Redacción (ALN).- Desde el Neolítico hasta la actualidad el trabajador dedica una hora de su tiempo a desplazarse diariamente al trabajo. Pero con la pandemia muchos empleos se han comenzado a realizar de forma telemática. Si esa hora perdida para ir a la oficina se empleara de forma eficiente, la productividad aumentaría 13%, apunta el blog del Foro Económico Mundial.
Un empleo normal consta de 38 horas semanales. A esto hay que sumarle una hora de desplazamiento. Una hora porque, según la Ley de Marcheti, es el tiempo que desde el Neolítico hasta la actualidad ha dedicado el hombre para desplazarse desde su casa hasta el lugar de trabajo. De ahí que el economista australiano John Quiggin, profesor de la Universidad de Queensland, haga la siguiente reflexión: “Si trabajar desde casa eliminara una hora de desplazamiento, sin cambiar el tiempo dedicado al trabajo o reducir la producción, el resultado sería equivalente a un aumento del 13% en la productividad”.
El planteamiento de Quiggin aparece publicado en el blog del Foro Económico Mundial. Su reflexión no es ninguna quimera porque con la pandemia, la mayoría de los trabajos han comenzado a realizarse de forma telemática. En muchos casos, la adaptación ha sido sencilla, y la prueba es que muchas empresas han podido rendir de la misma forma en la que lo hacían antes. Gigantes como Twitter, Facebook y Google ya asumen el teletrabajo como una opción más que válida.
¿Pero de dónde saca que aumentará la productividad un 13%?
Quiggin considera que la normalización del teletrabajo puede ser una reforma microeconómica clave para aumentar la productividad. Y lo plantea usando como ejemplo otras reformas microeconómicas destinadas a ahorrar tiempo implementadas en Australia hace 30 años.
“Echemos un vistazo a las reformas microeconómicas radicales de la década de 1990, incluidas la privatización, la desregulación y la política nacional de competencia. En 1995, el principal defensor de estas reformas, la Comisión de Productividad, entonces llamada Comisión de Industria, estimó que aumentarían la renta nacional en un 5,5%. En retrospectiva, esa estimación parece haber sido demasiado optimista. Aunque hubo un aumento en el crecimiento medido de la productividad a mediados de la década de 1990, el aumento total en relación con la tendencia a largo plazo fue menos de 1 punto porcentual por año por encima de lo normal. El bajo crecimiento de la productividad desde entonces ha revertido esas ganancias. Aun así, esas reformas fueron, y en gran medida todavía son, consideradas como un factor crucial para la prosperidad económica”, dijo Quiggin.
Para este economista, si los trabajadores saben invertir bien su hora de trabajo, mejorarían 13% su rendimiento. Y esta mejora individual se traduciría en un incremento global del 6,5%.
“Parece probable que al menos parte de este tiempo lo dediquen a las tareas del hogar, especialmente en la medida en que los trabajadores tuvieron que hacerse cargo del cuidado de los niños y la educación en el hogar durante el período de cierre. Y, además de ahorrar tiempo en los desplazamientos, los trabajadores también ahorran los costes monetarios de los desplazamientos y al menos parte del tiempo dedicado a prepararse para el trabajo”, dijo el economista. “Y una mejora del 6,5% sería un gran beneficio. Bastarían unos pocos años para compensar los costos económicos del confinamiento y muchos otros impactos de la pandemia”.