Redacción (ALN).- La mejor noticia para la salud del planeta es que los países de Latinoamérica apuesten por las energías verdes. Hasta el punto de que las emisiones de carbono globales podrían reducirse hasta 15% en 2030, apunta la Cepal. Y apunta también que Alemania puede ser un socio clave para esta transformación.
Alemania es un aliado fundamental para Latinoamérica. El comercio entre ambos representó 55.000 millones de dólares en 2019. Esto convierte al país europeo “en el socio comercial más importante y más estable para la región de toda la Unión Europea”.
Son palabras de Alicia Bárcena, secretaria general de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en un foro organizado por la Asociación de Cámaras Alemanas de Comercio e Industria, el Grupo de Embajadores de América Latina y el Caribe, y la Alianza Alemana de Salud.
En el evento Bárcena definió a Alemania como un socio clave para potenciar la transición verde en Latinoamérica.
“Alemania puede ayudarnos a fomentar las inversiones para lograr una recuperación transformadora, con la sustentabilidad y la igualdad en el centro, lo que significa crecimiento, empleo e innovación; y a acelerar la aplicación de la Agenda 2030 y el Acuerdo de París”, apuntó.
Lo dicho por Bárcena no suena mal para Alemania, y tampoco para Latinoamérica y el planeta. La región es un lugar clave para lograr un planeta más limpio. ¿Saben qué pasaría si los países de la región invirtieran 1,3% del PIB anual en la descarbonización de la matriz energética?
– Se podría reducir el 31,5% de las emisiones de carbono en la región.
– Crear casi siete millones de puestos de trabajo entre 2020 y 2032.
– Una disminución de 15% de las emisiones de carbono globales para 2030.
“Esto es un buen negocio”, apuntó la jefa de la Cepal.
Bárcena recordó que las inversiones en energías limpias tienen que complementarse con una nueva estrategia de digitalización. De nada sirve una transición energética cuando 40 millones de hogares latinoamericanos no están conectados a internet.
“Esto significa que sólo el 21,3% de los trabajadores pueden hacer teletrabajo y el 46% de los niños y niñas entre cinco y 12 años no pueden acceder a la teleeducación. Cerrar esta brecha requerirá una inversión de alrededor del 1% del PIB anual”, precisó.