Redacción (ALN).- El ministro de Defensa de Colombia, Carlos Holmes Trujillo, dijo que “es fundamental” retomar las fumigaciones de glifosato sobre los campos de coca para fomentar la inversión en el país y beneficiar a los campesinos. “Sin duda la aspersión con precisión es la manera más efectiva de mitigar el efecto de esta problemática que alimenta las finanzas de las redes del narcotráfico, generando destrucción del ecosistema y violencia”, agregó el ministro de Justicia, Wilson Ruiz.
En Colombia el glifosato vuelve a estar en el centro de la polémica. Las fumigaciones con este herbicida, declarado tóxico por la Organización Mundial de la Salud, fueron suspendidas por el gobierno de Juan Manuel Santos en 2015 en una decisión más política que sanitaria. En ese momento, Santos negociaba la paz con las FARC, y se sabe que buena parte de los ingresos de la guerrilla vienen del narcotráfico, concretamente del tráfico de cocaína. Y la erradicación de los cultivos de coca era el motivo por el cual el gobierno colombiano utilizaba el glifosato.
Ahora el Ejecutivo de Iván Duque quiere recuperar las fumigaciones. ¿Por qué? Por un tema económico y de seguridad.
“Colombia necesita asperjar, reducir rápidamente los cultivos ilícitos porque de esa manera estaríamos acabando con la gasolina que termina convertida en recursos para los que cometen masacres y asesinan líderes sociales”, dijo en una reciente entrevista con Reuters el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo.
“Es fundamental que lo hagamos porque necesitamos crear condiciones para que haya inversión, inversión grande, inversión de proyectos sostenibles y rentables para los campesinos colombianos”, agregó.
Los campesinos colombianos a los que se refiere Trujillo son los mismos que se vieron afectados por las fumigaciones de glifosato en el pasado. A muchos les caía este producto químico encima, sin avisar, y veían cómo poco a poco se les quemaba la piel y les ardían los ojos. También les afectaba en lo económico. El glifosato no sólo arrasaba con las hojas de coca, sino con otros cultivos como los plátanos, el maíz y la yuca. Por este motivo el ministro insistió en que las aspersiones serán retomadas “con todas las seguridades en materia de salud y de medio ambiente”.
En otra reciente entrevista, Wilson Ruiz, ministro de Justicia, insistió en que las fumigaciones “no son un capricho del gobierno”.
“Los informes de la ONU sobre drogas ilícitas y los reportes de autoridades nacionales indican que desde que se suspendió la aspersión aérea se incrementaron las áreas con cultivos de coca. Sin duda la aspersión con precisión es la manera más efectiva de mitigar el efecto de esta problemática que alimenta las finanzas de las redes del narcotráfico, generando destrucción del ecosistema y violencia”, dijo Ruiz al diario El Tiempo.
Para que el gobierno de Iván Duque pueda retomar las fumigaciones tiene que garantizar la seguridad de los procesos, tal como exige la Corte Constitucional. “Ya se elaboró un proyecto para ese fin que incluye el Plan de Manejo Ambiental, y esperamos la certificación de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales”, confirmó el ministro de Justicia.
Cabe recordar que cuando Colombia suspendió las fumigaciones hace cinco años, las plantaciones de hoja de coca llegaron hasta las 171.000 hectáreas en 2017, el mayor nivel desde el año 2000, según mediciones de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito. Desde entonces se han ido reduciendo con las políticas de erradicación manual, que han provocado que al cierre de 2019 la agencia de la ONU registrara 154.000 hectáreas de cultivos de hoja de coca y una producción potencial de cocaína de 1.137 toneladas métricas.