Daniel Gómez (ALN).- El presidente de México amplió el presupuesto de Pemex en 5.538 millones de dólares. Si bien estas dotaciones, según BBVA Research, “servirán de ayuda por un tiempo”, no atajan las dos crisis de la petrolera: el excesivo endeudamiento y la baja producción. O las resuelve, o Andrés Manuel López Obrador tendrá “un reto importante” en 2020. A partir de ese año deberá hacer frente a importantes vencimientos de deuda.
Más inversión. Más producción. Deuda cero. Estos tres puntos conforman el plan de rescate de la petrolera estatal Pemex propuesto por Andrés Manuel López Obrador, presidente de México. Un plan al que BBVA Research no le augura buen futuro.
Según el equipo de investigación del banco más importante de México estas medidas “son insuficientes para resolver los dos grandes problemas de Pemex: el excesivo endeudamiento y el declive de la producción petrolera”.
López Obrador promete austeridad. “Más apoyo” por parte del Estado a una empresa que califica como “maltratada”. Más apoyo que se traducirá en una inversión extra de 5.538 millones de dólares. Dinero que vendrá de una inyección de capital, dotaciones para mejorar los pasivos laborables y una rebaja tributaria de hasta 778 millones.
Esto permitirá que Pemex no siga endeudándose (tiene más de 100.000 millones de dólares de deuda) y que el gobierno de López Obrador sea el primero en 10 años que no incremente el saldo negativo de la petrolera.
Un horizonte complicado
Sobre el papel parece un anuncio positivo. Nada de endeudamiento y un mayor apoyo estatal. “Servirá de ayuda por un tiempo”, admite BBVA. ¿Cuál es el problema? El problema está en el futuro. En los vencimientos de deuda previstos para el periodo 2020-23.
Esto, según BBVA, representará “un reto importante” para que los bonos de Pemex se mantengan en el “grado de inversión” (seguridad de inversión), y no caigan hacia el lado especulativo.
López Obrador promete austeridad. “Más apoyo” por parte del Estado a una empresa que califica como “maltratada”. Más apoyo que se traducirá en una inversión extra de 5.538 millones de dólares
“El perfil de vencimientos de deuda para 2020-23 representará un reto importante para mantener la calificación crediticia de Pemex en el grado de inversión. Para ello, tanto el gobierno federal como la empresa petrolera tendrán que lidiar eficazmente con el manejo de dicho perfil de vencimientos. Prevemos que estos relativos grandes montos de vencimientos afectarán el crecimiento de los recursos destinados a inversión”.
Si bien el gobierno anunció fondos extra para Pemex, BBVA insiste en que son insuficientes. El banco recuerda que, en México, “la era del petróleo fácil llegó a su fin”.
¿Qué significa esto? Que extraer crudo en el país requiere de grandes inversiones. De procesos complejos a los que Pemex, carcomida por la corrupción, necesitada de una renovación, no puede hacer frente por sí sola. Menos aún cuando su presupuesto es de poco más de 14.300 millones de dólares en 2019. Un monto que, según BBVA, debería duplicarse.
“Para estabilizar la producción petrolera y eventualmente incrementarla, la inversión aprobada tendría que duplicarse y canalizarse predominantemente a actividades de exploración y producción. Pero dada la fuerte limitación de Pemex a seguir endeudándose, los recursos adicionales para inversión en dichas actividades tendrían que provenir de recursos del presupuesto público”, explica el banco.
Soluciones a largo plazo
He aquí la encrucijada. Si todo ese dinero que falta viene del erario público, la calificación crediticia caería a especulativa. “Se dispararían las ventas automáticas de bonos de esta empresa por parte de administradores de fondos de inversión cuyas reglas exigen mantener en su portafolio solamente bonos con grado de inversión”.
Esto no es sólo un riesgo financiero para Pemex, sino que también lo es para la economía de México. Como solución, BBVA propone una reducción mayor de impuestos para Pemex. También que la petrolera arrende o establezca alianzas con otras petroleras.
Esto último es lo que venía haciendo el gobierno de Enrique Peña Nieto. Cuando liberó los hidrocarburos en 2013, abrió el sector energético a la inversión privada tras casi ocho décadas de monopolio Pemex, y también cerró contratos de colaboración con otras empresas extranjeras.
Ya se sabe que López Obrador rechaza de pleno el plan de Peña Nieto. Lo considera “una farsa”. No obstante, esas alianzas con grupos extranjeros, los farmouts, como se conocen en la industria, suponen una solución de futuro para Pemex. Así lo piensa BBVA.
“La empresa tiene la opción de promover el instrumento de los farmouts para compartir tanto el riesgo exploratorio como los recursos destinados a inversión. Adicionalmente, el mayor uso de este instrumento reduciría la carga fiscal en el mediano plazo por la mayor deducibilidad de costos que implicaría”.