Daniel Gómez (ALN).- Al ministro de Asuntos Exteriores de España le siguen acusando de ser condescendiente con Nicolás Maduro. Eso a pesar de ser el primero en la UE en considerarle ilegítimo. A pesar de ser el primero en reconocer a Juan Guaidó. A pesar de mantener contactos con Washington. A pesar de impulsar el Grupo de Contacto. A pesar de denunciar los abusos de Maduro. A pesar de suscribir el informe Bachelet. A pesar de pedir sanciones. A pesar de todo, le critican. Y lo hacen por defender la negociación entre Guaidó y Maduro. “Lo que ocurre es que el señor Maduro, nos guste o no nos guste, tiene el control del ejército, de la administración y del territorio. Y si usted quiere conseguir que se produzcan elecciones, tiene necesariamente que negociarlo con él”.
Josep Borrell, ministro de Asuntos Exteriores de España, dice que no ha tenido “ninguna condescendencia” con Nicolás Maduro. ¿Es esto verdad?
Todo comienza el 10 de enero de 2019. A partir de ese día, la Unión Europea no reconoce el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela a consecuencia del fraude en las elecciones presidenciales de mayo de 2018. En esta decisión, fue el canciller Borrell quien marcó la pauta.
El 4 de febrero, España fue el primer país de la UE en reconocer a Juan Guaidó como Presidente Encargado. Luego le siguieron el resto de las potencias comunitarias, como Alemania, Francia y Reino Unido. Esta decisión, también fue liderada por Josep Borrell.
Desde el primer momento el ministro fue claro: el encargo de Guaidó es convocar elecciones presidenciales cuanto antes. Luego del 23 de febrero, cuando Maduro no permitió la entrega de ayuda humanitaria, Guaidó empezó a barajar “responsablemente todas las opciones”. La frase recordó a la que entonó el presidente de Estados Unidos, Donald Trump: “Todas las opciones están sobre la mesa”. Inmediatamente, Borrell salió al quite. “No todas las posiciones están sobre la mesa. Hemos advertido claramente que no apoyaríamos y condenaríamos firmemente cualquier intervención militar extranjera, que esperamos que no se produzca”, dijo el ministro el 24 de febrero.
¿Se quedó España de brazos cruzados luego de esto? No. Borrell mantenía contactos con la Casa Blanca. Era marzo y en ese momento, la presión internacional se volcaba contra el Alto Mando Militar liderado por el general y ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López. Uno de los hombres que sostenía al régimen.
En entrevista con la Cadena Ser, Josep Borrell admitió al menos una conversación telefónica con el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo. “El señor Pompeo tenía la preocupación de saber si, en el caso de que algunas personas y sus familiares quisieran abandonar Venezuela, podrían ser acogidos en algunos de los países que han reconocido al presidente Guaidó”, declaró.
Desde el primer momento el ministro fue claro: el encargo de Guaidó es convocar elecciones presidenciales cuanto antes. Luego del 23 de febrero, cuando Maduro no permitió la entrega de ayuda humanitaria, Guaidó empezó a barajar “responsablemente todas las opciones”. La frase recordó a la que entonó el presidente de Estados Unidos, Donald Trump: “Todas las opciones están sobre la mesa”. Inmediatamente, Borrell salió al quite. “No todas las posiciones están sobre la mesa. Hemos advertido claramente que no apoyaríamos y condenaríamos firmemente cualquier intervención militar extranjera, que esperamos que no se produzca”, dijo el ministro el 24 de febrero.
Estas conversaciones con la Casa Blanca fueron constantes. Borrell sobre todo tuvo contacto con Elliott Abrams, enviado especial para Venezuela de EEUU. Abrams incluso visitó Madrid. Era 10 de abril, y ese mismo día, Borrell dejó claro que España no puede ser un santuario para dirigentes chavistas.
“No les podemos dar ninguna garantía, esto no es un santuario, hay países donde a lo mejor se puede hacer eso, aquí no”, declaró Borrell en una entrevista en Telecinco.
Ese mes hubo otra fecha clave: el 30 de abril. Entonces se produjo el fallido alzamiento de Guaidó, evento que rápidamente criticó Borrell, en coherencia con su postura: todas las opciones no están sobre la mesa.
“Ha habido un intento de golpe militar. Hay que llamar a las cosas por su nombre. Parte del ejército ha intentado derribar al gobierno. A un gobierno que no reconocemos”, dijo el ministro a TVE.
