Leticia Núñez (ALN).- El Partido Acción Ciudadana (PAC), de Carlos Alvarado, no tendrá fácil gobernar en Costa Rica los próximos cuatro años. Lo hará con sólo 10 diputados de 57. No obstante, tras imponerse al evangélico Fabricio Alvarado “se viene una reconfiguración política” cuyo mayor beneficiario es el PAC. Así lo afirma Juan Carlos Hidalgo, analista de políticas públicas sobre América Latina en el Cato Institute. En declaraciones a ALnavío, sostiene que “el PAC es el único bien posicionado para seguir en el gobierno. Los otros partidos están en completo caos”.
Dice Juan Carlos Hidalgo, analista de políticas públicas sobre América Latina en el Cato Institute de Washington, que en Costa Rica “se viene una reconfiguración política” tras las elecciones presidenciales celebradas el pasado 1 de abril que ganó el oficialista Carlos Alvarado, del Partido Acción Ciudadana (PAC).
Y que, precisamente el PAC, es el mejor posicionado en el nuevo mapa político costarricense. Puede que vaya a gobernar los próximos cuatro años con sólo 10 diputados de un total de 57, pero según Hidalgo, “es el único partido sólido y consistente ideológicamente” y tiene “un mercado electoral en crecimiento, que son los jóvenes”. De hecho, en las próximas elecciones habrá 200.000 milenials que voten por primera vez y que “probablemente” simpaticen con el PAC.
¿Los motivos? Hidalgo apunta en esta entrevista con el diario ALnavío que es la única formación en Costa Rica que defiende el matrimonio entre personas del mismo sexo y la igualdad femenina, y que también cuenta con el apoyo de los sindicatos y de algunos sectores agrícolas.
“El PAC está muy bien posicionado para seguir siendo el partido del gobierno en Costa Rica”
Pero no sólo eso. La oposición está muy fragmentada. Liberación Nacional, que había sido el partido del gobierno hasta hace cuatro años, “queda desolado”, según el experto. Lo cierto es que un sector apoyó al PAC en la segunda vuelta electoral y otro, la vieja guardia, se decantó por los evangélicos. Algo similar sucedió con el Partido de Unidad Social Cristiana (PUSC). Luego están los evangélicos de Restauración Nacional, “que no se sabe si fue un fenómeno pasajero o están para quedarse”. Y después, afirma Hidalgo, “no hay nada. De cara a los próximos años vemos al PAC firmemente consolidado como el nuevo partido del gobierno y a los otros en completo caos”.
– Ya con tiempo para el análisis, ¿ganó las elecciones el candidato menos malo?
– Carlos Alvarado es el menos malo. No hay que olvidar que se elegía entre tomar cloro y canfín. En este momento, el país se está medio autoengañando con que hay un futuro promisorio, que hay razones para ser optimista. Tenemos que tener claro que esta era una opción mala, simplemente era la menos mala. Así que no deberíamos estar contentos porque quedamos atascados con un socialdemócrata anticuado, estilo años 70. Mucha gente cree que estamos entrando en una nueva era donde las cosas se pueden arreglar sin mayor dolor. Lo que no saben es que la magnitud del problema es enorme. No siento que estemos en una posición de algarabía, para nada. Hay que mantener los pies en la tierra. Ojalá que a Carlos Alvarado no se le vaya eso a la cabeza y muestre la madurez que otros no mostraron en el pasado. Unos votaron por él con muchísimo entusiasmo, pero otros lo hicieron tapándose la nariz.
– ¿Por qué es un socialdemócrata anticuado?
– Carlos Alvarado es un tipo que cree en un Estado grande. Dice que si Costa Rica quiere ser desarrollado, necesitamos pagar impuestos de país desarrollado. Obviamente esa afirmación es absurda. Argentina duplicó su carga tributaria en los últimos 20 años y hoy tiene una fiscalidad propia de un país desarrollado, pero no está más cerca que hace 20 años de ser un país desarrollado. Brasil cuenta con impuestos de país desarrollado y en absoluto es un país desarrollado. Costa Rica está en la posición de 101 de 136 países en el índice de competitividad global en cuanto a la eficiencia del gasto gubernamental. Alvarado es pro más impuestos, pro más gasto público, pro sindicatos del sector público, es proteccionista, no cree en el libre comercio. Ha dicho que hizo sus primeras armas en política oponiéndose al tratado de libre comercio con EEUU, se opone a la entrada de Costa Rica en la Alianza del Pacífico, dice que la solución al desempleo juvenil está en que los jóvenes costarricenses regresen al campo… Son posiciones propias de un socialdemócrata de los años 70. La socialdemocracia moderna es un poco más globalizadora, cree en la apertura comercial. Pero el PAC cree en el Estado empresario. Cree, por ejemplo, en fortalecer el monopolio de los hidrocarburos. En Costa Rica tenemos a Recope, la Refinadora Costarricense de Petróleo, que no refina desde agosto de 2011 pero tiene algo así como 1.000 empleados. En lugar de introducir competencia a ese mercado, Alvarado cree que Recope debería meterse en el tema de las energías verdes. Es un socialdemócrata duro. Vamos a ver qué tanto se ha moderado con la alianza con Rodolfo Piza y si va a asumir una actitud más centrista y responsable en materia fiscal.
