Leopoldo Martínez Nucete (ALN).- La victoria de Krysten Sinema en Arizona es histórica porque es la primera vez en 23 años que los demócratas logran un senador en ese estado, representado ante el Congreso casi un cuarto de siglo por dos senadores republicanos.
Este miércoles concluyó en Arizona el recuento de votos con la proclamación de la demócrata Kyrsten Sinema como senadora del estado. El martes 6, las proyecciones se anticipaban a dar ese escaño a los republicanos, pero la votación contada y recontada en un solo condado, Maricopa, marcó la diferencia.
El equipo demócrata hizo su trabajo de defensa del voto en Arizona, incluyendo la minuciosa revisión de las miles de boletas electorales emitidas por ciudadanos a quienes, por ser hispanos, las autoridades electorales del estado, bajo control del gobierno republicano, les pretendían obstaculizar el voto. También se hicieron efectivos los sufragios de ciudadanos residentes de Arizona y personal militar que votaron por correo. Otro asunto de especial atención fue el caudal de participación que hubo que atender en centros electorales de emergencia por la afluencia de nuevos electores que hubiese desbordado la infraestructura tradicional. La candidata republicana admitió sin reparo el triunfo de Sinema; y el senador republicano Jeff Flake, quien no se presentó a la reelección por su abierto desencuentro con Donald Trump, también reconoció el triunfo de la demócrata que lo sustituirá en el Senado, y felicitó a Sinema sin reservas. Ninguna autoridad electoral del estado, bajo el control político del gobernador republicano reelecto, tiene reparo o crítica alguna al proceso.
Trump, en cambio, lanzó desde la Casa Blanca una batería de tuits cantando fraude y anticipando que se corría el mismo riesgo de fraude en Florida, donde la ley exige un reconteo de todos los votos para el Senado y la Gobernación, ya que las diferencias se estrecharon a niveles inferiores al 0,5%. Este grito de fraude fue secundado sólo por el extremismo partidario y algunos en Florida, que es otra vez epicentro de un controvertido recuento de votos (como cuando Al Gore perdió la Presidencia contra George Bush).
Just out — in Arizona, SIGNATURES DON’T MATCH. Electoral corruption – Call for a new Election? We must protect our Democracy!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 9 de noviembre de 2018
Trying to STEAL two big elections in Florida! We are watching closely!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 10 de noviembre de 2018
Uno de los condados clave, en este asunto de Florida, es Broward, de una inmensa diversidad, que incluye el voto de afroamericanos y latinos con tendencia a votar demócrata, y donde suele haber conflictos relacionados con votos en boletas provisionales que deben ser certificadas y contabilizadas; además de otros casos muy específicos, como los votos emitidos por correo (asunto que se aplica en todo el estado y es particularmente importante con respecto al voto de militares en servicio fuera de Florida, su estado de residencia legal). Lo correcto, en el caso de Florida, es esperar que termine el procedimiento ordenado por la ley, pero el gobernador Rick Scott, quien disputa la senaduría con el senador demócrata Bill Nelson, todavía en ejercicio del gobierno estadal, se hace eco de los gritos de fraude de Trump, ambos sin pruebas, aun cuando las propias autoridades electorales controladas por su gobierno no ven fraude sino la obligación legal de asegurar que todos los votos sean, como ocurrió en Arizona, adecuadamente contados.
Pero no especulemos sobre lo que pueda pasar en Florida y volvamos a Arizona. El triunfo de Sinema es histórico porque es la primera vez en 23 años que los demócratas logran un senador en este estado, representado ante el Congreso casi un cuarto de siglo por dos senadores republicanos.
Trump perdió dos veces en estas elecciones de mitad de período en Arizona, estado clave en su elección como presidente. Perdió primero con su incondicional aliado, el exsheriff Joe Arpaio, símbolo de xenofobia y racismo, además de convicto por desacato al tribunal que conocía de la causa que lo juzgaba por violación de derechos civiles (e indultado en agosto de 2017 por Trump para habilitarlo electoralmente). Y perdió, ahora junto con su partido, en el intento de imponer a la candidata Martha McSally y su retórica xenófoba desde Washington. El experto asesor electoral David Axelrod, frente a lo sucedido en Arizona, emitió un tuit diciendo: “El calculado histrionismo del presidente sobre la caravana [de migrantes], de la cual ya nadie habla después de las elecciones, probablemente hundió al Partido Republicano en Arizona”.
