(EFE).- El bullicio de las personas y maquinarias limpiando las calles arrasadas por el deslave en Las Tejerías, en la zona central de Venezuela, poco se escuchaba en el cementerio, en la parte alta de esta localidad, donde este viernes Armando Monsalve terminaba la tumba de su hija, una de las, al menos, 50 personas fallecidas.
Con una pala, echaba cemento donde, tres días antes, había enterrado a Yaneiri Monsalve, una mujer de 31 años que se dedicaba a vender sandalias con su tía en el mercado del pueblo, hasta que el sábado pasado el desbordamiento de una quebrada por las intensas lluvias acabó prácticamente con el sector, el mismo en el que centenares de familias perdieron parcial o completamente sus viviendas.
«Duramos días buscándola, gracias a Dios la conseguimos, la enterramos y ahorita le vamos a hacer el trabajito que nos faltó porque estábamos demasiado agotados y el material (el cemento) no llegó por el movimiento de carros, y entonces no le pudimos hacer el trabajo completo. Pero hoy sí, gracias a Dios, le vamos a terminar su trabajo», dijo Monsalve a EFE.
Abajo, en el corazón de Las Tejerías, los vecinos, funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB, policía militarizada) y trabajadores del Ministerio de Obras Públicas, montados en maquinarias, continuaban con las labores de limpieza de las calles, casas y comercios.
Entre estos trabajos, bomberos y funcionarios de Protección Civil continuaban la búsqueda de los 11 desaparecidos, mientras que voluntarios de la Cruz Roja y paramédicos prestaban servicios de salud a lesionados y enfermos.
Además, según declaró el ministro de Interior, Remigio Ceballos, al canal estatal Venezolana de Televisión (VTV), logró reactivar en un 65 % el sistema de suministro de agua potable en la zona.
SIN ESPERANZAS
Pese a las promesas gubernamentales de recuperar Las Tejerías, María del Carmen Herrera, tras 60 años viviendo en la localidad, está decidida a mudarse.
«Yo de aquí salgo, yo no vivo más acá. Mucho dolor, mucha tristeza, (…) perdí también la casa materna que me quedaba al frente. Perdí todo», expresó a EFE.
Desde el día después de la tragedia, tras asimilar los daños, ha tratado de recuperar lo poco que le queda para luego mudarse a otro lugar.
«Pérdida total, (…) fallecieron vecinos, amigos acá. Esto es inédito, esto nunca había pasado en los años que hemos vivido aquí, algo que nadie lo tiene en la memoria (…) el Gobierno no ha dicho nada, pero creo que esto no tiene arreglo. Esto se fue, los que quedamos vivos, bueno, con la mala experiencia, pero no podemos hacer más nada», agregó.
LA AYUDA
Por otra parte, este viernes Las Tejerías recibió a funcionarios de la Organización de Naciones Unidas (ONU), quienes ofrecieron toda la ayuda posible y de manera inmediata para atender los daños y a las víctimas del deslave.
«Estamos disponibles para movilizar todo lo que tenemos inmediatamente y colocarlo a disposición de las autoridades», dijo frente a periodistas Abubacar Sultán, representante de Unicef en Venezuela, durante un recorrido por la localidad, ubicada a unos 70 kilómetros de Caracas.
El funcionario, que visitó la zona junto a otros representantes de la ONU, explicó que todas las agencias de Naciones Unidas en el país seguirán apoyando a las autoridades, desde el punto de vista técnico y, especialmente, en la atención a este poblado, declarado por el Ejecutivo como zona de catástrofe y desastre natural.