Daniel Gómez (ALN).- A Nicolás Maduro le interesa “una confrontación que le permita cerrar las brechas existentes tanto en la Fuerza Armada como dentro del propio movimiento chavista”. Eso dice en entrevista con ALnavío Carlos Malamud, investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano y catedrático de Historia de América de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.
Para Estados Unidos la intervención militar en Venezuela es una opción. Pero no la primera opción. De momento explora la vía diplomática, y hasta que no se agote, no recurrirá a las armas. Esta es la postura de Washington, reafirmada por el vicepresidente, Mike Pence, este lunes ante el Grupo de Lima en Bogotá.
Hay quienes piensan que con este discurso se agitan los tambores de guerra, pero hasta la fecha el único que ha disparado términos bélicos es el régimen chavista. Es Nicolás Maduro quien compara a Venezuela con Vietnam. Quien dice estar preparado para la guerra. Quien posa en redes sociales con tanques y militares.
Quizá por todo ello, Carlos Malamud, investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano, diga que es Maduro quien “busca algún tipo de confrontación”.
Malamud, también catedrático de Historia de América en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, conversó con ALnavío sobre la posible intervención militar en Venezuela, y también sobre la situación que atraviesa el país. “Tan incierta” como antes.
Incierta porque el presidente encargado, Juan Guaidó, está fuera del país. Porque el régimen de Maduro se aferra al poder. Porque la resolución del conflicto no tiene fin. Y porque la hoja de ruta de Guaidó -después de lo que pasó el sábado en Cúcuta, con los militares de Maduro impidiendo el paso de alimentos en la frontera, quemando los camiones de ayuda humanitaria, y reprimiendo con perdigones a los voluntarios- sigue sin estar clara.
– ¿Qué ha cambiado en Venezuela tras lo ocurrido el sábado?
– Está claro que la situación sigue siendo tan incierta y tan inestable como antes del fin de semana. Evidentemente, se ha agregado una dosis importante de dramatismo. Pero el desenlace sigue siendo de difícil pronóstico, tanto en su duración como en la forma en la que se va a producir.
– ¿Perdió fuerza el movimiento de Guaidó tras lo ocurrido el sábado?
– No debe ser vivido como un gran fracaso. Habrá que ver los próximos movimientos. Y en qué medida puede responder con más presión internacional.
– ¿Es el momento de una intervención militar?
– Va a depender mucho de la evolución de la coyuntura. De en qué medida el régimen podrá actuar con normalidad en relación con lo que pasa adentro. Si la represión se desborda, si las violaciones más fundamentales continúan, si el desabastecimiento persiste, reforzará las posiciones de aquellos sectores partidarios de una intervención armada. Si el Gobierno cambia su actitud, y tiene una postura mucho más razonable, las opciones de los sectores más militaristas disminuyen. Viendo la reacción de algunos líderes chavistas el pasado fin de semana, el discurso que se ha terminado de imponer es el más duro.
– ¿Le interesa al régimen un conflicto?
– Es evidente que lo que busca Maduro es algún tipo de confrontación. No demasiado intensa, eso sí. Pero sí busca algún tipo de confrontación, como la respuesta violenta por parte de algún vecino en Latinoamérica. Una confrontación que le permita cerrar las brechas existentes tanto en la Fuerza Armada como dentro del propio movimiento chavista.
– ¿La UE se equivoca al plantear diálogo con el régimen?
– No es sólo Europa la que busca el diálogo. El propio Grupo de Lima tiene una postura semejante. La apuesta por el diálogo es preferible a la solución armada. El diálogo con Maduro en el gobierno es prácticamente imposible, pero esto es lo que está en juego. Habrá que ver cómo se maneja esta situación.
– ¿Cómo afecta que Juan Guaidó esté fuera del país?
– No es lo mismo ejercer el liderazgo en el exilio que desde dentro. Es evidente que si regresa es a costa de perder su libertad, e incluso de exponer su vida. La situación y el desafío son grandes. Él dijo que va a volver. Recuerden que también tenía prohibido salir del país y salió. Sin embargo, está claro que si hasta ahora el gobierno de Maduro no lo había detenido era porque los costos de detenerlo eran mayores que en este momento.
– ¿Qué tiene que hacer Guaidó ahora?
– Mantener viva la movilización es fundamental. Sobre todo, en un momento en que ha quedado demostrado que la resolución del problema es más complicada de lo que parecía. Ya vemos que esto no es cuestión de soplar y hacer botellas.