Maricopa es un condado muy importante en Arizona. Asiento de la capital del estado, Phoenix es terreno de una diversidad originaria, ahora creciente por efecto tanto de la inmigración como del crecimiento de la actividad generada alrededor de la Universidad Estadal de Arizona, así como de múltiples empresas de servicios logísticos y de almacenamiento o distribución que han florecido en la zona, entre otras cosas, por los positivos efectos del NAFTA (ahora acuerdo comercial con México), atrayendo gente de todas partes del país.
El futuro se conjuga en español
Phoenix es hoy la quinta ciudad más populosa de los EEUU. En su proximidad, las ciudades de Scottsdale y Mesa agregan prosperidad y diversidad; y su influjo se expande también a parte de los suburbios de Tucson, ciudad ubicada en el condado vecino de Prima, donde es notable la magnitud de la población hispana. Otro dato importante es que en Arizona el colectivo hispano o latino (como en Texas, Colorado, Nuevo México y California) va más allá de los inmigrantes. Son latinos o hispanos el 30% de la población de Maricopa (Phoenix) y el 45% en Prima (Tucson), pero en ambos la población mexicano-americana es de 25% y 35% respectivamente, incluyendo ciudadanos americanos con varias generaciones en el estado (otrora parte de México), quienes no cruzaron la frontera, sino que esta en su avance los cruzó a ellos.
En pocas palabras, las tensiones raciales que busca capitalizar la retórica de Trump (y su antecesor local, Arpaio) existen en buena parte de la población y sectores de la geografía estadal, pero se va imponiendo el cambio en ciudades como Phoenix, que marcan la pauta de hacia dónde va el futuro de Arizona.
Lo significativo del triunfo de la demócrata Sinema en Arizona, aunque cerrado, es que la xenofobia va quedando atrás como problema, en la medida que avanza el cambio generacional y el progreso que trae consigo educación y diversidad. Claro que en lo inmediato constituye una horrible tensión instalada allí, habilitando a líderes como Trump.
Lo significativo del triunfo de la demócrata Sinema en Arizona, aunque cerrado, es que la xenofobia va quedando atrás como problema, en la medida que avanza el cambio generacional y el progreso que trae consigo educación y diversidad
Y hay otro importante impacto que analizar en este resultado. El fallecimiento del legendario y heroico senador John McCain dejó a un senador designado provisionalmente, de acuerdo a la Constitución de Arizona, por el gobernador republicano del estado. Ese escaño tiene que ser resuelto por una elección especial, que debe organizarse en noviembre de 2020, conjuntamente con la elección presidencial. Si la actual tendencia se sostiene, es posible que otro demócrata conquiste ese escaño en el Senado; y para ello ya se menciona al diputado Rubén Gallego, joven, carismático, también veterano condecorado por sus servicios en la guerra de Irak. Un líder emergente latino de origen colombiano y mexicano.
Si al triunfo de Arizona sumamos el hecho de que Texas se perdió por mínima diferencia y que Nevada también fue conquistado por los demócratas (por razones muy similares a las analizadas en esta nota), podríamos estar ante la configuración de un cuadro electoral muy diferente, en el que estados tradicionalmente rojos (el color republicano) se hacen púrpura, por el maridaje con el azul traído por la creciente población demócrata que viene con la expansión económica urbana y suburbana. Es una población joven y universitaria, marcada por la diversidad (especialmente, la hispanidad o el voto latino), y por la fertilidad del intercambio económico-comercial con México.
No en balde, el precandidato presidencial demócrata Julián Castro, uno de los líderes nacionales de la conferencia de dirigentes demócratas hispanos (exalcalde de San Antonio, Texas, y exministro de Vivienda Urbana de Barack Obama), tuiteó el mismo día que se proclamó el triunfo de Sinema: “Arizona-Texas-Florida, el futuro”. Sin duda, Castro ya suma a la columna demócrata, como espacio conquistado, a Nevada, donde los demócratas acaban de ganar con impresionante participación hispana, que también marca tendencia, tanto la senaduría como la gobernación y vicegobernación del estado. No hay duda, el futuro político de los Estados Unidos se conjuga en español y tiene destellos azules.