lagos, lo da Europa. “Es tanto lo que tenemos que aprender de ellos. Y de ahí la importancia de los acuerdos con Europa. Cuando hay acuerdos con Europa, estos temas de ciencia y emprendimiento están. Con el resto del mundo nos limitamos a acuerdos comerciales”.