Moris Beracha (ALN).- Nicolás Maduro anunció la semana pasada que el nuevo bolívar soberano estará respaldado por el petro, una criptomoneda cuyas transacciones son desconocidas y poco transparentes. Es la primera vez que un gobierno en el planeta decreta una medida de esta naturaleza, lo que podría indicar incluso que el cono monetario oficial de Venezuela carece de valor alguno, pues el petro no se transa en mercados internacionales ni es una divisa.
Comencemos por explicar que las monedas se anclan con respecto a otros conos monetarios a fin de fijar su estabilidad. Es por esta razón que muchos países toman el dólar o el euro a fin de obtener un valor, que fluctúa con respecto a ellos. Al ser estas dos monedas estables y fuertes se garantiza que el valor de la moneda anclada tenga un sólido patrón de referencia.
El llamado petro creado por Nicolás Maduro y denominado criptomoneda no es una divisa que se transa internacionalmente. Y no se puede anclar el valor del nuevo bolívar soberano con base en una moneda inexistente, fugaz, invisible e imposible de saber dónde está o cuál es su valor.
La realidad y el marco legal muestran que el crudo no puede ser dado en garantía para respaldar una criptomoneda
Hasta la década de los 70 el respaldo de las monedas eran los metales, principalmente el oro que cada país poseía y que formaba parte de su patrimonio. A esto se le denominaba el patrón oro. A partir de entonces ese respaldo es lo que se llama dinero fiduciario, pues responde a la capacidad que tiene cada nación de cumplir con el pago de sus créditos, por lo que el único respaldo es la confianza.
El gobierno de Maduro ha insistido en que las reservas petroleras son el respaldo del petro. Sin embargo, la realidad y el marco legal muestran que el crudo no puede ser dado en garantía para respaldar una criptomoneda, y así lo señala la Ley de Hidrocarburos vigente, que establece que son inalienables e imprescriptibles.
Ciertamente, se están dando caso en los cuales las criptomonedas comienzan a ser respaldadas por algo más allá de la confianza, como el bitcoin. Pero esa confianza también se basa en el compromiso de que no exista una emisión indefinida de esta moneda digital.
Un ejemplo es el de la Casa Real de la Moneda (Royal Mint) del Reino Unido, que emite el dinero que circula en esa nación. A principios de enero de 2018 decidió lanzar su propia criptomoneda respaldada en oro. Es así como la moneda basada en blockchain, llamada Royal Mint Gold (RMG), es una representación digital del oro almacenado en la bóveda de la Royal Mint.
El petro no existe
No obstante, el petro es una criptomoneda que no existe. Además está prohibida cualquier transacción con moneda digital alguna que sea emitida por el Gobierno venezolano, según una orden ejecutiva emitida en marzo de este año por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Llama la atención igualmente la propuesta de que el Banco Central de Venezuela ceda, por medio de Petróleos de Venezuela (PDVSA), un bloque completo de reservas petroleras certificadas en 29.298 millones de dólares ubicadas en la Faja Petrolífera del Orinoco. Lo que no está muy claro es si ese bloque forma parte de los activos del ente emisor o si pretenden utilizarlo como respaldo para solicitar un préstamo internacional y reducir el costo financiero.
Además está prohibida cualquier transacción con moneda digital alguna que sea emitida por el Gobierno venezolano
La realidad es que con las sanciones impuestas por los Estados Unidos y la Unión Europea -además de las restricciones constitucionales- luce prácticamente imposible que el Gobierno pueda financiarse por esta vía.
Para analizar bien este asunto es necesario entender que en un principio el Gobierno aseguró que el petro estaba respaldado con reservas petroleras. Pero no existe título de propiedad que garantice tal respaldo, lo que indica que esto no es cierto o al menos carece de viabilidad.
El petro responde a intereses muy lejanos a los que guían el mundo de las criptomonedas. Es un artilugio que busca darle oxígeno a un gobierno sancionado por corrupción. Ese petro está muy lejos del mundo de hoy, donde la confianza y la transparencia son los activos con mayor valor en el mercado.