Redacción (ALN).- A finales de enero pasado el mandatario chavista Nicolás Maduro se anotó lo que parecía un sonoro triunfo al recibir en el Palacio de Miraflores a Richard Grenell, el enviado especial del presidente estadounidense, Donald Trump, para Venezuela.
Una imagen del encuentro muestra al jefe de la Asamblea Nacional y cercano aliado de Maduro, Jorge Rodríguez, esbozar una enorme sonrisa al atestiguar el encuentro.
No era para menos, después de años de tirantes relaciones, parecía que Estados Unidos al fin aceptaría a Maduro, que gobierna en Venezuela desde hace más de una década en medio de acusaciones de violaciones a los derechos humanos.
Pero el entendimiento entre el chavismo y Estados Unidos duró apenas semanas después de que Trump, que disfruta de una segunda estadía en la Casa Blanca, suspendiera la licencia de operaciones a la petrolera Chevron en Venezuela y Maduro respondiera cancelando el programa para repatriar a miles de migrantes venezolanos en el país del norte.
Pero ¿Por qué duró tan poco el entendimiento entre el chavismo y Estados Unidos?
Para el analista político Yván Piquel, la relación entre Maduro y Trump “estaba destinada al fracaso de un modo u otro” en vista de las “bases frágiles” que la sustentaban. “A Trump solo le interesa sacar a los inmigrantes venezolanos que están en EE.UU., asunto que a Maduro no le interesa ni le conviene”, dijo el experto a Crónica Uno.
De acuerdo con Piquel, Maduro no deseaba la permanencia del acuerdo en el tiempo porque entendía que el retorno de miles de venezolanos que salieron del país para huir de la crisis le generaría tendría «problemas importantes que resolver a lo interno”.
“Entre otras cosas porque el sistema de seguridad social y asistencia pública está destruido, y quienes retornan no son ciudadanos con capacidad económicas importantes para solventar una eventual adaptación a una vida en Venezuela”, añadió.
¿Qué buscaba el chavismo?
Piquel también dijo que a Maduro le interesaba un acuerdo temporal con Trump para “ganar tiempo” y “deslegitimar a la oposición” venezolana, que mantiene activas sus denuncias de un supuesto fraude en las elecciones del 28 de julio de 2024, en las que el Consejo Nacional Electoral proclamó a Maduro como ganador para un tercer sexenio consecutivo sin mostrar las actas que certificaran su triunfo.
Bajo esta línea, afirmó Piquel, Maduro intentó vender entre los venezolanos “la idea de que a Trump le interesa más entenderse con la administración chavista que entenderse con la oposición” venezolana, que lidera la dirigente liberal María Corina Machado.
“Esa operación psicológica tuvo un importante impacto en la población, que esperaba de Trump una posición más agresiva ante el chavismo. Hoy, incluso, ni siquiera se habla del 28 de julio en los pasillos de la Casa Blanca y eso solo aumenta la narrativa del chavismo en la cual aseguran que ganaron el 28 de julio y que la oposición miente”, prosiguió el experto.
Una relación que podría evolucionar
Pese a los actuales desencuentros, Piquel cree que es posible que ambos bandos retomen una relación de mínimos en el futuro.
“Pero con un enfoque más activo por parte de Estados Unidos, que espera que Maduro sea más eficiente en la repatriación de los venezolanos”, dijo.
Eso sí, el camino estará lleno “de hostilidades”, puesto que ambos gobiernos intentarán aumentar la presión para “forzar” mejores condiciones ante una posible negociación.
En esta nueva negociación que se avizora en el horizonte, Trump buscará “obtener un éxito que presentar a los estadounidenses”, mientras que el chavismo perseguirá “la tan anhelada eliminación del decreto Obama, que es la base del sistema de sanciones económicas” contra el país.
“El problema es que EE.UU. no está dispuesto a eliminar el decreto Obama y Venezuela no está dispuesta a traer a los venezolanos, entonces lo que veremos es un choque entre ambas posiciones”, añadió.
En tanto que el diputado y experto Aníbal Sánchez, prevé “un nuevo capítulo de licencias petroleras” para Venezuela que incluso otorgue “mayor beneficio para los actores”.
Pero esto dependerá, explicó a Crónica Uno, de los acuerdos internos que pueda alcanzar Trump en la política de su país, uno de los mayores consumidores de petróleo pesado del mundo.
Justo el tipo de petróleo que abunda en el subsuelo de Venezuela y que el mandatario estadounidense ha dicho que su país no necesita.
Tomada de CU.
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