Zenaida Amador (ALN).- El colapso de su industria petrolera sobrepasa las fronteras de Venezuela y mientras algunos países tratan de ganar los espacios que ha perdido PDVSA, otros padecen con fuerza los coletazos de la crisis venezolana.
En 1999 la producción petrolera de Venezuela era de 3,5 millones de barriles diarios, en la actualidad ronda los 800.000 barriles. El desmantelamiento de Petróleos de Venezuela, PDVSA, tras dos décadas de desmanes en favor del proyecto político que Nicolás Maduro intenta seguir imponiendo, ha tenido un costo altísimo para la economía venezolana, que suma seis años de recesión, y ha colocado a la nación en una crisis humanitaria. Pero el colapso de PDVSA -la principal industria del país- va más allá.
Sin mencionar los reacomodos a los que obliga a las petroleras transnacionales que hacen negocios en territorio venezolano, ni los pactos que negocia con algunos aliados estratégicos para evadir las sanciones internacionales impuestas por Washington, ni los cambios que ha estimulado en el mercado petrolero mundial, la debacle de PDVSA golpea de forma particular a algunas naciones mientras favorece a otras que han buscado sus oportunidades en medio de la coyuntura.
A continuación, algunos de estos casos.
Haití:
Arrasado por la pobreza y sus propios conflictos, el país resiente la falta de electricidad. Es uno más de los males originados por el racionamiento de combustible debido a los menores suministros petroleros. Venezuela llegó a suministrar 14.000 barriles diarios de hidrocarburos con facilidades, que incluían el pago de 40% de la factura a 25 años con 1% de interés, pero el flujo se vino a pique en la medida en que la producción petrolera venezolana colapsó.
Además, la forma como las autoridades haitianas manejaron los acuerdos energéticos en el marco de Petrocaribe, aprovechando la laxitud de estos y la opacidad que ha acompañado las operaciones desde su fundación en 2005, se tradujeron en la malversación de cerca de 2.000 millones de dólares, fuertes protestas populares e inestabilidad política.
Nicaragua:
Los recursos que Nicaragua obtuvo del acuerdo de cooperación suscrito con Venezuela experimentaron una contracción de 73% entre 2017 y 2018. Sin la ayuda venezolana y en medio de una crisis política y social compleja se espera que el PIB caiga 5% en 2019, en lo que sería su segundo año continuo de contracción económica.
Cuba:
Cuba también tuvo que aplicar medidas de racionamiento eléctrico, entre otras, tras la disminución de los envíos petroleros venezolanos, que representan cerca de 20% del PIB. La sinergia política del régimen de Nicolás Maduro con La Habana ha hecho que se sacrifique al resto de los antiguos aliados con tal de garantizar un mejor flujo de despachos petroleros a ese país, aun con las sanciones impuestas por Estados Unidos.
Belice:
Belice, otro beneficiario de Petrocaribe, decidió aprovechar la coyuntura de las sanciones internacionales para dilatar los pagos pendientes por los despachos petroleros que montan cerca de 500 millones de dólares.
Aruba:
Citgo, filial de PDVSA, y las autoridades de Aruba habían suscrito en 2016 un contrato para renovar la refinería de Aruba que lleva años paralizada. Aunque se tenía en agenda la remodelación estimada en 685 millones de dólares, la petrolera venezolana congeló el proyecto tras el recrudecimiento de las sanciones internacionales. La primera ministra de Aruba, Evelyn Wever-Croes, dijo hace tres semanas que “muy probablemente nosotros no seguiremos con Citgo, pero se está evaluando cómo se puede salir del contrato sin ningún problema”. Las opciones para Aruba son continuar trabajando con Citgo, negociar el fin del contrato o usar el lugar para una actividad diferente.
Curazao:
Refinería Isla Curaçao B.V. lleva más de un año sufriendo con severidad los embates de la crisis venezolana, al punto de que las autoridades locales buscan un nuevo operador para reemplazar a PDVSA.
Según un reporte de Platts, la refinería estaría por declararse en fuerza mayor y quiebra. Está totalmente paralizada. Las opciones que están sobre la mesa serían que PDVSA despache unos 3 millones de barriles de crudo para generar flujo de caja que permita cubrir gastos o poner 60 millones de dólares para cumplir con sus obligaciones contractuales. Sin embargo, todo apunta a que esto no pasará, bien porque PDVSA no podrá cumplirlo o porque les dé prioridad a otros temas en agenda. El cese del arrendamiento de la refinería se perfila como el escenario más probable.
Maduro desafía a EEUU y le envía más petróleo a Cuba
Jamaica:
Aunque el gobierno interino de Juan Guaidó ha hecho esfuerzos por preservar activos de la nación en el exterior, esta semana el gobierno de Jamaica informó que tomó el control del 49% de la participación accionaria que PDVSA tenía en la refinería Petrojam con base en una decisión parlamentaria dictada en febrero pasado.
En febrero de 2018 esa participación se estimó en 280 millones de dólares, el retraso en la modernización de la refinería -diferencia central entre las autoridades de Jamaica y PDVSA- pudo haber afectado ese valor. En todo caso, los fondos para el pago de las acciones se colocaron en una cuenta en garantía a la espera de que la situación se clarifique dada la ilegitimidad del régimen de Nicolás Maduro.
Argentina:
Medios argentinos llevan años describiendo el proceso de desmantelamiento de lo que fue el sueño de Hugo Chávez en ese país: una poderosa red de venta de gasoil, naftas, GNC y lubricantes al parque automotor, sector agrícola e industrial a través de la Petrolera del Conosur S.A. (PdvSur), que dio sus primeros pasos en 2005. Se suponía que el proyecto tendría un impacto económico importante en Argentina, pero su debilidad estructural -dependencia de Venezuela- lo hizo fracasar. Recientemente se informó sobre la inminente quiebra de la empresa tras demandar de PDVSA inyecciones de recursos que en el contexto actual es imposible que le suministre. Las pérdidas reportadas en 2018 ascendieron a 203 millones de dólares.
Colombia:
En los últimos 10 años la industria petrolera de Colombia se ha robustecido. Algunos atribuyen este proceso a la incorporación de personal venezolano altamente calificado que fue despedido de PDVSA por Chávez en 2002. El bombeo avanza hacia un millón de barriles por día, mientras que el de Venezuela se desploma y varias proyecciones la colocan por debajo de 700.000 barriles por día al cierre de 2019.