Redacción (ALN).- En 2017, el entonces presidente estadounidense Donald Trump impuso una batería de agresivas sanciones contra el Gobierno de Venezuela con el objetivo de forzar un cambio de régimen en el país caribeño.
Las medidas, más de 700 según la Administración del chavista Nicolás Maduro, han afectado el flujo de caja de Venezuela y, en consecuencia, al pueblo llano, que enfrente decenas de problemas cada día.
Pero en vez de debilitarse, Maduro está cada vez más fuerte al frente de Venezuela, un país que gobierna desde 2013.
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¿Por qué las sanciones no funcionaron con Maduro?
De acuerdo con los analistas de Visual Politik, un canal de YouTube especializado en política internacional, hay al menos dos grandes razones por las que las sanciones no solo no debilitaron a Maduro, sino que reforzaron su poder.
Más control
De acuerdo con el analista Oscar García, de Visual Politik, tras la imposición de las sanciones los gobiernos imponen mayores controles a la población y exprimen la economía en busca de los recursos a los que no pueden acceder en los mercados internacionales.
Citando un antiguo estudio, García señaló que las sanciones no surtieron efecto en unos 95 países que sufrieron estas medidas entre 1961 y el año 2000.
«Consiguieron todo lo contrario a lo que pretendían», dijo García para aclarar que los gobiernos que se perseguía derrocar se consolidaron tras las sanciones.
En este sentido, explicó que las medidas coercitivas están mal planteadas desde un inicio: nunca han servido para forzar cambios de gobierno, sino que los refuerzan.
«La teoría original de las sanciones está mal, las sanciones económicas no suelen funcionar para subvertir gobiernos dictatoriales, ni mucho menos para garantizar los derechos humanos», agregó.
Las sanciones, un «chivo expiatorio»
García también dijo que las medidas coercitivas suponen un «chivo expiatorio» para los gobiernos, que suelen acusar de todos los problemas del país a las sanciones.
«Mucha gente cree», dijo García sobre las excusas de los gobiernos. «Entonces, el dictador queda como un gran líder que lucha contra los países sancionadores», añadió.
Pero, si no resultan ¿Por qué las siguen aplicando?
García señaló que podría haber «objetivos ocultos» y que, en algunos casos, las sanciones funcionan cuando el objetivo es limitar los recursos de los gobiernos abusadores.
Además, pese a que no funcionan para cambiar regímenes «tienen un enorme poder disuasorio», y terminan por ser un peso que llama a los gobiernos a evitar «pasarse de la raya».