Daniel Gómez (ALN).- Limitar el campo político de Venezuela a Nicolás Maduro y Juan Guaidó es un error. Mientras los liderazgos de uno y otro se desinflan, emerge una tercera vía que pide hacer las cosas de otra manera. Un grupo que apuesta por recuperar posiciones de poder a través del voto y la organización cívica. Estos ahora se sienten silenciados, incluso castigados por la Unión Europea. No entienden por qué han sancionado al vicepresidente del CNE, Leonardo Morales.
Leonardo Morales fue uno de los 19 funcionarios venezolanos sancionados por la Unión Europea este lunes. No podrá pisar suelo europeo y todos sus activos en el continente, si los tuviera, quedan congelados.
La UE lo sanciona por “participar plenamente en la supervisión del proceso electoral que condujo a las elecciones no democráticas de la Asamblea Nacional el 6 de diciembre de 2020”. Acciones que “han menoscabado la democracia y el Estado de derecho en Venezuela”.
Morales acudió a esas elecciones como vicepresidente del Consejo Nacional Electoral (CNE) y como responsable de la Comisión de Participación Política y Financiamiento. Estos cargos se los asignó el Tribunal Supremo de Justicia en una acción polémica. Polémica porque es a la Asamblea Nacional (AN) y no al Supremo al que le corresponde este nombramiento. Sin embargo, como los diputados opositores no alcanzaron un acuerdo con el régimen de Nicolás Maduro para conformar un CNE, el Supremo, dominado por el chavismo, llenó el vacío alegando una supuesta “omisión inconstitucional”.
Entonces se produjo el nombramiento de Leonardo Morales como miembro del CNE. ¿Pero es este funcionario un actor del régimen?
Morales es doctor en Ciencias Políticas, profesor de la Universidad Central de Venezuela y consultor. En lo político figura como miembro del partido Avanzada Progresista, del opositor Henri Falcón. También fue uno de los interlocutores en la Mesa de Diálogo Nacional que el gobierno de Maduro compartía con la oposición. Mesa a la que Leonardo Morales acudió no para hacerle el juego al régimen sino motivado por sus valores democráticos. Eso dicen los que le conocen.
Y es que este académico conforma esa tercera vía que se ha ido gestando en Venezuela entre el régimen y la oposición que lidera Juan Guaidó. Un grupo opositor que apuesta por recuperar la ruta electoral y la organización cívica para ir ganando posiciones de poder en una Venezuela sin líderes y hastiada de la política. Los estudios más recientes de Datincorp aseguran que el 88% rechaza el desempeño de Maduro, el 82% el de Guaidó y nueve de cada 10 venezolanos desconfían de los dirigentes políticos.
Lo que ocurre es que los esfuerzos de esta tercera vía acaban de ser golpeados por la Unión Europea.
Mercedes Malavé, coordinadora del Movimiento Unión y Progreso, dijo que “las acciones de la UE, lejos de allanar el camino de las condiciones electorales, articulación y recuperación de la vía electoral, complican aún más las cosas: atrinchera posiciones y aleja aspirantes que puedan gozar de consenso”.
En declaraciones al diario ALnavío, Malavé detalló que las sanciones europeas dificultan la lucha política en Venezuela “porque son medidas ejemplarizantes”.
“Se aplican para que a nadie más se le ocurra participar en algo en lo que un grupo político no está de acuerdo”, apuntó.
Se sabe que el grupo opositor que niega las elecciones es el que representa Guaidó. El todavía presidente interino para países como Estados Unidos y Reino Unido sigue negándose a acudir a unos comicios organizados por el gobierno de Maduro. Aunque dentro del G4 (Acción Democrática, Voluntad Popular, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo) empiezan a asomar voces que piden retomar la vía electoral, la posición oficial es la de rechazar cualquier elección mientras Maduro siga en el poder. Y este punto de vista se ha visto potenciado por las últimas sanciones de la UE. ¿Por qué?
La periodista y analista venezolana Mibelis Acevedo explicó al diario ALnavío que las sanciones de la UE “pesarán muchos entre opositores-independientes cuyos nombres hoy se barajan como posibles candidatos al nuevo CNE”.
“Lejos de incentivar a estos actores a formar parte de una institución más equilibrada -paso fundamental para la reinstitucionalización- producirán temor y sabotearán las diligencias que hace la sociedad civil para involucrarse con el proceso, y así impactar la conformación del organismo. En síntesis, el cobro con retroactivo, dañando además la reputación de un demócrata como Leonardo Morales, acabará saboteando la posibilidad de tener un CNE medianamente creíble para la mayoría de los electores”, dijo.
En línea con su argumento, Acevedo apuesta por “ampliar la interlocución” con la comunidad internacional y “actualizar la vocería”. “Hacerla más representativa” porque el sector de Guaidó “se convirtió en un grupo más dentro del fraccionado piélago opositor”, aseguró.