– Cuando la tendencia es hacia una mayor integración, ¿cómo encaja esta postura en Costa Rica?
– El tema de la Alianza del Pacífico es bastante representativo. Costa Rica fue invitado formalmente a ser el quinto miembro y el actual gobierno de Luis Guillermo Solís justo entró al poder cuando se hizo esa invitación. Al gobierno de Laura Chinchilla, que fue quien consiguió la invitación, no le dio chance a meter al país. Solís dijo que iba a comisionar unos estudios para ver si a Costa Rica le convenía entrar en la Alianza. Los estudios fueron hechos por la Cepal y por la Fundación Konrad Adenauer y encontraron que sí le beneficiaba entrar a la Alianza del Pacífico. Dijeron también que aquellos sectores que se podían ver afectados por la competencia de otros países eran pocos. ¿Cuál fue la reacción de la Administración Solís? Decir ‘muchas gracias’. Engavetó los estudios y dijo ‘nosotros no vamos a entrar en la Alianza’. Ahora, Carlos Alvarado ha creado el relato de que entrar iba a ser una afrenta para el sector agrícola, cuando el estudio de la Konrad Adenauer dice que sería uno de los más beneficiados. Exportamos mucho más de lo que importamos en productos agrícolas. Somos muy competitivos en determinadas áreas. Lo cual es irónico porque él se presenta como (Emmanuel) Macron, y precisamente Macron dijo que la discusión ya no es de izquierda y derecha sino entre apertura y nacionalismos y proteccionismos.
“Creo que Fabricio Alvarado no va a jugar un mayor papel. Llegó a estas circunstancias de rebote”
– Con 38 años, Carlos Alvarado es el presidente más joven de América Latina. ¿Jugará la edad a favor, en contra o en ningún sentido?
– No debería jugar en ningún sentido. Al final de cuentas lo que importa son las ideas que uno tenga y no la edad. Esperemos dos cosas de Alvarado con respecto a la edad. Por un lado, va a ser el primer presidente de Costa Rica que no tiene ninguna experiencia en partidos tradicionales. Solís fue el primer presidente fuera del bipartidismo, pero la carrera política la hizo en Liberación Nacional. Aprendió muchas mañas y trucos de la política tradicional, de ahí la gran desazón que existe porque prometió una nueva forma de hacer política, prometió transparencia, ética en la función pública, lucha contra la corrupción y resultó ser un presidente igual que los anteriores, con manejos turbios. Carlos Alvarado nunca participó en los partidos tradicionales, entonces podríamos esperar que no venga con esos trucos. Y segundo, en contra le puede jugar el tema del ego. El poder corrompe. Llegar a la Presidencia a una edad tan temprana puede írsele a la cabeza.
– ¿Qué fortalezas tiene entonces el nuevo presidente?
– Llega con sólo 10 diputados de 57. Se va a topar con la oposición de Restauración Nacional, que tiene 14 diputados, y de Liberación Nacional, con 17. Estos dos partidos han hecho una alianza informal. Es posible que tengamos 31 diputados oponiéndose a la agenda del Gobierno. En materia fiscal, siento que por revanchismo es muy probable que estos diputados asuman una posición responsable, en el sentido de que amenacen con no aprobarle nuevos impuestos a Alvarado a menos que dé señales más firmes en materia de gasto. Estos dos partidos hasta hace una semana estaban muy entusiastas con la idea de aprobar impuestos porque pensaban que iban a llegar al poder. Ahora que se ven en la oposición no van a querer facilitarle la vida a Carlos Alvarado.
– Un escenario complicado.
– Sí, por eso me ahorro el entusiasmo. Prefiero ser pesimista y que luego me sorprendan de manera positiva a ser optimista y luego salir decepcionado.
– ¿Qué papel se espera del evangélico Fabricio Alvarado?
– Creo que no va a jugar un mayor papel. Llegó a estas circunstancias de rebote. Recordemos que ni siquiera iba a ser candidato a diputado hace cuatro años. En la entrevista que hizo en el periódico El País cuenta que era asesor de comunicación del partido y que una semana antes de la elección el que iba en primer lugar se quitó y entonces lo pusieron a él. No siento que tenga interés en continuar en una posición de liderazgo dentro de su partido. Además, el dueño del partido es el diputado Carlos Avendaño y probablemente sea él quien diga cómo votar y qué hacer.
– ¿Puede interpretarse como una amenaza el peso político que va a tener Restauración Nacional, con 14 diputados?
– Son diputados que no esperaban en ningún momento ser electos. La mayoría son pastores evangélicos, hay una estilista… No tienen la menor preparación para llegar a la Asamblea Legislativa. Es muy probable que vayamos a estar expuestos a cuatro años de episodios desafortunados donde estos diputados se van a ver muy mal. No sé en qué medida Restauración Nacional está aquí para quedarse, pero sí puedo decir que se viene una reconfiguración política en Costa Rica.
