Daniel Gómez (ALN).- Se acaba 2019 y Robert O’Brien, sustito de John Bolton como asesor de Seguridad Nacional de Donald Trump, no ha abierto la boca sobre Venezuela. Ni una palabra. Y ya pasaron cuatro meses desde que asumió el cargo. ¿Es que acaso no le interesa? No. O’Brien está pendiente de Venezuela y así lo demuestran sus actos. Además, todo ha cambiado en América. El impeachment de Trump, los estallidos sociales, la caída de Evo Morales, la derrota de Mauricio Macri, la corrupción de los diputados de Juan Guaidó…. Los aliados de EEUU en Latinoamérica se debilitan. Y esto influye en el trabajo de O’Brien. Y, no hay que olvidarlo, también influye que John Bolton fuera despedido por pasarse de la raya.
Fuentes en Washington advirtieron al diario ALnavío que Robert O’Brien, asesor de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump, es un hombre discreto en sus formas. Todo lo contrario a su antecesor John Bolton, estridente y determinista. Y no precisamente en el mal sentido de la palabra.
Gracias a Bolton América Latina, y en especial Venezuela, ocupó un lugar principal en la agenda de la Casa Blanca. Un estudio de la BBC de Londres determinó que tres de cada cuatro tuits que publicó como asesor de Trump estaban dirigidos a Venezuela. De hecho, en el discurso ante la Fuerza Armada el 28 de diciembre, Nicolás Maduro se preguntó por qué Bolton pedía tanto tiempo en Twitter.
Bolton siempre que podía le recordaba a Maduro que era un dictador y que tenía los días contados. Para amenazar, en una ocasión compareció ante los medios con una libreta que en letras bien grandes ponía el número de tropas estadounidenses que dispondría en la frontera de Colombia con Venezuela.
Quizá por cosas así Trump dijo que Bolton “se pasó de la raya” y lo despidió. Y vino O’Brian, que tras cuatro meses al frente de Consejo de Seguridad Nacional, no ha abierto la boca para hablar de Venezuela. Todo un cambio.
¿Esto quiere decir que a O’Brien no le preocupa la situación en el país latinoamericano?
Las mismas fuentes que dijeron al diario ALnavío que el asesor de Trump era un hombre discreto, fueron las mismas que afirmaron que su compromiso con la libertad de Venezuela era total.
Estas declaraciones de O’Brien sobre Corea del Norte muestran su talante:“Estamos siguiendo la situación muy de cerca, pero la realidad es preocupante. Con todo, queremos reiterar que los canales de comunicación siguen abiertos y los estamos empleando para garantizar que el líder norcoreano cumple con su compromiso de desnuclearizarse”.
Cabe recordar los acontecimientos vividos en mayo de 2018. El 26 de mayo el presidente de Estados Unidos anunció la liberación del mormón Joshua Holt de las cárceles de Maduro. Un día antes, el propio Trump nombró a O’Brien, también mormón, enviado especial para Asuntos de Rehenes. ¿Casualidad?
No, dijo a este diario una fuente que participó en la liberación con Joshua Holt. Si bien en un día es imposible que O’Brien lograra la liberación de Holt (no era un simple preso, se sospecha que era agente de la CIA), sí que pudo participar en las negociaciones a través de su bufete de abogados Larson O’Brien, especialista en temas de derechos humanos. De ahí que como premio Trump lo nombrase jefe de Asuntos de Rehenes de la Casa Blanca, y que un año más tarde lo incluyera entre sus asesores más cercanos.
Si bien O’Brien no ha abierto la boca sobre Venezuela, su estrategia parece más alineada a la del Departamento de Estado que lidera Mike Pompeo, el cual apuesta por una salida diplomática para Maduro. La prueba de que esta línea impera en la Casa Blanca es que en el discurso de EEUU todas las opciones ya no están sobre la mesa. Con Bolton sí que estaban todas las opciones.
A O’Brien también le ha cambiado el momento político. En EEUU el Congreso se mueve para lograr el impeachment de Trump, quien supuestamente se aprovechó de la política exterior en Ucrania para tumbar a un adversario político. Por eso las acciones diplomáticas de Washington se miran con lupa.
Además, otra cosa que ha cambiado es el mapa político de América Latina. Sus principales aliados en la región se han debilitado:
– Primero fue el estallido social del mandatario Lenín Moreno en Ecuador.
– Luego el de Chile, con una crisis que todavía continúa y ha dejado tocado al presidente Sebastián Piñera.
– Al presidente de Colombia, Iván Duque, también le estalló el conflicto.
– En Argentina se marchó un aliado como Mauricio Macri y entró el peronista Alberto Fernández a la Presidencia.
– La llegada de Fernández también afecta a la estabilidad del Sur por las tensiones ideológicas con el mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro.
– El presidente encargado de Venezuela tampoco se libra de escándalos: diputados de la oposición fueron acusados de corrupción.
– La Fuerza Armada ha manifestado que está cuadrada con Maduro.
En estos cuatro meses a favor de EEUU sólo ha venido la dimisión de Evo Morales. Con el gobierno interino de Jeanine Áñez se ganó un aliado en La Paz que antes no tenía.
O’Brien no ha hablado sobre Venezuela, pero sí que lo ha hecho por ejemplo sobre Corea del Norte en términos que desvelan su forma de proceder. Este martes, en una entrevista con la cadena ABC, el funcionario repasó los ensayos militares de Kim Jong-un y la posible ruptura total de los acuerdos nucleares con Pyongyang. El funcionario aseguró estar preocupado, pero en ningún momento cerró las puertas al diálogo. Con Bolton eso no era así.
“Estamos siguiendo la situación muy de cerca, pero la realidad es preocupante”, declaró O’Brien. “Con todo, queremos reiterar que los canales de comunicación siguen abiertos y los estamos empleando para garantizar que el líder norcoreano cumple con su compromiso de desnuclearizarse”.
Mientras otros negociaban John Bolton se opuso a cualquier tipo de contacto con Maduro
Otra prueba del compromiso de O’Brien con Venezuela es su presencia en la reunión que a mediados de diciembre mantuvo el mandatario de Paraguay, Mario Abdo, con Trump en la Casa Blanca. Allí también estaba el canciller, Mike Pompeo. Y como confirmó el presidente de EEUU ante los medios, uno de los temas de la reunión fue Venezuela.
El reportaje publicado este domingo por The Washington Post (el cual revela una llamada entre el abogado de Trump, Rudy Giuliani, y Nicolás Maduro, a espaldas de la Casa Blanca) aporta datos que permiten entender cómo funcionaba la Administración Trump en tiempos de Bolton.
En primer lugar, desde el Consejo de Seguridad Nacional no querían saber nada de negociaciones con Maduro. Daba igual si eran facilitadas por Noruega, o por el abogado de Trump. En segundo lugar, el reportaje habla del “conflicto burocrático” en la Casa Blanca entre el equipo de Bolton y el de Mike Pompeo a la hora de abordar la situación en Venezuela. Por lo menos ahora el canciller y el asesor de Seguridad Nacional parecen alineados.