Redacción (ALN).- «Me dispararon con un arma de fuego». Así de simple, y al mismo tiempo crudo, inicia Freylan Eliézer Álvarez el relato del suceso que le truncó los sueños en su natal Mérida, cuando se transformó en una de las decenas de víctimas que dejaron las protestas de 2017 en Venezuela.
«El destino cambio para mí de una manera abrupta, aún lo cuento y no sé cómo pude sobrevivir ante semejante hecho», agrega luego, tras caer en cuenta que su herida fue tan grave que sus allegados creen que sigue vivo gracias a la intervención divina.
Más de un lustro después, Freylan vive con las secuelas de una herida que casi lo deja ciego y que le hizo tomar una decisión que nunca pensó tomaría: dejar Venezuela en medio de la decepción por el abandono de los políticos a las víctimas.
– ¿Qué recuerdas de ese día?
«Todo comenzó cuando en otro día más de protestas, salimos desde la Universidad de los Andes y nos reunimos en la facultad de Humanidades y Educación que queda por la Avenida Las Américas, salimos en dirección al centro de la ciudad de Mérida, donde se encuentra la Gobernación del estado Mérida y su gobernador, quien en ese momento era Alexis Ramírez (PSUV) con la finalidad de que escuchara nuestra voz».
– ¿Qué querían decirle al gobernador?
«Le entregaríamos un documento donde estaban nuestras principales quejas, pero aproximadamente a las 6 de la tarde nos habían dicho que ese día la Policía y la Guardia Nacional estaban armadas y su orden era disparar a matar a quien se atreviese a acercarse».
– ¿Y qué pasó?
«A pesar de esta amenaza, mis compañeros estudiantes y yo hicimos caso omiso y seguimos nuestra ruta, pero al faltar 4 cuadras para llegar de repente comienza una ráfaga de tiros, no sabía de dónde venían ni a dónde se dirigían y en cuestión de segundos todo se bloqueó en mi mente».
– ¿Cómo te hirieron?
«Recibí un impacto de bala por arma de fuego. La bala entró por el ojo derecho. En ese momento todo se nubló en mi mente, solo sentía un inmenso dolor y como me iba desvaneciendo poco a poco, de este día no recuerdo mucho producto del shock postraumático que padecí, pero si sé que estaba luchando por mi vida, como podía movía las manos para que se dieran cuenta que aún estaba vivo y necesitaba ayuda inmediata, existe un video. Podía sentir cómo se me iba la vida pero yo seguía luchando por ella, me cuentan y por lo que se ve en el video, me asistieron que de inmediato. Fui auxiliado por bomberos de Mérida y Cruz Roja, siendo trasladado de urgencia al Hospital Universitario de los Andes (IHULA) en estado crítico y de gravedad».
– ¿Cómo cambió tu vida después de la agresión?
«Al principio no asimilaba como perdí un ojo y no volvería tener una visión igual, lloraba, me sentía frustrado. Físicamente quede con secuelas motoras. Todavía las padezco del lado izquierdo del cuerpo».
– ¿Qué sucedió a nivel legal con tu caso y con tu agresor?
«Unos fiscales me buscaron recién desperté de la Unidad de Cuidados Intensivos, me preguntaron sobre mí y sobre ese día, pero no recordaba nada. Estaba recién despierto de la Unidad de Cuidados Intensivos y nunca más supe nada. Mi familia y yo estábamos enfocados a mi recuperación, en lo personal no tenia fuerzas y tiempo para eso. Se lo dejé a Dios».
– ¿Por qué protestabas?
«Antes de ese día Venezuela ya llevabamos 2-3 meses de protestas a nivel nacional, nunca se había visto algo así, ni en las protestas del 2014. Los estados donde estuvo más fuerte fueron los estados con mayor cantidad de estudiantes universitarios, como Mérida. La gran mayoría de personas salíamos para pedir los derechos básicos y de primera necesidad y exigir al Estado mayor calidad de vida».
– Si pudieras volver en el tiempo ¿Irías a esa protesta en la que te atacaron?
«Sí, porque me gustaría ver esa Venezuela de la que hablaban mis abuelos, uno escuchaba que era una potencia. Muchas personas del exterior venían a invertir en la economía y era diferente. A mis 27 años, no he visto ni viví una Venezuela diferente».
Las protestas dejaron muertos y heridos ¿Sientes que a las víctimas las dejaron solas?
«Totalmente. Todas las personas que fuimos víctimas de alguna manera, ya sea física o psicológicamente, nunca recibimos ayuda por parte de alguna figura pública. Pero en lo personal, recibí ayuda de familiares, amistades y conocidos míos, de familiares dentro y fuera de Venezuela, como también de muchos desconocidos».
– Saliste del país ¿Cómo llegaste a esa decisión?
«Gracias a Dios sobreviví a ese atentado y la idea de venirme a Estados Unidos se me ocurrió de una vez, pero a nivel físico no podía movilizarme por mi estado de salud. Durante los primeros 2 años tuve que movilizarme a las afuera de Mérida y someterme a 6 diferentes cirugías en instituciones públicas y privadas, y llevar la recuperación en casa de algunos familiares y en la mía sin salir a la calle, porque un grupo de personas me buscaban y preguntaban por mí. Al pasar el tiempo llego a Colombia, durante la pandemia, pasé allí aproximadamente 2 años y me sometí a 2 cirugías más. Me gustaría hablar de muchas cosas más pero por tema de seguridad mía y de familiares allá en Venezuela prefiero no hablarlas».
– ¿A qué te dedicas ahora?
«Actualmente trabajo un restaurante medio tiempo, ya que se me dificultó conseguir trabajo por la discapacidad del brazo».