– ¿Una reconfiguración en qué sentido?
– El Partido Acción Ciudadana (PAC) es el que queda mucho mejor posicionado después de esto. Es el único sólido y consistente ideológicamente. Representa a una socialdemocracia progresista en temas sociales y proteccionista en temas económicos. Es un partido con las ideas muy definidas, con un mercado electoral muy definido y en crecimiento, que son los jóvenes. Dentro de cuatro años va a haber 200.000 votantes nuevos milenials que probablemente van a simpatizar con el PAC porque es el único que habla a favor del matrimonio igualitario, de la igualdad femenina… También está el apoyo de los sindicatos y de los funcionarios públicos, y de ciertos sectores agrícolas. El PAC está muy bien posicionado para seguir siendo el partido del gobierno en Costa Rica. Liberación Nacional, que había sido el partido del gobierno hasta hace cuatro años, queda desolado. Por un lado, está sumamente dividido. Un sector salió a apoyar al PAC en la segunda vuelta y otro sector, la vieja guardia, apoyó a los evangélicos. Es un partido sin entidad. La bandera de la socialdemocracia se la robó el PAC. No se sabe en lo que cree. Tiene una guerra civil terrible dentro, con liderazgos fosilizados que no han permitido la regeneración política. Luego está el Partido de Unidad Social Cristiana (PUSC), que también se dividió en esta elección. De cualquier cosa buena que haga el gobierno, el crédito se lo va a llevar el PAC y de cualquier cosa mala, la factura la va a pagar el PUSC. La gente le va a reclamar al PUSC haberle dado el apoyo y el PUSC no va a estar en posición de criticar. Después de eso están los evangélicos que no se sabe si fue un fenómeno pasajero o está aquí para quedarse. Y después de eso no hay nada, no hay más partidos. De cara a los próximos años, vemos al PAC firmemente consolidado como el nuevo partido del gobierno y a los otros en completo caos.
– ¿Qué fue del populista Juan Diego Castro?
– A Castro le prestaron el partido político para ser candidato. El dueño del Partido Integración Nacional es Walter Muñoz, el único candidato durante muchos años. Puso a Castro de candidato a presidente porque eso le garantizaba a él salir de diputado por San José. Eligieron cuatro diputados, pero ya Castro se peleó con Muñoz, le denunció y este le echó. Entonces son cuatro diputados de Walter Muñoz. Es un caos total. Este es el tipo de pruebas que va a tener Carlos Alvarado. Va a necesitar votos en la Asamblea Legislativa, pero hay algunos votos que cuestan caro. No sólo en materia monetaria, también en materia ética. Habrá que ver si Carlos Alvarado cae en la tentación. Son votos que Alvarado va a necesitar y Muñoz querrá algo a cambio.
“Carlos Alvarado ha creado el relato de que entrar en la Alianza del Pacífico iba a ser una afrenta para el sector agrícola, cuando hay estudios que dicen lo contrario”
– Dado que el matrimonio igualitario acaparó prácticamente toda la campaña, ¿qué se puede esperar de Carlos Alvarado en este asunto?
– La palabra final la tiene la Corte Constitucional. La Asociación de Notarios de Costa Rica ha dicho que ellos no van a casar a nadie hasta que la Corte les diga que el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos legalizó el matrimonio igualitario. El Poder Ejecutivo no tiene ninguna vela en ese entierro.
– Aparte del déficit fiscal, ¿qué otros temas tendrá que atacar Carlos Alvarado más pronto que tarde? (Ver más: El próximo presidente de Costa Rica tendrá que enfrentar una “profunda” crisis fiscal).
– El tema de la inseguridad ciudadana. Costa Rica cerró 2017 con la tasa de homicidios más alta del país. Hay una fuerte infiltración del crimen organizado, al punto que se estima que la mitad de los homicidios son por ajuste de cuentas. Ninguno de los candidatos, ni siquiera en la segunda ronda, tuvo propuestas contundentes sobre cómo hacerle frente al crimen organizado. Se han propuesto algunos proyectos de ley que más bien lo que hacen es atentar contra garantías constitucionales. Es el caso del proyecto de extinción de dominio, que pretende dar al Gobierno el poder de expropiar propiedades a la gente que no pueda explicar cómo las consiguió sin necesidad de pasar por un juicio. Es volarse principios básicos como el derecho a la propiedad privada. Luego está el tema del desempleo, pero ya el país se acostumbró a tener un alto nivel de desempleo, lamentablemente. Es de 9,4%. El juvenil ronda 25%, el más alto de Centroamérica. El alto salario mínimo y los elevados impuestos al trabajo, los más altos de América Latina, desincentivan la contratación de mano de obra, especialmente de jóvenes. Pero esto no es algo que se sienta urgente. Lo más urgente es el tema fiscal y la inseguridad.