Leticia Núñez (ALN).- El ministro peruano de Relaciones Exteriores, Ricardo Luna Mendoza, defiende en Madrid que Canadá “podría jugar un rol central” en la crisis venezolana, que calificó de “tenebrosa”. En su opinión, Justin Trudeau sería la opción más compatible para ejercer como mediador.
El ministro de Relaciones Exteriores de Perú, Ricardo Luna Mendoza, sugirió este lunes que el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, actúe de “mediador” en la crisis política, económica y social que vive Venezuela, que tachó de “tenebrosa”. Luna hizo esta propuesta en el foro “El Perú del futuro”, organizado por el periódico El País con motivo de la visita oficial del presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, a Madrid.
Poco antes, el mandatario de Perú había planteado un arbitraje “de tres países amigos de la democracia y otros tres países del otro lado, de los restos del Alba”. Ambas partes nombrarían tanto a unos asesores como a un presidente para buscar un entendimiento y dar pie a una transición. Pues bien, el ministro Luna dio un paso más y propuso el nombre del líder canadiense. “Sería un mediador, no un facilitador, y esa figura tendría que ser alguien como Trudeau”, dijo.
Asimismo, defendió que “en este caos, Canadá podría jugar un rol central”, puesto que “las dos potencias con influencia práctica en Venezuela, Estados Unidos y Cuba, no están en condiciones de ejercer esa presión”. Precisamente, Trudeau se reunió el pasado 16 de mayo con Lilian Tintori, la esposa del preso político venezolano Leopoldo López, en prisión desde febrero de 2014. Tras el encuentro solicitó al Gobierno de Venezuela que “libere a los presos”.
Además, tanto la representante de Canadá en la Organización de Estados Americanos (OEA), Jennifer Loten, como la canciller canadiense, Chrystia Freeland, pidieron diálogo entre Gobierno y oposición y exigieron al Ejecutivo de Nicolás Maduro “restablecer el orden constitucional”. Freeland también mostró su preocupación por la decisión del presidente venezolano de convocar una Asamblea Constituyente, puesto que, en su opinión, “profundizaría aún más la crisis”.
Finalmente, Luna recordó que la próxima semana se celebrará una nueva reunión de la OEA y esperan que “una importante parte de los países del Caribe se pliegue a los partidarios de buscar una solución”. “Estamos interesados en resolver las cosas”, añadió el canciller peruano, que reconoció que ya se percibe “un distanciamiento” de países del Alba [la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América de la que forman parte Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, entre otros] respecto al Gobierno de Venezuela. “Pero esto es una aproximación en un enigma, en un proceso en el que nadie habla con nadie”, zanjó al respecto.
“Las dos potencias con influencia práctica en Venezuela, EEUU y Cuba, no están en condiciones de ejercer esa presión”
Por su parte, el secretario español de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Fernando García Casas, que también intervino en el foro, recordó que hay 200.000 hispano-venezolanos por quienes se preocupa España.
Aseguró que España pide “el final del derramamiento de sangre, que se resuelva la crisis humanitaria y se celebren elecciones libres”. García Casas subrayó que al Gobierno español le interesa “no responder a provocaciones” procedentes de Caracas.
El pasado 13 de mayo, Maduro llamó “cobarde” al presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, por permitir una supuesta “agresión” al embajador venezolano en Madrid, Mario Isea. El incidente al que se refería Maduro fue una manifestación que se produjo ante la embajada venezolana en la capital española para protestar por las violaciones de derechos humanos. La concentración estaba autorizada hasta las ocho de la tarde, pero los manifestantes no se disolvieron, por lo que la policía recomendó a Isea que permaneciera en el interior del inmueble para evitar incidentes. Algo que aprovechó Maduro para pedir al rey Felipe VI que promoviera una investigación sobre “la agresión”. Frente a tales “provocaciones”, España prefiere ser un “socio fiable” para encontrar una solución al conflicto, según García Casas.