En paralelo a todas estas acciones, otra iniciativa de Josep Borrell seguía su curso: el Grupo de Contacto. Se fundó en febrero y no arrancó con buen pie. “En Venezuela nadie quiere hablar con nadie”, decía Borrell.
El Grupo de Contacto no conseguía resultados hasta que de repente apareció Noruega. Fue en mayo cuando delegados de Guaidó y Maduro se reunieron en Oslo con el fin de lograr una salida negociada para Venezuela. Aquel encuentro no fue humo, y estas conversaciones continuaron en Barbados en un tono más serio que nunca.
Ahora se sabe que España estuvo consciente en todo momento del proceso de Oslo. Un proceso que como reveló el diario ALnavío, comenzó en enero. Se sabe de la involucración de España gracias al artículo que el expresidente Felipe González publicó este martes en El País en homenaje al histórico dirigente socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, quien murió el 10 de mayo tras sufrir un ictus.
En ese texto González se refiere a la última conversación que mantuvo con Rubalcaba, ministro en el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Fue el 29 de abril, un día antes del fallido alzamiento de Guaidó. Cuenta González que Rubalcaba quería hablarle de “un posible encuentro con los amigos noruegos que estaban preparando su mediación en la crisis de Venezuela”. También narra que Rubalcaba le preguntó si quería reunirse con los noruegos. “Le dije que sí y, como tantas otras cosas, quedó pendiente”.
Cabe recordar que Josep Borrell, como González y Rubalcaba, es socialista. Además, fue dos veces ministro de González.
Ahora se sabe que el de Oslo es un proceso que apoya toda la comunidad internacional, y que en el último mes ha tenido una mayor involucración por parte del Grupo de Contacto que impulsó Borrell. Prueba de ello es la reciente visita del diplomático uruguayo Enrique Iglesias a Caracas. Iglesias es el enviado especial del Grupo de Contacto para Venezuela, y en su visita se reunió con Guaidó y Maduro en medio de la primera ronda en Barbados. La segunda comenzó este lunes.
Otro detalle que muestra que Josep Borrell no está siendo condescendiente con Maduro son sus últimas declaraciones en Cadena Ser. Declaraciones del 3 de julio, justo el día después de que lo anunciaran como futuro jefe de la diplomacia de la UE. Cargo que asumirá en noviembre siempre y cuando lo apruebe el Parlamento Europeo.
Muertes como la del capitán Acosta Arévalo hacen inviable la situación de Venezuela
En la entrevista, además de defender la negociación liderada por Noruega, “un país experto”, criticó al régimen por la muerte del capitán Rafael Acosta Arévalo. Un hombre que, apuntó el ministro, entró “sano a un cuartel de la policía y siete días después muere sentado en una silla de ruedas”. Eso “es que algo ha pasado”, agregó refiriéndose a un caso de tortura.
Torturas y atentados contra los derechos humanos que Borrell suscribió el 4 de julio, cuando se presentó en Ginebra el informe Bachelet. El informe que la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, elaboró luego de visitar Venezuela, y el informe que mostró al mundo que Maduro tiene bajo su control todo un aparato represivo contra la oposición.
Pese al compromiso de Josep Borrell, pese a tener claro que Maduro usurpa el poder, pese a reconocer a Guaidó como mandatario legítimo para convocar unas elecciones, pese a colaborar con Washington, pese a condenar a Maduro, pese a suscribir el informe Bachelet, a Borrell le piden más. Que sea más duro, más determinante, que no sea ingenuo, que con Maduro no se puede negociar, que Maduro lo va a engañar. Las críticas vienen, sobre todo, del ala dura de la oposición venezolana y del Partido Popular y Ciudadanos en España. Pese a todo esto, Borrell se mantiene en su línea. ¿Por qué?
“Lo que ocurre es que el señor Maduro, nos guste o no nos guste, tiene el control del ejército, de la administración y del territorio. Y si usted quiere conseguir que se produzcan elecciones, tiene necesariamente que negociarlo con él”, dijo este lunes en Bruselas.
Y por si no quedara claro que no es condescendiente, Borrell añadió un nuevo punto a su discurso: puede haber sanciones contra los dirigentes chavistas por parte de la UE. Eso sí: “Las sanciones no pueden ser un instrumento que perturbe la esperanza que ha levantado el proceso de Oslo y la primera prioridad es que este proceso continúe”.